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El sueño de la razón

Cura y profesor
21 de Marzo de 2025
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Hace pocos días una noticia nos conmocionó: Belén Cortés, de 35 años, educadora de un Centro de Menores de Badajoz, había sido presuntamente asesinada por tres adolescentes, a los que cuidaba, que se dieron posteriormente a la fuga con el coche de la propia educadora.

Sin ninguna duda, el suceso es escalofriante; una persona dedicada a la educación ha sido asesinada por aquellos mismos chavales a los que protege y cuida. Lógicamente, la familia de Belén y sus compañeros de trabajo están destrozados.

Todo esto, creo, pone de relieve varias cuestiones que no se nos pueden pasar por alto.

Los Centros de menores existen. Tan apenas se habla de ellos, pero existen. Hay en torno a unos 1500 en nuestro país. En los Centros se acoge a chicos y chicas vulnerables, con problemáticas bien diferenciadas: chicos y chicas sin familia, chavales con problemas de drogadicción, menores extranjeros y sin documentos, niños y jóvenes con problemas mentales, menores toxicómanos… una amalgama de situaciones personales que hacen de esos adolescentes personas extremadamente vulnerables y necesitadas de contención, afecto, límites y cercanía.

Lógicamente, el trabajo que los educadores tienen que hacer con este colectivo es extremadamente complicado. A la pluralidad de marginaciones con las que tienen que trabajar, los recursos que tienen son muy limitados. Es, por otra parte, muy difícil, pretender que los mismos recursos (pisos tutelados, por ejemplo) puedan acoger a jóvenes con situaciones y patología tan diferentes.

Es normal que los educadores y educadoras se sientan desprotegidos. Lo cierto es que la Administración no hace demasiado por ellos. El problema de estos chavales es muy grave, cada vez son más numerosos, pero los medios para cuidarlos son escasos y los trabajadores de estos centros se sienten solos y sin protección en muchas ocasiones. Esos trabajadores son héroes de la educación; personas entregadas en situaciones muy difíciles, personas de las que no hay noticias y de las que casi nunca se habla.

Una educadora presuntamente asesinada por adolescentes a los que está cuidando es un toque de atención para todos.

Esos chavales a los que se acusa de asesinato y que han provocado tanto dolor son también víctimas, fundamentalmente, de la falta de amor. Tras de ellos hay familias rotas, drogadicciones, redes sociales canallas y un entorno agresivo que les empuja a la marginalidad y a la soledad. Todos sabemos lo difícil que es la educación, el cuidado y acompañamiento de los adolescentes. Hace falta que familias, escuelas y centros vayan a una… y, aun así, a veces las situaciones parece que nos superan. Cuánto desamparo pueden sufrir adolescentes que han visto el odio en sus padres, la droga en los suyos y el descuido y falta de seguimiento en quienes deberían cuidarles.

Esto es un toque de atención para todos. Uno tiene que preguntarse qué estamos haciendo con la educación. 

  • ¡Cuántas leyes educativas (¡9 en la democracia!) … cuántos desajustes… cuánto enfrentamiento provocado entre escuelas concertadas y públicas, religiosas o laicas…! Cuánto afán por desterrar de la educación asignaturas que abren a la Trascendencia: la ética, la religión, la filosofía… cuánto miedo a educar en valores a nuestros chavales; cuánta burocracia diabólica se han instaurado en los centros educativos quitando tiempo y creatividad de los educadores que ven dificultados los momentos para acercarse al corazón de los jóvenes.
  • ¡Cuánto miedo a los menas, a los chicos y chicas abandonados, a los que ponen en tesituras complicadas que pueden dar credibilidad a sistemas políticos de pretendido carácter humanista!
  • ¡Cuánto enfrentamiento estéril en la clase política, cuanta agresividad, insultos, descalificaciones y malos modos entre políticos de signos contrarios que deberían ser ejemplo de tolerancia y convivencia entre distintos! ¡cuántos casos de corrupción, cuánto robo usando los privilegios de los puestos que la Administración les otorga a algunos, cuántos ladrones y mentirosos que han tenido sus púlpitos televisivos y se han enriquecido con prevaricaciones y trucos! Cuántos referentes políticos religiosos, deportivos, artísticos no dan ningún ejemplo educativo a nuestros jóvenes.
  • ¡Cuántos líderes de audiencias televisivas que hacen broma con las drogas, con la infidelidad, con la falta de amor de los entrevistados y famosos!
  • ¡Cuánta sinrazón!

En un tiempo convulso de la historia de España Goya dibujo un grabado en la serie “Los caprichos”, lo tituló “El sueño de la razón produce monstruos”.

Y así es, hemos puesto a dormir a la razón, la hemos relegado de nuestras relaciones y ha quedado en un estado soporífero. Los monstruos van apareciendo por doquier, no son fruto de la casualidad, son producidos por nuestro letargo.

La educadora Belén ha sido víctima del sueño de la razón, de la locura de chavales que a su vez son víctimas de una sociedad que ensalza el odio y la riqueza mientras se despreocupa de la educación y la ternura.

Descansa en paz, Belén. Que tu muerte nos anime a todos a seguir apostando por la educación y a apoyar a los educadores y educadoras que, como tú, trabajan en condiciones muy precarias para aportar luz en las oscuras vidas de chavales a los que se les ha robado el amor.

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