Aquel año "fue maravilloso y dejó huella en nuestras vidas". Hace media centuria que les congregó la matrícula en el Curso de Orientación Universitaria, el ilusionante y temido COU, y este viernes 28 de abril aquella promoción 71-72 del Instituto Ramón y Cajal ha querido celebrarlo con una reunión de decenas de ellos que demuestra que, efectivamente, hubo lazos desde los que perpetuar el cariño.
Tienen apego muchos de ellos a la cultura y a la tradición, están arraigados y el programa del reencuentro debía obedecer a esta condición. Han comenzado este viernes con una visita a la Catedral y al Museo Diocesano, bien guiados, bien excitados su inmortal sed de saber.
En el Instituto Ramón y Cajal, la dirección del centro les ha recibido y han celebrado un acto académico en el que el alumno de entonces Enrique Satué ha puesto una congoja en la garganta de los asistentes. Y han visitado el centro, tan igual y tan cambiado.
Satisfecha la concurrencia del reencuentro, habían consensuado que una buena mesa era el lugar propicio para cerrar la fiesta con una comida, nunca mejor considerada, de hermandad. En el Hotel Abba. Los organizadores están muy agradecidos. Gratitud "a todos los que han participado, venido y han hecho posible este encuentro tan entrañable, a la dirección del ÍES Ramón y Cajal que nos ha acogido y a todos los que han trabajado para hacer de esta jornada un día inolvidable". ¡Salud!