"Los tres Reyes Magos. Hace muchos años, había tres reyes muy sabios capaces de leer e interpretar las estrellas. Sus nombres eran Melchor, Gaspar y Baltasar. El primero, vivía en Europa, el segundo en Asia y el último en África. Los tres pasaban noches enteras mirando las estrellas. Les encantaba descifrar formas, mensajes y predicciones. Pero lo que ninguno sabía es que una de ellas cambiaría su vida por completo".
Así comenzaba el cuento que los niños y adultos de Angüés, de Velillas, de Casbas de Huesca, de Sieso e incluso de la capital que se concentraron en la plaza consistorial angüesina. Con una luminotecnia y sonido maravillosos de Roberto Latre, que siempre tira para casa, de Sandra Gella y con la colaboración del ayuntamiento, fue transcurriendo la narración proyectada sobre la fachada del edificio municipal. Las caras eran de fascinación, estaban entrando en el anuncio por la Estrella de un nuevo rey, un nuevo mesías, al que llevaron oro, incienso y mirra. Adoraron al Niño Jesús, acompañado de María, José, un buey y una mula en un humilde establo.
Ahí inició el compromiso regio de llevar una vez al año obsequios a todos los niños del mundo, millones. Un consejo daba el relato: para aguantar la gran faena que tienen toda la noche, no hay que olvidar dejarles turrones para el trío real y agua para los camellos.
Definitivamente, ya estaba instalado el espíritu de la Cabalgata de los Reyes Magos que fueron recibidos con su villancico tradicional. Ahí lucían, en carne y hueso, agasajados por una oleada de aplausos, Melchor, Gaspar y Baltasar, con sus cabelleras blanca, castaña y negra, sonrientes al ver el cariño de los pequeños, de los padres y de los abuelos.
Sus majestades compartieron vicisitudes, dudas, preguntas con las niñas y los niños en el salón del Ayuntamiento en el que, a la vista de la alcaldesa, Herminia Ballestín, y de otros concejales, fueron obsequiados con los primeros regalos de la noche.
El colofón fue un nuevo ingenio de Sonido 54 del angüesino Roberto Latre, con fuegos artificiales con ruido controlado, y es que en los pueblos a los animales no conviene soliviantarlos con un exceso de decibelios.
Dicen que esta mañana la gente menuda de Angüés ha visto satisfechos sus sueños con los regalos que habían pedido en la Carta a los Reyes Magos, lo que implica que han sido realmente buenos todo el año. Y, sin embargo, en su memoria, siempre quedará la Cabalgata más espectacular del mundo mundial. Por eso eligen Angüés sus majestades Melchor, Gaspar y Baltasar.