Se ha ido una gran mujer. Ha tenido una vida llena de Gracia porque ha sabido compartirla como pocas personas lo hacen.
Con ella el valor de lo universal se tornaba posible, en sus palabras, en sus gestos, en sus movimientos...
Con ella el valor de lo justo se tornaba posible, en sus luchas hechas de reflexión y de respeto, de clamor y de fortaleza.
Con ella el valor de la libertad se tornaba posible, porque simplemente era libre.
Con Nezha El Hajjaji he vivido momentos ecuménicos, verdadero Encuentro, verdadera Comunión, verdadero Proyecto. Ella, desde su fe islámica y yo, desde la mía, cristiana, sentíamos que el mismo Amor nos recorría, otro de los nombres de Dios-Allah. ¡Cuánto me enseñó del valor de la Palabra! ¡Cuánto aprendí de mí misma y de mi Fe!
¡Cuántas conversaciones en la cercanía de la mirada, en la cercanía de la plaza, en la cercanía de las hijas y de los hijos!
Nezha iba al encuentro de todos los años, en su otra tierra, la que la vio nacer, la que hablaba con su acento, la que pisaban otras personas de su familia...Sé qué significa ese viaje por propia experiencia, cuántos anhelos lo circundan, cuántas canciones y frutas para que no se haga tan largo, cuántas horas y kilómetros que se cuentan con “ya falta menos”...Y faltaba menos, sí.
Nezha ha sido ejemplo de cómo la lucha es elegancia cuando parte de la Verdad que respeta, del Orgullo entendido como común y no de unos pocos.
Nezha ha traído al mundo a una hija y dos hijos maravillosos y ha traído al mundo mucha Paz, mucha Sabiduría, mucho Arrojo...Todo son reflejos de Dios mismo, con su inmensa Maternidad, con su inmensa Misericordia y todo lo daba en su Nombre.
La santidad es un ejemplo para el único Pueblo que Dios ama, ese en el que cabemos todas y todos, tengamos o no experiencia de la Trascendencia, ese que no enfrenta, sino que conforta. Un abrazo en ese dolor seco que duele más porque es Acción de Gracias, un abrazo que nos une a su familia y a todas las personas de buena voluntad.
Inshallah!