"Nos hallamos en la prehistoria del acoso escolar". Así lo cree Carmen Cabestany, presidenta de la asociación Nace, quien también sostiene que "el sistema actual es más garantista con los agresores que con las víctimas".
La responsable de la asociación No al Acoso Escolar ha manifestado este martes en Huesca que "no basta decir 'tolerancia cero al bullying', hay que llevarlo al terreno de la práctica" y ha añadido que este problema, que "es una lacra social en la sombra", requiere de una intervención en red eficaz y coordinada.
La docente y especialista en esta materia ha participado en la jornada "Educación inclusiva y acoso escolar", organizada por el Grupo de Educación del proyecto interinstitucional Huesca Más Inclusiva, en colaboración con la Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación, con el fin de informar y sensibilizar sobre el acoso en el ámbito educativo. En este centro universitario se han dado cita estudiantes de Magisterio, profesorado, familias, representantes de Cadis Huesca y responsables de la Dirección Provincial de Educación y del Instituto Aragonés de Servicios Sociales.
Para Carmen Cabestany, esta problemática persiste porque "el sistema actual es más garantista con los agresores que con las víctimas", lo que termina desplazando a los menores acosados en lugar de brindarles soluciones efectivas. Además, la presidenta de Nace ha hecho un llamamiento a actuar desde el ámbito educativo, familiar y social para abordar un problema que sigue sin resolverse.
Las intervenciones, ha apuntado, se deben encaminar a recuperar, en primer lugar, a la víctima y acabar con su sufrimiento, pero también al agresor, educándole para impedir la repetición de este tipo de conductas. Si esto se consigue, ha opinado, se podrá hablar de un caso resuelto con éxito.
En la mayoría de las ocasiones, sin embargo, quien termina cambiando de centro o aislándose es la víctima, y ha recalcado que los efectos del acoso pueden ser devastadores no solo para quienes lo sufren, sino también para sus familias, pues muchas madres acaban sufriendo un cuadro depresivo.
La experta también ha recordado a los futuros profesores y profesoras que, antes que los contenidos curriculares, "lo más importante es atendernos como seres humanos".
QUÉ HACER EN CASO DE ACOSO
Ante un caso de acoso escolar, Carmen Cabastany no es partidaria de solicitar la apertura de un protocolo, ya que la mayoría se resuelven como negativos y eso puede perdjudicar a la víctima. De hecho, ha apuntado que así había sucedido en un 96 % de los casos documentados en Andalucía.
Por eso, recomienda recopilar, de manera detallada y por escrito, toda la información posible sobre los incidentes, tanto de la propia víctima como de compañeros o padres de otros estudiantes que puedan haber presenciado situaciones de acoso. Esta documentación debe ser "lo más objetiva posible" para aportar pruebas sólidas en futuras instancias.
Seguidamente, la familia debe dialogar primero con la tutora o tutor del menor afectado, para informar y solicitar que se tomen las medidas correspondientes. Si esta primera instancia no resulta efectiva, Cabestany sugiere que se acuda a la Jefatura de Estudios y luego a la Dirección del centro.
Si las intervenciones en el ámbito escolar no ofrecen una solución, habría que buscar ayuda en instancias externas, en el siguiente orden: Inspección Educativa, asociaciones especializadas en acoso escolar, la Fiscalía y, finalmente, el Defensor del Menor.
CÓMO DEBE OBRAR EL PROFESORADO Y EL CENTRO
Para la especialista, el profesorado juega un papel fundamental en la identificación y prevención del bullying, pero asegura que es necesario que los docentes reciban formación específica y estén concienciados sobre la importancia de este problema.
Según Cabestany, formar y concienciar son dos aspectos distintos: mientras la formación aporta herramientas prácticas, la concienciación asegura que los docentes no interpreten estos casos como "cosas de niños".
La mayoría de las veces, estos abusos ocurren fuera de la vista del profesorado o se presentan de manera sutil, lo que dificulta su identificación. Incluso cuando los profesores presencian situaciones problemáticas, a menudo no las reconocen como acoso escolar porque pueden parecer incidentes aislados y no se detecta su naturaleza reiterada.
En cuanto a las direcciones de los centros educativos, Cabestany explica que la tendencia es negar u ocultar los casos de acoso escolar para proteger la imagen y el prestigio del centro. Esto puede llevar a que los protocolos de actuación, que dependen en gran parte de la administración de cada institución, se apliquen de manera deficiente o se manipulen, y den lugar a "protocolos negativos".
Por otro lado, ha criticado la falta de respaldo por parte de la administración educativa hacia los directivos y profesores, además de un "gran desconocimiento sobre la gravedad del problema" en los altos cargos. La prueba de que el sistema actual es ineficaz, ha señalado la experta, es que, a pesar de los años de estudio y los diferentes planes de acción, "todavía no se ha terminado con el bullying".
