Hace unos días,y aprovechando “la tribuna de la verdad y la libertad” de este Diario Digital, como orgullosamente pregona su Director, escribí un articulo...”A un politizado y terroso vecino”, un Parduzco escribidor local, de Km. Cero, y como el tomate tan rojo como ácido en sus palabras, cuando se pone a untar el pan de sus oponentes ideológicos. Él, tan sin embargo dulce como generoso palmero con sus tovarishchis, los compis de las zurdas ideas.
Y lo hice porque venía arrastrando desde hacía tiempo mi correspondiente sensación de culpa por no haber tenido tiempo hasta entonces para responder a este personaje, tan capaz de engañarse a sí mismo como a cualquier otro.
Así es que llegando con Albert Camus a su misma conclusión, el que “las cosas han durado demasiado, hasta ahora sí; en adelante no”, me puse a dedicarle unas letras, intentando desenmascarar de una puñetera vez al tóxico escribidor local , que a fuerza de repetir como desde la Universidad de sus Ensoñaciones y Deseos había conseguido ser periodista, ya era un cansino habitual de la prensa.
Y lo hice precisamente en este Diario, convencido de que si todo lo que me habían contado sobre el personaje era cierto, por aquello tan nuestro de que ningún bombero debe de pisarle la manguera a otro compañero, sí D. Javier García Antón, su director, estaba tan alineado con la verdad como tenía prometido, no dudaría en no publicarlo, e incluso me advertiría de mi error, antes de lanzar mis campanas al vuelo.
Pues bien, como sabido es, no ocurrió lo segundo y sí lo primero. Mi auténtica prueba del algodón.
Así es que mi pobre articulo acabó naciendo, viendo la luz y hasta hoy no he recibido ningún requerimiento judicial pidiéndome explicaciones sobre nada.
Hasta habría dejado el asunto tal cuál, de no ser porque he pasado unos días haciendo el Camino de Santiago con unos amigos y me sorprendí acabándolo en su Paseo de la Alameda, mientras daba gracias al Apóstol sentado junto a la estatua de bronce del gran Valle Inclán, tan capaz de Las Sonatas como de retar en duelo de honor a todo aquél que mancillara su buen nombre y obra, aunque de ello pudiera hasta salir con un brazo de menos.
Él, pueden creérselo, fue el que me animó a seguir con estas palabras, tras haber leído allí mismo su tan bizarra como estrambótica respuesta, las pestilentes palabras con las que el Sr. Parduzco pretendía no sólo devolverme la coz, sino aprovechando que el Isuela pasa por Huesca, acabar con eso de periodista colegiado, tan redentor como eufemístico.
Así es que me tragué su respuesta/croqueta literaria y mientras evitaba las náuseas por aquello del respeto a mi vecino,pensé en que como médico, seguía teniendo la obligación moral de seguir dedicándole cuántas complicadas curas fueran necesarias, hasta que él mismo pudiera llegar a darse cuenta de las heridas propias. De volver a hacer esto que estoy haciendo y haré las veces que haga falta, porque si de sobra sabemos que cuando uno hace una obra buena o tiene un gesto complaciente con los demás es la humanidad entera la que mejora y lo agradece, también sabemos que cuando aparece alguna toxicidad , humana o medioambiental, tan necesario es luchar contra ella como inhumano sería hacer el avestruz.
Sabemos eso,como también, el que si uno fuera periodista y encima bueno, no cejaría en conocer en profundidad la historia, antes de escribir con la saña y odio con el que el antedicho personaje sigue queriendo clasificar a los españoles a los ochenta y cinco años de aquella incivil guerra religiosa, como un historiador de más talla la ha definido.
Y, por resumir, creánme que fue tanto el encuentro casual con Valle Inclán y su recuerdo vital, como la comida de una hora antes los que iluminaron estas palabras.
Me explico, en dicho restaurante local, vimos con gran asombro cómo se nos ofrecía tomate rojo de Barbastro y al inquirir cómo era posible ese pequeño milagro, se nos respondió que... bueno, que lo habían fusilado, que lo vendían mejor así, pero que no dejaba de haberse producido en su propia huerta...que nunca había pasado cuatro años por la Universidad Agrícola de Barbastro y que hasta estaban moralmente justificados porque un grupo de productores locales habían creado algo así como el “Colegio de los amigos del tomate rosa de Barbastro” e incluso, según sus Estatutos,tenían suscritos a muchos locales, aunque sin huerta,y tan amantes de la cocina y de la huerta como ellos mismos. La única condición para su ingreso en la Cofradía.
Así es que mientras oíamos la anécdota, acabamos riendo, mientras a mi vez, les contaba lo que Quevedo aconsejaba para aparentar ser un buen médico...”Lo primero, linda mula/ y sortijón de esmeralda en el pulgar/ guantes doblados y… Y en teniendo todas estas cosas...ya eres médico".
Pues eso.
POSDATA...Me molesto con tanta palabra, porque estoy tan harto como cualquiera de Vdes. De que día sí y otro también se nos esté intentando dar la Comunión con ruedas de molino y como médico, ya ni dispongo de instrumental para saber resolver el atragantamiento de mis pacientes ,ni palabras para extraer tanta confusión como palabrería se quiere meter en sus pacíficas cabezas .
Y porque entiendo que ser médico es ir incluso más allá de tomar la tensión, haciéndoles ver incluso a los ciudadanos, todas las cosas que pudieran hacerles daño, desde nuestra neutralidad política más absoluta, y hasta donde podamos hacerlo,cumpliendo así con la función tan humanística como social a que nos obliga nuestro Juramento Hipocrático.
¿Saben la diferencia entre un neurótico y un esquizofrénico?, y para que nunca se les olvide…
Pues un neurótico es aquél al que le preguntas cuántas son dos y dos... y te contesta que cuatro, pero que no le gusta!
Y un esquizofrénico es aquel al que se lo preguntas y te dice que ¡siete!... porque siempre vive fuera de la realidad.
Pues eso.
Atentamente siempre con Vdes.,jamás con quién prefiere vivir insolidariamente y en paz con sus vecinos.