Informa la BBC de que “la Gran Depresión fue la primera vez en la historia de EEUU en que el gobierno federal decidió que tenía la responsabilidad de dar de comer a los hambrientos”. “Y eso fue un cambio enorme”, comenta Andrew Coe, coautor junto a Jane Ziegelman del libro A Square Meal. A culinary history of the Great Depression ("Una comida completa. Una historia culinaria de la Gran Depresión"). “Hasta ese momento había una actitud de laissez faire (dejar hacer), ya que no era un rol del gobierno alimentar a la gente, incluso si estuviera hambrienta”,
Además de entregar comida directamente, algo que ya estaba sucediendo desde la administración de Herbert Hoover, una de las primeras medidas que pensó el gobierno de Franklin D. Roosevelt fue buscar la forma de que las familias estadounidenses se pudieran alimentar gastando poco.
Y esos fueron los inicios de la Dieta Estadounidense Estándar, un concepto adoptado por algunos académicos que en inglés se traduce como Standard American Diet, o SAD.
“La dieta estadounidense se convirtió en ¡mira qué geniales somos! Tenemos la tecnología para hacer comida rápida, es muy económica, sabe muy bien, es súper conveniente y está abierta las 24 horas, los 7 días de la semana”.
Muchos hombres eran rechazados del ejército por tener bajo peso. A nivel interno, esta era una amenaza: “No podemos defender nuestro país si no tenemos hombres sanos ahí fuera”, dice Christopher Gardner, director de Estudios de Nutrición del Centro de Investigación en Prevención de la Universidad de Stanford, en California.
Por su parte The New York Times, en un reciente artículo publicado el pasado 24 de mayo, informa de que “McDonald’s no solo es mas próspero que nunca, con casi 42.000 establecimientos en todo el mundo, sino que la comida rápida en general ha experimentado un auge. Ahora hay casi 40 cadenas con más de 500 locales en Estados Unidos. La comida rápida es el segundo sector de empleo privado del país, después de los hospitales, y el 36 por ciento de los estadounidenses —cerca de 84 millones de personas— comen comida rápida un dia cualquiera. Los tres principales atractivos de la comida rápida siguen intactos: es barata, es cómoda y a la gente le gusta su sabor”.
En 2016, el 91 por ciento de los padres en EEUU declararon haber comprado el almuerzo o la cena para sus hijos en la última semana en una de las cuatro cadenas más grandes, un aumento significativo en comparación con el 79 por ciento que lo hizo en 2010 y el 83 por ciento en 2013.
Y la Agencia EFE, en un informe publicado en EFE AGRO en 2018, decía que “la venta de hamburguesas en bares y restaurantes en España creció un 14 % el último año, hasta superar los 550 millones de unidades, lo que arroja una media de casi 12 unidades per cápita”.
Con motivo del Día Internacional de la Hamburguesa, que se celebra cada 28 de mayo, estos datos de la consultora NPD Strategy sobre el mercado de la restauración comercial en España -de 1 de abril de 2017 a 31 de marzo de 2018- reflejan que la hamburguesa sigue de moda.
Lo que hace apenas un lustro estaba identificado como el estandarte de la comida rápida por excelencia, ha pasado a vivir una "segunda juventud" de la mano de las tendencias gourmet. Han pasado de costar seis o siete euros, hasta los doce euros sin patata y bebida como es el caso de la mejor hamburguesa de España de Martín Fernández de Bágoa Gastrobar, en Ourense. Su hamburguesa 'A Fuxidía' (con carrillera guisada en vino tinto, ajo y cebolla, kimchi coreano que hacen con repollo gallego y queso de leche de vaca cruda).
Hace unos días participé en la tercera edición de “Cocinas de pueblo”, una iniciativa de los hermanos Echapresto que se celebra en Daroca de Rioja en La Rioja en sus instalaciones del restaurante Venta de Moncalvillo. Participaron los hermanos Iris y Bruno Jordán del restaurante Ansils, entre otros 180 participantes. Se apoyó y reivindicó la cocina local, los productores regionales que llegan a acuerdos con restaurantes de cercanía. Y también el aprovechamiento con una ponencia excelente a cargo de Ricard Camarena, de Valencia.
Dentro de unas semanas asistiré en Vitoria al debate sobre “Kilómetro cero”. ¿Realidad o mero marketing? ¿Es el “Kilómetro 0” garantía de calidad y autenticidad?, que organiza el restaurante “Don Producto”, de la mano del periodista Pepe Barrena con motivo de los Premios Materia Prima, destinados a aquellos productos del País Vasco que destacan por inventiva, esfuerzo, imaginación y recuperación de causas aparentemente perdidas.
El que suscribe no se pronuncia. Así están las cosas y el debate está servido: ¿Qué comerá usted hoy, una hamburguesa, un pepino del huerto cercano o una receta de toda la vida de pueblo? Como dijo el torero Rafael El Gallo: “Hay gente pa to”.