POR QUÉ SE PRODUCE EL ACOSO
Este tipo de comportamientos pueden comenzar a manifestarse desde edades tempranas. "Esa es la gran pregunta que todos nos hacemos: ¿en qué momento el bebé, el angelito, se convierte en agresor?", plantea. Cabestany considera que puede tener diversas causas, y entre ellas menciona la posibilidad de que en el hogar se den "actos violentos, aunque sea verbalmente".
Además, señala que la exposición a contenidos violentos a través de videojuegos, televisión y otros medios también contribuye a normalizar la violencia en los niños, por lo que, según estima, deberíamos replantearnos el rol que el mundo adulto y la cultura tienen en la transmisión de valores.
Para prevenir el acoso escolar, Cabestany cree que es importante comprender las razones por las cuales un menor siente la necesidad de agredir a otro. A veces, "el agresor puede ser a su vez una víctima que revierte sobre otros su malestar, tristeza o rabia".
Por eso, cada caso de acoso debe analizarse de forma individual para identificar los factores específicos que están impulsando esta conducta, e insiste en la idea de que el éxito en el abordaje del acoso depende no solo de proteger a la víctima, sino también de trabajar en la recuperación del agresor, algo que no se está consiguiendo porque no existe el conocimiento ni la formación adecuada para hacerlo de forma efectiva.
CONSECUENCIAS
El acoso deja graves secuelas físicas y emocionales en las víctimas. Carmen Cabestany describe algunos síntomas comunes que pueden observarse en niños que están siendo acosados: cambios en las calificaciones, alteraciones en sus hábitos de sueño y alimentación, irritabilidad, y el desarrollo de enfermedades psicosomáticas. En casos extremos, algunos menores presentan conductas autolesivas, como cortes en los brazos. Cabestany recuerda que, ante situaciones como esta, la atención debe ser integral y efectiva: "Si en el hospital ven brazos cortados, no deben limitarse a dar un ansiolítico".
DECÁLOGO CONTRA EL ACOSO
Cabestany denuncia que "nos hallamos en la prehistoria del acoso escolar" y ya "es hora de acabar" con el bullying. Para ello, propone una serie de medidas para el personal educativo. Sugiere el modelo de las "3 A": acoger, apoyar y actuar. Acoger implica una "escucha activa" que permita a los estudiantes sentirse comprendidos y valorados; apoyar consiste en transmitirles seguridad y confianza, mostrándoles que no están solos. Finalmente, actuar supone intervenir de inmediato en los casos de acoso, respetando los derechos de los menores y promoviendo el respeto y la seguridad en el entorno escolar.
Éste ha sido el decálogo planteado:
* Visibilizar el acoso escolar en los centros educativos: si no se nombra, no existe.
* Incluir el bullying en los documentos básicos del centro para que el tema se aborde de manera transversal y en las tutorias.
* Incorporar la educación emocional desde la etapa de Infantil y trabajar las emociones en situación, y no de forma teórica.
* Implementar en todos los colegios un Plan de Prevención del acoso escolar efectivo.
* Concienciar y formar al profesorado, incluyendo el bullying en los planes de estudios de Magisterio, Pedagogía y Psicología.
* Informar a las familias para que sean capaces de detectar un posible caso de maltrato a sus hijos para que puedan actuar correctamente y con rapidez.
* Ante un posible caso de acoso escolar, aplicar protocolos ágiles, rigurosos, transparentes y con participación de agentes externos: el centro no puede ser "juez y parte".
* Promover campañas amplias de sensibilización contra el bullying que impliquen a la ciudadanía, porque el acoso es cosa de todos.
* Implicar a todos los agentes sociales (Medios de comunicación, Judicatura, Administración, asociaciones, clubs, etc.) en la lucha contra el acoso escolar, porque erradicarlo es cosa de todos.
* Fomentar la transparencia para conocer la situación real del acoso escolar (número de víctimas, número de protocolos y resultado, número de cambios de centro de las víctima, número de suicidios, incidencia del bullying en los colectivos más vulnerables y en las patologías psiquiátricas...)
Antes de la charla de Carmen Cabastany se ha presentado la nueva "Guía para prevenir el acoso escolar", un recurso dirigido tanto a docentes como a familias. La jornada se ha completado, además, con la intervención de representantes de Cadis Huesca, el Centro de Educación Especial San Jorge de Aspace, el Colegio San Vicente de Paúl de Barbastro, y el Centro de Escucha D. Javier Oses de Cruz Blanca Huesca, que han debatido sobre la manera de mejorar la inclusión en las aulas y apoyar a las víctimas de acoso.