El neurocirujano aragonés Carlos Fuentes Uliaque ha destacado en una conferencia impartida en Huesca sobre los progresos en el tratamiento del Parkinson la importancia de que el paciente participe y juegue un papel activo en la toma de decisiones terapéuticas, y ha defendido la cirugía de estimulación cerebral profunda como una opción avanzada y segura, disponible para los casos que ya no responden a la medicación convencional.
Con sus explicaciones, ha tratado de acerca la opción quirúrgica de una forma que inspire confianza, desmitificando la intervención y resaltando su seguridad. "El temor de 'abrir la cabeza' es comprensible, pero la intervención es segura" y puede transformar de manera positiva su calidad de vida. La charla se ha celebrado en el salón de actos de Caja Rural, organizada por la Asociación Parkinson Aragón.
El diagnóstico de esta dolencia suele generar incertidumbre y temor. "Muchas veces, las personas no son conscientes de lo que les espera, ya que es una enfermedad degenerativa que avanza progresivamente", ha explicado.
Esta técnica no solo mejora la movilidad y reduce los temblores, sino que también permite una notable reducción de la medicación y efectos secundarios como las disquinesias, o movimientos involuntarios, que afectan significativamente la calidad de vida.
"El párkinson lleva a algunos pacientes al aislamiento"
Algunos pacientes, debido a estas limitaciones, dejan de participar en actividades sociales. "El párkinson no es solo una enfermedad de temblores, sino que también limita severamente la movilidad, lo que lleva a algunos pacientes al aislamiento", ha señalado.
LA TÉCNICA
Fuentes ha explicado que los tratamientos farmacológicos han mostrado buenos resultados en las primeras etapas del Parkinson, pero estos pierden efectividad con el avance de la enfermedad. En respuesta a esta limitación, el electrodo que se implanta en el cerebro permite ajustar la estimulación eléctrica de forma personalizada. Se trata de un proceso multidisciplinario en el que intervienen neurólogos, psicólogos y otros especialistas para garantizar que el paciente esté apto para recibir el implante y asegurar un seguimiento de por vida.
Este dispositivo puede encenderse, apagarse, o cambiar la intensidad de la corriente según las necesidades del paciente. También ha mencionado otros tratamientos, como las terapias con ultrasonido, que pueden ser alternativas según el caso.
Aunque la técnica quirúrgica en sí se viene practicando desde hace décadas, los avances en programación y planificación han permitido que el proceso sea más rápido y preciso, asegurando que la colocación de los electrodos sea la correcta y que la recuperación del paciente sea óptima.
Además, las baterías y generadores han evolucionado también, reduciendo problemas como la irritación en la piel de los pacientes.
El procedimiento se realiza bajo una vía clínica establecida, que comienza el lunes por la tarde, y el martes el paciente es operado por la mañana. Tras una breve estancia en la unidad de reanimación, se realiza un escáner de control al día siguiente. "Generalmente, pueden regresar a casa el jueves o viernes", ha informado.
Esta recuperación rápida se debe a la mínima invasión de la técnica, donde la colocación de los electrodos solo requiere microheridas. La programación del dispositivo se inicia tres semanas después, momento en que los neurocirujanos y técnicos especializados ajustan los parámetros eléctricos de acuerdo a las necesidades de cada paciente.
La fase de ajuste de los parámetros eléctricos requiere una minuciosa labor de programación, un proceso de rodaje comparable, según Fuentes Uliaque, a aprender a usar un nuevo dispositivo. "La programación no es inmediata; lleva su tiempo y requiere mucha paciencia por parte del neurólogo, quien cuenta con el apoyo de los técnicos de las casas comerciales", ha señalado.
"Es un recurso público costoso, pero con un coste-beneficio indiscutible"
El tratamiento, disponible en la sanidad pública, se realiza en el Hospital Miguel Servet de Zaragoza. Fuentes Uliaque ha resaltado que "es un recurso público costoso, pero con un coste-beneficio indiscutible", ya que mejora significativamente la calidad de vida del paciente y reduce la necesidad de ingresos hospitalarios y complicaciones derivadas.
La decisión para determinar la cirugía de estimulación cerebral en pacientes con Parkinson depende de la valoración del especialista en cada hospital de Aragón, desde Barbastro, Alcañiz, o Huesca hasta Teruel. "Es fundamental que el neurólogo del hospital comarcal correspondiente evalúe si el paciente cumple con los criterios necesarios para la cirugía", ha afirmado Fuentes Uliaque.
Tras esta primera evaluación, los casos se remiten a la Unidad Multidisciplinar de Trastornos del Movimiento, que cuenta con un equipo compuesto por varios especialistas, entre ellos dos neurólogos, neurocirujanos y dos psicólogas clínicas. Esta unidad se encarga de definir el flujo de tratamiento más adecuado para cada paciente.
"Cuanto más se conozca sobre esta cirugía y su seguridad, más pacientes perderán el miedo a operarse", ha destacado. Según el especialista, muchos pacientes, tras la intervención, se sorprenden de la rapidez de su recuperación y el poco impacto físico, describiendo que "es como si no se hubieran sometido a nada".
La cirugía, aunque segura, requiere cuidados postoperatorios, y las complicaciones, en su mayoría, se limitan a infecciones que pueden controlarse con una atención adecuada. Por ello, Fuentes Uliaque ha subrayado la importancia de los cuidados de enfermería y de las curas en el centro de salud para asegurar una recuperación óptima.
Carlos Fuentes ha subrayado la importancia de derivar a los pacientes al neurólogo en el momento adecuado. "Si se espera demasiado, el paciente puede llegar a un punto en que la demencia o las caídas sean frecuentes y, entonces, no se podrá beneficiar del tratamiento", ha advertido el doctor. En sus palabras, intervenir a tiempo no solo permite detener el avance de los síntomas, sino también ralentizar la progresión de la enfermedad.
APOYO AL ENTORNO
El Parkinson es una enfermedad crónica, degenerativa y, de momento, no tiene cura. Actualmente, en Aragón se registran más de 5.000 casos y cada año se diagnostican 250 nuevos, lo que demuestra la importancia de garantizar un flujo adecuado en el sistema sanitario para facilitar el acceso temprano a los especialistas en neurología y neurocirugía. Este proceso, señala, se vuelve crucial para evitar retrasos en el diagnóstico y tratamiento, sobre todo cuando los pacientes inician su atención en medicina primaria, donde se ven afectados por la saturación de consultas.
Las asociaciones de pacientes también juegan un rol crucial en el apoyo a quienes padecen esta enfermedad, especialmente dado que el sistema de salud no siempre puede brindar la atención continua y personalizada que los pacientes necesitan. Fuentes Uliaque ha destacado que "estos espacios son necesarios porque las asociaciones ayudan a los pacientes a encontrar información, apoyo y comprensión".
También ha destacado la importancia de brindar apoyo a su entorno familiar, ya que el impacto de la enfermedad afecta profundamente a ambos. “Es el esposo, el hijo, el compañero de viaje, quienes observan cómo el paciente va perdiendo autonomía, y eso es desgarrador”, ha expresado.
Fuentes Uliaque insiste en la necesidad de que las instituciones sanitarias ofrezcan más recursos no solo para la cirugía y tratamiento médico, sino también en infraestructura de apoyo: más fisioterapia, terapia ocupacional y servicios de soporte emocional tanto para pacientes como para familiares.