Hubo un tiempo en que me gustaba mucho escuchar la radio, especialmente las noticias. Me gustaba estar al día sobre lo que sucedía en España y en el mundo.
Hoy estoy sintiendo un cierto rechazo. Comprendo que son muchas las horas de emisión y hay que rellenarlas de contenidos. Solo que últimamente la repetición del mismo tema prácticamente cada media hora, llega a cansar y mucho.
Casi todas las noticias se refieren a políticos y de lo que se dicen unos a otros. Cuando hacen así, yo les regalaría un espejo para que, cuando hablan de los otros se vieran reflejados ellos mismos, pues todos miden con distinto rasero según a que partido pertenece quien lo dice.
En este sentido, se ha demonizado a VOX. Ni mucho menos comparto su ideología. No me gusta. Pero tengo que reconocer que me merecen más respeto que algunos otros ya que sus actos no están fuera de la Constitución; ni tienen a nadie (que yo sepa), huido de la justicia; ni tienen a nadie con delitos de terrorismo como sí tienen otros. Y sin embargo, estos otros tienen el visto bueno del Gobierno de España ¡Lo que hay que ver!
Si Sánchez fuera un hombre de Estado que busca el bien de los españoles y no tener tanto apego a la poltrona de la Moncloa, hubiera pactado con Feijóo cuando éste se lo propuso, pero por lo que está demostrado, prefiere poner de rodillas a los españoles que no sean independentistas, antes que renunciar a lo que conviene a ellos mismos.
Lo que no llego a entender es a quién representan los diputados en el Congreso, si a los que les han votado en sus Autonomías o al presidente Sánchez, porque lo que va a favor de los independentistas va en deterioro del resto.
Resulta que el domingo 8 de octubre, convocada por la Sociedad Civil Catalana, hay una concentración o manifestación (llámese como quiera), en contra de la amnistía para los huidos de la justicia. Pues ya han salido a decir que los españoles tenemos catalanofobia. Por mi parte tengo que decir que lo mío es en respuesta a su españolofobia ¿O no es lo lógico?