Un camión del Grupo Sesé ha arrancado esta mañana desde La Rioja con 25.200 kilogramos de alimentos con destino a Ucrania, fruto de las gestiones y los desvelos del cabo primero de la Guardia Civil Javier Martín, del sacerdote Jesús Escalona y otros componentes de Protección Civil de Sobrarbe y voluntarios que procederán a su reparto en zonas calientes del conflicto. Precisamente, los ocho artífices de esta bellísima acción partirán del Sobrarbe el sábado, se detendrán en Huesca para recibir una bendición religiosa en la capilla del Colegio Santa Rosa y posteriormente volarán hacia su destino.
A las 10:25 de la mañana, un grupo de trabajadores ha contribuido a cargar el tráiler hasta arriba, con indicación de los lugares concretos de destino en el país invadido por la Rusia de Vladimir Putin. Tres horas y media después, el trabajo había concluido y el cargamento comenzaba a rodar. Todo hay que decirlo, hay que recordar hasta la sociedad la grandeza de los corazones generosos, con la complicidad de un donante anónimo de Huesca que aportó 4.000 euros para costear los gastos de combustible y otros derivados del transporte. Todo está envuelto por el manto de la virtud.
La colaboración es santo y seña de esta admirable causa. De hecho, en los trabajos de carga del camión han participado el cabo primero Javier Martín (con su cámara siempre en ristre para dar rienda suelta a su habilidad fotográfica) y ucranianos que están residiendo en España, orgullosos del apoyo que van a sentir desde Huesca y desde Autol, hermanados por la gran oportunidad que representa ser mejores al priorizar el dar sobre cualquier otra actitud.
Hacia Ucrania, sin especificar localizaciones por la seguridad que merecen estos ángeles de la guarda radicados en el Sobrarbe, van esos 11 palets de garbanzos en tarro, los 3 de legumbres variadas, los 2 de tomates en lata, los 4 de judías verdes y otros tantos de lentejas y las 1.020 unidades de aceitunas en lata. Se suman a esos 23.030 kilos previstos inicialmente y en gran medida donados por Cidacos y Celorrio (responsabilidad social de cuchillo y tenedor, sin cosméticas ni grandilocuencias), otros dos mil que se han recolectado en Sobrarbe, el Alto Gállego y algunas otras comarcas de nuestra provincia. El movimiento de solidaridad ha sido imponente, hercúleo, la esperanza de que los anhelos de paz y de ayuda pueden más que todas las armas del ejército más sofisticado. En Huesca, en el Alto Aragón, este espíritu se define en dos palabras: Sin Reblar. Y los ucranianos sabrán que, en su resistencia, pueden incorporar la expresión porque es como la fe, mueve montañas y repele agresiones. Que vayan con Dios en esta hermosísima misión.