La Coronación de Espinas, el Cristo que encuentra el alivio en la vitamina amorosa de las Jotas de la Pasión

El grupo de Toño Julve interpreta piezas en las paradas desde la Basílica de San Lorenzo hasta la iglesia de Santo Domingo y San Martín

16 de Abril de 2025
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Procesión de la Coronación de Espinas desde la Basílica de San Lorenzo

"Y trenzando una corona de espinas, la pusieron sobre su cabeza, y una caña en su mano derecha; e hincando la rodilla delante de él, le escarnecían, diciendo: ¡Salve, Rey de los judíos!" Evangelio de Mateo 27:29-31. 

La Cofradía de la Preciosísima Sangre ha llevado la pureza de sus colores blanco y rojo, inocencia y pasión, pero  también sangre, angustia y soledad, en la Procesión de la Coronación de Espinas esta noche del Martes Santo, con el paso precioso de Tomás Marqués que ya suma 123 años, 77 sobre la peana del oscense Vicente Vallés.

Es toda una velada religiosa por la ciudad que mana de su Basílica, San Lorenzo, en un 2025 plagada de efemérides fascinantes, esos 1800 años del nacimiento de San Lorenzo, los 140 de la Consagración basilical... y apenas unos días después de que la Cofradía de la Preciosísima Sangre dejara una impronta eterna con la colocación de un altar que trascenderá las generaciones.

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Desde hace diecisiete años, llevan su impronta propia con la fusión entre la gran manifestación cristiana y la más arraigada expresión artística propia de nuestra tierra, las Jotas de la Pasión, coplas en honor del Cristo Coronado bajo la dirección de Toño Julve. El brote fue en 2009, cuando Rafael Solanes ideó que se canara una jota en esta procesión y, junto a Quique Ferrer y José María Cabrero, fueron a pedírselo al popular cantador.

El proyecto se enriqueció con la iniciativa de embellecer cada parada con una jota a lo largo de la procesión. El itinerario, la calle San Lorenzo, Travesía de los Monteros, Alfonso el Batallador, Fatás, Roldán, Manuel Bescós, Benabarre, plaza de San Antonio, Caspe, Concepción Arenal, plaza de Navarra, Berenguer, San Orencio, San Lorenzo, Coso Bajo y final en Santo Domingo.

Quince años después, la espontaneidad tiene su papel y un punto de sorpresa, pero las voces son identificables: Carlota Boli de Huesca, Rafa Catón de Tardienta, Rebeca Cajo de El Temple, Ainhoa Obón de Grañén y Antonio Benedí de Frula. Y, como colofón, una jota grupal que simboliza la unión en la fe, en la esperanza jubilar y también en el amor al prójimo.

El recorrido ha resultado fascinante desde que Carlota Boli ha interpretado la Pulida Magallonera, que al Hijo de Dios espera y anuncia el tormento, ante el Cristo coronado con espinas frente a la Basílica de San Lorenzo, en una interpretación continua con los tambores. Se ha incorporado también el grupo de tambores y dulzainas de Ayerbe.

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