Todo es economía

Miembro de la Asociación Española de Derecho y Economía
02 de Junio de 2024
José Torres Remírez.

La economía no es lo más importante de la vida. Sin embargo, hay que tener en cuenta que es un factor que permite la consecución de nuestros objetivos vitales. Quien no quiera verlo, no es un idealista, es un ciego que o se quiere engañar o quiere engañar a alguien.

De un tiempo a esta parte, ciertos políticos o movimientos sociales están hablando de ideas destructivas de la economía. Argumentan que la felicidad no reside en la riqueza, sino en intangibles. Con esa arma se permiten legislar sobre mil aspectos que empobrecen a los españoles. Y por mucho que se empobrezcan siempre salen voces fanáticas defendiendo que el empobrecimiento es necesario para conseguir una vida mejor.

Existen miles de argumentos lógicos, humanos o económicos para ir contra esas políticas suicidas, pero hoy quiero utilizar sus herramientas. Hablemos de todo menos de economía.

Empecemos por el Índice de Desarrollo Humano, elaborado por un organismo tan neutral como las Naciones Unidas. Aquí se miden tres cosas: perspectiva económica, la salud y la educación. Comenzamos el siglo XXI siendo el vigésimo cuarto país con mejor desarrollo. Sólo existían 23 países mejores que el nuestro para vivir desde una perspectiva global. Hoy, veinticuatro años después hemos bajado al puesto 27. Parece una bajada muy poco relevante, sólo tres puestos, pero lo llamativo es que ha sido porque hemos empeorado nosotros. Es decir, se han deteriorado todos los aspectos que las Naciones Unidas consideran básicos para un buen desarrollo humano, nuestra educación, nuestra salud y nuestra economía.

Luego nos encontramos con otro índice “humano” y no económico que también realiza las Naciones Unidas, además este tiene un nombre muy bonito, el “Índice Global de Felicidad”, en la que se mide la felicidad según la percepción de corrupción en el país, el apoyo social, la libertad para tomar decisiones vitales, la calidad de la salud de las personas mayores y la riqueza. Y ahora estamos en el puesto 36, cuando hace pocos años estábamos en el 27. Si no somos tan felices en España es, según las Naciones Unidas, porque la percepción de la corrupción en España ha crecido, cada vez es más difícil tomar decisiones vitales y, por supuesto, porque nos sentimos más pobres.

Alejándonos de las Naciones Unidas encontramos dos índices muy llamativos: el de paz global y el índice de seguridad femenina. El índice de Paz Global mide la seguridad en su conjunto, y mira por donde España ha bajado del puesto 16 al puesto 32. Este índice no se elabora con percepciones sino con datos reales de criminalidad violenta, homicidios o inestabilidad política. Variables que se han incrementado volviéndonos más inseguros.

También miden el número de policías y militares, que en España han bajado, ahondando en esta inseguridad. Con respecto a ser el mejor país para nacer mujer o índice de seguridad femenina estamos en el vigésimo séptimo puesto cuando hace seis años éramos el decimoquinto. Esta bajada ha coincidido con la creación del Ministerio de Igualdad ¿Querrá decir esto que las medidas adoptadas en este tiempo en vez de ayudar a las mujeres han ido en su contra?

Por último, me gustaría acabar con el Índice de Libertad Económica, que, a pesar de tener la palabra económico, no tiene nada que ver con la riqueza o la renta, sino con la facilidad de poder ganarse la vida. Desgraciadamente los resultados son desastrosos. Se mide la injerencia gubernamental, los costes indirectos de cumplir con los impuestos, la seguridad de la propiedad y la eficacia de la justicia. En Europa pocos países tienen menor libertad económica que nosotros, entre ellos Bosnia y Herzegovina, Serbia o Ucrania.

En definitiva, según todos los índices no económicos, la España del 2024 es peor que la de hace un lustro y mucho peor que la de hace una década.

¿Y esto qué tiene que ver con la economía? La economía beneficia a todos estos aspectos. Cuanto mejor estemos económicamente más herramientas tendremos para lograr el desarrollo que queramos, seremos más felices, habrá mayor seguridad, será un país donde ser persona será más sencillo y las instituciones también se verán beneficiadas.

Aunque después de esto, habrá caraduras que les dirán que la precariedad de los españoles conseguirá un mundo mejor.

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