Diecinueve establecimientos oscenses aderezan los huevos fritos con guarnición de solidaridad con Etiopía

Desde este lunes los almuerzos incluyen una donación para el Centro Juvenil Don Bosco y una invitación a los comensales a contribuir a la labor del Centro Juvenil que acoge a 358 niños etíopes

DH
06 de Marzo de 2024
Maite Aznárez con Álvaro, uno de los 19 establecimientos donde el huevo frito lleva de guarnición la solidaridad

La ONGD Entarachen-Bosco Global y la Asociación Provincial de Hostelería y Turismo de Huesca unen fuerzas en favor de los niños y niñas del Centro Juvenil Don Bosco de Mekanissa, en Addis Abeba (Etiopía) y, desde el lunes 4, en 19 establecimientos de Huesca, los huevos fritos se sirven con "guarnición de solidaridad".

La iniciativa recoge el testigo de la tradicional cita peregrina donde el Club Javieres de Montaña obsequia, a finales de enero, a los asistentes a la marcha de Los Siete Lugares (recorrido dentro de la preparación a la peregrinación a Javier del grupo) con un almuerzo con huevos fritos en Banariés. Este año, la cita y la intención se extienden al sector de la hostelería en la ciudad de Huesca.

Conapoyo de la Asociación Provincial de Hostelería y Turismo, 19 establecimientos hosteleros acompañarán sus almuerzos de huevos fritos con una donación para el Centro Juvenil Don Bosco. Se invita a los comensales a aportar también su contribución, si así lo desean, y a dejar testimonio en Redes Sociales de este almuerzo con repercusión en las vidas de los 358 niños y niñas que cada día acuden a este centro salesiano, donde pueden disponer de un espacio seguro donde aprender, crecer y divertirse.

La cita hostelera supone un nuevo paso en la campaña Luces por Etiopía de Entarachen-Bosco Global, que da comienzo en las fechas navideñas, y que pondrá su broche final el próximo día 17 de marzo con la IX Marcha Nueno – Etiopía, siempre de la mano del Club Javieres de Montaña de Huesca.

En el curso 23-24, 358 niños y niñas acceden en este centro diurno a servicios de apoyo a la educación, nutrición, acceso a servicios sanitarios, y otras actividades educativas y de tiempo libre. Desde los dos años, y hasta la conclusión de sus estudios superiores, el centro apoya a estos chavales, reforzando las capacidades de sus familias, y garantizando un espacio seguro donde crecer, educarse, jugar y, en definitiva, llegar a ser los “honestos ciudadanos” que auguraba Don Bosco para todos los jóvenes que se educan en las actividades de una casa salesiana, en cualquier esquina del mundo.

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