Ana González Uriarte, psiquiatra y psicóloga especializada en Salud Mental Infanto-Juvenil, junto a Marta Sánchez Mena, experta en Salud Mental Perinatal, abordaron recientemente en Huesca un tema crucial: los cuidados amorosos y sensibles durante las primeras etapas de la vida como piedra angular para el bienestar futuro.
El acto, celebrado en el Centro Fundación Ibercaja, fue presentado y moderado por Javier Olivera Pueyo, psiquiatra y Jefe de Sección del Hospital Universitario San Jorge y profesor asociado en la Universidad de Zaragoza.
Según las expertas, la importancia de estos cuidados radica en que, como afirmó Bowlby hace más de 70 años, "los bebés, niños y niñas pequeños deben experimentar una relación cálida, íntima y continuada con su madre en la cual ambos encuentren satisfacción y alegría". Ignorar esta necesidad, advierte, puede acarrear consecuencias significativas e irreversibles para la salud mental.
Ana González destacó la necesidad de una presencia física activa, y recalcó que "la vida tiene que ser offline, con más contacto real y con la naturaleza, y cero pantallas".
Subrayó además que el apego se fundamenta en la comunicación y que las etapas sensibles para este cuidado amoroso son la perinatal y la adolescencia, esta última vista como una "segunda oportunidad" que debe ser aprovechada. A pesar de las adversidades y traumas a los que estamos expuestos, González enfatizó en la presencia de la resiliencia y en la existencia de mecanismos de reparación, tanto individuales como colectivos.
Esta llamada de atención de los expertos resalta la importancia de una crianza amorosa y sensible, no solo para el bienestar emocional de los niños, sino también para su desarrollo cognitivo y social a lo largo de toda su vida.
Ana González Uriarte comenzó su intervención remarcando que los bebés "son seres sensoriales, emocionales" y que las primeras etapas de la vida "serían aquello que nos constituye".
Describió a la especie humana como "vincular y extrasocial", afirmando que una persona sola "no es nada". Señaló que el conocimiento ha provocado cambios significativos en las perspectivas: "Antes lo primordial eran las necesidades fisiológicas y las emociones eran secundarias. Ahora queda claro que son una necesidad tan básica como la alimentación".
La especialista explicó que el vínculo entre el cuidador y el bebé tiene dos funciones fundamentales: "regular el estrés y ser la base para la exploración", y destacó, por otro lado, la importancia de que en la crianza exista "satisfacción y alegría", tanto por parte de la madre como del bebé.
"No idealizamos la maternidad", subrayó, "sabemos que hay muchas luces y sombras". Por ello, remarcó que la diada madre-bebé no debería estar sola, sino que requiere "apoyo y sostén". Consideró esencial la presencia del padre o pareja de la madre, así como el respaldo de la familia extendida, los grupos sociales de pertenencia, las instituciones y las políticas sensibles a las necesidades de la familia.
Marta Sánchez Mena desarrolló cómo ese apego entre la madre y el bebé puede fomentarse desde el momento del parto. "Tal y como nace el bebé, debería ir al cuerpo de la madre", destacó, haciendo hincapié en el trabajo realizado en el Hospital de Barbastro en este sentido. Explicó que cuanto más presente esté la madre, mejor comprenderá al bebé, y sugirió diversas prácticas, como dormir con ellos, contarles cuentos, cantarles y bailar, enfatizando que "todo ayuda".
Especial énfasis hizo en la importancia de la lactancia materna, no solo por la composición de la leche, sino también porque "favorece el desarrollo neurológico, intelectual, social y emocional de los bebés, y beneficia la relación madre-bebé".
En caso de optar por la lactancia diferida o el uso de leche de fórmula, subrayó que es crucial que la experiencia sea lo más similar posible a la lactancia materna: "que sea la madre quien dé el biberón, piel con piel, cambiando de lado y a demanda", con "atención plena y esa magia", y enfatizó la importancia de "mucha escucha, comunicación y presencia".
Ambas expertas recalcaron que la elección de cómo alimentar al bebé es personal y no debe ser objeto de juicio, reconociendo que "las madres siempre son juzgadas", como lamentó en una ocasión Ana González.
Durante la conferencia se abordaron diversas temáticas, entre ellas, la vulnerabilidad que experimenta la madre después del parto, las crisis de identidad tanto a nivel individual como de pareja, la urgente necesidad de un Plan Nacional de Salud Mental Perinatal, el trato que los profesionales de la salud deben brindar en consulta, la presión que a veces ejerce el entorno, la insuficiencia de las 16 semanas de baja por maternidad para atender adecuadamente las primeras necesidades del bebé, el papel de plataformas como Petra y asociaciones como Vía Láctea, así como el "daño" infligido a tantas generaciones por el libro "Duérmete niño" de Eduard Estivill.
"Es importante que todos podamos apoyar a estas madres, que son el pilar de la sociedad del futuro", sostuvo Marta Sánchez Mena. Ana González dejó una interrogante en el aire: "¿Cómo cuidamos, proponemos cuidados sensibles a todas las necesidades emocionales?".
El acto concluyó con la entrega de dos esculturas a las ponentes, obra del artista Vicente García Plana.