El desánimo no puede con la fe y la frustración de una Semana Santa ayuna de grandes procesiones dentro del programa pascual ha dado paso a una bonita mañana de Procesión del Resucitado, con mucho ritmo para evitar que la lluvia se apoderara del desfile más glorioso y alegre, a cara descubierta, con representación de todas las cofradías y con el simbólico y precioso encuentro junto a la portada de San Pedro en el que las palomas simbolizan las ansias de Espíritu Santo.
Sacerdotes ejemplares como Josan Montull ya ha proclamado de par de mañana a través de sus redes: "Ha estallado la vida. ¡Ha resucitado! En un mundo confrontado, seamos testigos de vida. Feliz Pascua de Resurrección". Ángel Pérez, con una imagen del Señor, ha puesto el sello episcopal barbastrense: "¡¡¡Verdaderamente ha resucitado!!!"
Y, desde el arranque de la procesión con el Cristo Resucitado, las decenas de representantes de distintas cofradías con miembros de las bandas de tambores han acompañado esta talla de madera barroca de Pascual de Ipas, que cumple nada menos que 235 años ahora, y que sale de su descanso en el Museo Diocesano sobre la peana de Fernando Ibor y Francisco Pueyo.
A un ritmo mayor del habitual, con el estandarte portado por Jesús Manuel Mate y las manolas custodiando por delante el conjunto escultórico, se ha recorrido el Coso, la Correría y la emoción ya se percibía a la llegada a la Plaza de San Pedro, donde la Virgen cuyo rostro estaba tapado por un velo quedaba al descubierto entre el alborozo de todos.
Los sonidos de clarines han llenado de alegría la Plaza, se ha producido la bendición y rápidamente han desfilado ambos pasos con los cofrades y abundante público hacia la Catedral, donde se ha oficiado el acto litúrgico con sonrisas en la cara y testimonios de fe.