La Sabina de Fonz ha sido, durante muchos años, el gran sueño de la Asociación Down Huesca, al que la entidad ha dedicado buena parte de sus esfuerzos e ilusiones. Este espacio ha sufrido modificaciones importantes, diversas dificultades y hasta la ralentización de las obras debido a la covid-19, pero cualquier obstáculo ha podido superarse, gracias también a la implicación imprescindible de un grupo de padres y madres de la zona que se ha volcado de manera eficaz y generosa.
Y gracias a toda esta labor en equipo, La Sabina es hoy una realidad y se encuentra en funcionamiento como un albergue de concurrencia pública, que cohabita con el proyecto de vida independiente que promueve esta entidad y que es todo un referente a nivel nacional.
La presidenta de la Asociación Down Huesca y vicepresidenta De Down España, Nieves Doz, se muestra feliz ante este logro, cuyo éxito atribuye en buena medida a las familias y que va a representar una experiencia única de inclusión en el medio rural.
El albergue seguirá el modelo francés, con atención entre las 7:00 y las 23:00. Fuera de este horario, se le indicará al usuario el sistema de entrada. “Básicamente, sólo debe respetar el sueño de los demás”, indica la presidenta.
Cuenta con 42 camas, dos habitaciones adaptadas, todos los baños accesibles, una sala multiusos, disponible también para empresas, y un comedor.
También está dado de alta como restaurante, aunque previamente es preciso formalizar la reserva. Para ello, hay que dirigirse al propio albergue, que dirige Quique Alloza Soriano.
El albergue está atendido también por dos empleadas y dos jóvenes con Síndrome de Down. Estos últimos, Jorge Piquer, de Fonz, y Alegría Cortillas, de Monzón, han realizado un curso de Atención al Público, del programa Inserta de la Fundación ONCE.
En el entorno del edificio principal hay dos bungalow, con cuatro plazas cada uno, que son los espacios ideados para fomentar la vida independiente de personas con discapacidad intelectual.
Procedían de un camping de Castejón de Sos, que se vio afectado por una riada, y se rehabilitaron durante un campamento de verano. Igualmente hay dos aularios y otros dos espacios con literas, pensados para campamentos de verano y uso de otras asociaciones.
Por otro lado, se está construyendo un domo de 8 metros de diámetro y 4 de altura, todo de madera, que se emplearán para relajación y yoga. Ya hay muchos grupos que se han interesado por la posibilidad de hacer uso de él. A escasa distancia de La Sabina, se encuentra la piscina municipal y el polideportivo, el clima es amable y el entorno muy atractivo.
UN SUEÑO HECHO REALIDAD
El proyecto de Fonz comenzó de la mano del catedrático de la Universidad de Zaragoza Santiago Molina, que había colaborado con el psicólogo de la Asociación, Elías Vived, en muchos proyectos y estaba trabajando en esta zona con su ONG de ayuda a personas con adicciones.
La entidad contó también con el apoyo del alcalde del momento, Enrique Badía, que se mostró encantado de que los chicos y chicas con síndrome de Down fueran a trabajar al pueblo, contribuyeran a su reactivación y disfrutaran de una vida más inclusiva en este paraje mediocinqueño de la provincia de Huesca.
Down Huesca recibió la oferta para comprar el terreno de una hectárea y, aunque la idea inicial era levantar una granja escuela, un cambio en la normativa que impedía la presencia de animales en el recinto, le llevó a cambiar de planes y a construir unos aularios de formación, para lo cual encontraron el apoyo del entonces vicepresidente del Gobierno de Aragón, José Ángel Biel.
Además, el Obispado de Barbastro-Monzón, les cedió un terreno próximo, donde actualmente hay un almacén y la estructura de un invernadero.
“Hemos hecho muchos campamentos, hasta con tiendas que nos ha dejado el Ejército. También hemos prestado el lugar a la comarca para que hiciera sus propias actividades. Todo se ha ido equipando con mucho esfuerzo. Las literas proceden del cuartel del Ejército de Huesca cuando fue cerrado y hay material en la cocina del centro de menores Lorenzo Loste, de cuando fue desmantelado. Vamos aprovechando todo lo que nos llega y le damos utilidad. Aquí hemos hecho muchas cosas, campos de trabajo, intercambios, talleres de empleo y campamentos, y todo da mucha alegría”.
La presidenta ha destacado el importante papel que juega en esta aventura el director del albergue. “Hemos querido dotar el proyecto de presupuesto y asegurar su profesionalización. Tenemos el apoyo total del ayuntamiento, de las familias y los vecinos”.
LAS CUENTAS DEL ALBERGUE
El gerente de la Asociación Down Huesca, Enrique Aguarales, tiene perfectamente claros todos los números en su cabeza, que recita sabedor del esfuerzo que ha llevado conseguir el dinero e impregnada su voz de la ilusión que comparte con Nieves Doz, de ver el proyecto convertido en una realidad.
Hasta 2013 la inversión ascendía a 605.000 euros. Después, entre 2014 y 2022, se destinaron otros 1.092.000 euros. En la financiación ha participado la Diputación Provincial de Huesca, el programa IRPFE inversiones, La Junta distribuidora de herencias y se desarrollaron tres talleres de empleo, que entregaron obras terminadas para el edificio principal por un valor de 150.000 euros aproximadamente.
La aportación de la Asociación Down a esta cantidad ha sido de 356.000 euros, recaudados con todo tipo de iniciativas audaces e imaginativas, a lo que hay que sumar también el importante trabajo de voluntariado que ha llevado a cabo la entidad. “Más del 90 % de lo que recaudamos va destinado a proyectos de la asociación”, comenta Aguareles.
El gerente cifra el valor total de las instalaciones en 1.690.000. “Hay que dar las gracias a las personas voluntarias, a las empresas y a las instituciones que han hecho posible que este proyecto sea una realidad. Ahora se trata de que sea sostenible”.
Para que el complejo sea rentable, deberán registrarse alrededor de 6.000 estancias anuales. Todas las tarifas están disponibles en su página web.
Aguareles comenta que el proyecto pedagógico de vida independiente de la Asociación Down es perfectamente compatible con la actividad del albergue de pública concurrencia. “Hay espacio para todo el mundo y puede ser muy interesante”.
La Asociación Down está estudiando ahora la estrategia más adecuada para poner en marcha su proyecto pedagógico. La entidad tiene una importante experiencia con cuatro pisos de vida independiente en la ciudad de Huesca y uno en la de Binéfar. “La pandemia ha provocado un parón y tenemos que retomar el punto donde estábamos antes de marzo de 2020”, explica el gerente.
Down Huesca es un referente en ese aspecto y la asociación quiere trasladar esta experiencia a otros colectivos para que los jóvenes puedan participar en jornadas teórico prácticas y adquirir las competencias precisas para vivir de manera autónoma en el futuro si así lo desean.
El albergue La Sabina de Fonz ha abierto sus puertas pero el proyecto plantea muchas posibilidades de desarrollo. La entidad busca una solución para el entorno y acuerdos de colaboración con asociaciones de personas con discapacidad, empresas, instituciones públicas, colegios y universidades, para que todo el que lo desee pueda disfrutar de este entorno. El sueño se ha cumplido, pero el camino no acaba aquí.