Día de devoción y alegría en Huesca con la Misa Pontifical en la Catedral de Huesca y la procesión del Corpus Christi, unos actos en los que han participado decenas de niñas y niños que han realizado este año la Primera Comunión durante este año.
La Misa Pontifical ha estado presidida por el administrador apostólico de la Diócesis, Vicente Jiménez, ha querido saludar especialmente a las niñas y niños que "habéis recibido a Jesús en vuestros corazones, en el día gozoso de vuestra Primera Comunión. Jesús es vuestro mejor amigo, vuestro mejor regalo, el don más grande que habéis recibido. Sed vosotros también amigos de Jesús".
Monseñor Jiménez ha recordado que el Corpus Christi es la celebración del "misterio de la Eucaristía", que es "sacramento de piedad, signo de unidad y vínculo de caridad, banquete pascual en el que Cristo es nuestra coimida, se celebra el memorial de su pasión, el alma se llena de gozo y se nos da la prenda de la gloria futuro". Ha remontado al siglo XIII esta honda tradición, que sale a las calles y plazas en la "solemne procesión en la que los fieles cristianos rendimos homenaje de fe y de piedad a Cristo, como expresión de nuestro amor agradecido y fuente de inagotable bendición".
Ha aludido al "ambiente secularizador" que exige que "mostremos nuestra fe y sobre todo en el misterio eucarístico", con libertad y sin exigencia. Júbilo, fe y amor en la presencia de las niñas y niños. Jesús "bendice nuestros proyectos y esperanzas, nuestros hogares y familias, nuestros trabajos y dolores, bendice sobre todo a nuestros enfermos, a los ancianos y a los niños".
Se ha referido al papa Francisco, que "está denunciando con frecuencia la indiferencia como uno de los grandes malos de nuestro tiempo, el olvido de Dios y de nuestros hermanos", una "globalización de la indiferencia", ante la que es necesaria "la globalización de la solidaridad y la caridad, especialmente con los más pobres, impulsándonos a la vivencia de la comunión entre hermanos y al servicio de nuestros semejantes".
"Allí donde nos necesitan, abrimos camino a la esperanza" es el lema de Cáritas, muy de acuerdo con el Sínodo y en el horizonte del Jubileo de 2025, peregrinos de esperanza y convocado ya por el pontífice.
Ha invitaado a compartir "nuestro amor y nuestra solidaridad con los demás" para abrir esas sendas de esperanza. "Podemos extender la mano a quienes tienen dificultades y se encuentran en situaciones de vulnerabilidad ofreciéndoles apoyo, amor y esperanza. En cada gesto de caridad, en cada acto de compasión, estamos construyendo un camino hacia un mundo más esperanzador".
Por eso ha propuesto tres líneas prioritarias de acción: primera, salir al encuentro de las personas más desfavorecidas (frente al enfrentamiento y las tensiones); segunda, promoción del bien común, no del particular de cada uno; y tercero, tejer comunidades fraternas donde incluyamos a todos y se sientan como en casa, como en hogar, como en familia. Esto supone "vivir con los ojos del corazón abiertos a los que sufren, cultivar un corazón compasivo, ser capaces a veces de ir contracorriente, porque esto de la caridad no es algo superfluo, sino la plenitud de la justicia". Una caridad que no es "limonerismo", sino llegar al hermano para acompañarlo, escucharlo, levantarlo y construir con él una comunidad. Así trabajaremos en "la transformación de nuestra sociedad", ha concluido el administrador apostólico para acabar agradeciendo a Cáritas su labor.
En la procesión que ha recorrido el trazado circular con una parada hermosa en la plaza de la Inmaculada con el lanzamiento en ofrenda de pétalos de rosa. Estaban invitadas todas las cofradías a participar con su medalla y sin estandarte salvo el de la Archicofradía y la Cofradía del Santo Cáliz.