Todos los temores se han disipado y el reencuentro ha sido feliz. Rosa y Diego clamaban por el Barrio de San Martín por la localización del agaporni que había decidido, a la vista del desenlace, hacer una escapada, como se dice en terminología turística. El destino, tras tomar un vuelo desde su jaula de origen, había sido una ventana próxima donde un buen samaritano decidió acogerlo. Desde luego su plumaje fascina y su carácter amistoso enternece.
Andaban ayer sus compañeros de piso desesperados en la búsqueda, carteles por establecimientos mediante y con el contacto con EL DIARIO DE HUESCA, Cristina Luque fuente inspiradora (El Rinconer). Y, finalmente, el despliegue informativo ha surtido efecto, ya que el hospedador provisional ha devuelto esta mañana de viernes a quien durante tres días le ha llenado de alegría.
El buen señor, al verlo con esa mirada candorosa en su ventana, lo tomó y le habilitó una jaula que, por su tamaño, bien parecía una mansión de pájaros. Diego está agradecido: "Lo tenía súper cuidado".
El pájaro pródigo ya está en casa. Seguramente, Diego y Rosa le llamarán como hasta ahora, de distintas maneras, pero les ha venido a la cabeza la posibilidad de aplicarle el apelativo que se adapta a su carácter escapista: Houdini. Así que, a buen recaudo, Houdini ya está en casa. Un final feliz para el pájaro del amor correspondido.