Últimamente se está criticando mucho la derogación de la ley de memoria democrática.
Por lo que yo creí entender, más que derogación ha sido poner a las víctimas de ambos bandos en el mismo nivel, cosa que llevo reivindicando desde hace mucho tiempo.
Y es que no me cabe en la cabeza que sea más víctima una persona asesinada por la dictadura por sus ideas contrarias al dictador, que otra asesinada por republicanos por el único delito de ser católica, o sacerdote, o fraile, o monja.
A propósito de sacerdotes, mis padres, republicanos ellos, me contaban con disgusto cómo al sacerdote de un pueblo cercano al nuestro lo tiraron por el puente para que se estrellara contra las rocas, y como se reían viendo como el viento inflaba su sotana. Por tanto ¿En qué se diferencia esta víctima de las otras?
Por eso, bienvenida sea la derogación de la ley de memoria democrática si con ella se pone en el mismo nivel a todas. Porque todas tuvieron familiares y amigos que las lloraron y las recuerdan, y no todas están enterradas dignamente en los cementerios.
Ojalá que esta ley aprobada en Aragón se extienda por toda España.
Esto sí potenciará la convivencia y no el revanchismo de unos por los otros.
Ya está bien de hacer distinciones por un mismo delito.