Fallece Carlos García Martínez, el hacedor de la Magia de Huesca y el Palacio Provincial

Un político hasta las trancas que sigue la estela de su gran amor, Ángela Abós, con la que no ha querido tardar más en reunirse

03 de Septiembre de 2024
Carlos García Martínez, en el mar

Carlos García Martínez, presidente que fuera de la Diputación Provincial de Huesca, concejal de Jaca, empresario y militar, ha fallecido con 92 años de edad. En silencio, con el ansia de reunirse con su amada Ángela Abós, cuya ausencia durante estos dos años ha resultado insoportable. Lo decía siempre que nos veíamos en los saludos de rigor: "Triste, estoy triste, me falta Ángela". No le afectaban sus problemas aparentes de movilidad, que no le impedían recorrer el trayecto emocional de Jaca a Zaragoza, pasando por Huesca, hijos (7, Loreto, Marta (DEP), Ignacio, Clara, Rocío, Santiago y Eva) y nietos mediante.

De Carlos García Martínez (Burgos, 8 de noviembre de 1931) se ha escrito poco y mal. En definitiva, se ha sido injusto. Por supuesto, a lo largo de 92 años, puede haber incluso asuntos turbulentos, pero su hoja de servicios en este valle de lágrimas que no ha rezado por su condición no creyente ha sido excelente en el plano civil y militar.

Carlos García fue siempre inquieto. Incluso en tiempos de Franco, cuando como oficial del Ejército fue partícipe y promotor de la Unión Militar Democrática (UMD). No se desenvolvía bien en la rígida disciplina castrense, aunque tardó años en descubrir que su vocación había de encaminarse a la política con el Partido Socialista Obrero Español. Fue concejal del Ayuntamiento de Jaca (con Armando Abadía de alcalde) y ya en 1983 fue elegido presidente de la Diputación Provincial de Huesca, que ejerció en dos sedes: el chalet de la calle del Parque donde actualmente opera el Instituto de Estudios Altoaragoneses, y el actual Palacio Provincial del que fue artífice.

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Fue un sueño que persiguió insistentemente. Quería un espacio digno para la corporación y decidió que había de elevarse sobre el antiguo convento franciscano y sertoriano. Así que, mientras convivía con aquella institución en la que tenía como opositor a la Alianza Popular cuyo portavoz era Ricardo Oliván, con quien siempre tuvo exquisito respecto institucional, igual que con Pedro Salas, del Partido Comunista, fueron abriendo zanjas en medio de excavaciones prolijas, inagotables. Una vez dado el visto bueno de la dirección arqueológica, en vez de hacia abajo comenzó la tarea hacia arriba. En 1987, apenas un puñado de días antes de las elecciones municipales, en plena campaña y con la banda de Val de Uxó tocando el "Que se vayan, se vayan, se vayan", tuvo la satisfacción de inaugurar el Palacio Provincial.

Había sido una obra enorme y no se olvidó de detalle alguno. Amante del arte y singularmente de la música y la literatura, encargó a Antonio Saura el techo que el pintor oscense titularía Elegía. No se perdió matiz alguno en la construcción, incluso algunos tan costosos como la propia piedra de Calatorao y otros materiales con la idea de que se perpetuaran al máximo.

Carlos García abrió las llaves del Palacio y cerró inmediatamente su presidencia. Madrid le había sentenciado por el susurro letal desde Huesca a los oídos de quien todo lo decidía (de nombre Alfonso). Siguiendo la estela de Churchill y Romanones, supo que los rivales estaban enfrente, pero los enemigos detrás, a su espalda, sólo aparentemente respaldándole. Lo de menos es que fuera el creador de la campaña Huesca La Magia, aquel festivo 9 de agosto de 1985 (el año próximo, cuarenta años). O que fuera el inspirador pionero en España del proyecto de turismo rural, que aquí se llamó verde, cuya ejecución sería posterior. O tuviera una importancia crucial en la integración del Colegio Universitario en la Universidad de Zaragoza. O que evitara la desaparición de Nueva España, que se renombraría Diario del Altoaragón con mayoría societaria de la Diputación Provincial aquel febrero de 1984, que dio pie a Peasa el 1 de mayo siguiente (este año cuatro décadas, aunque nadie parezca haberse enterado salvo El Diario de Huesca).

Carlos García, de una inteligencia natural, ingenio, gran formación cultural y la firmeza propia de quien llevó estrellas militares pero también cogió galones empresariales para dejar a sus hijos una senda sobre la que caminar en la vida (con negocios de muebles y de hostelería, incluso fue de los fundadores de la Asociación Provincial), retornó a su Jaca para seguir con el servicio público. Desde aquel 1987 y pese a la nombradía de su esposa, Ángela Abós (consejera del Gobierno de Aragón que fue y también directora provincial de Educación previamente), su ejecutoria política fue limitada porque fue reiteradamente abatido por fuego amigo y levantado por voluntad propia. Incluso conveníamos que fue la mediocridad la que le cortó las alas.

Sin embargo, Carlos García era de los de no reblar. Pese a los reveses, defendió siempre las siglas del PSOE en sus escritos en medios de comunicación, entre los que se encontraba EL DIARIO DE HUESCA, siempre denunciando atropellos al sentido común en cuestiones de infraestructuras, por un lado, y criticando a la derecha y a la Iglesia, de la que obviamente no tenía la mejor opinión.

La fortaleza de Carlos García Martínez frente a los reveses no se resquebrajó nunca. Sólo dobló la rodilla anímica cuando Ángela, mujer a la vez briosa y dulce, dejó esta tierra tras luchar contra una larga enfermedad. Ahí se desplomó su resistencia. El último acto público al que asistió, en primera fila como correspondía a su labor, fue el 50 aniversario del Colegio Universario. Saludó amablemente a Isaac Claver, el actual presidente, y con su sonrisa clara y franca bendijo los avances, él que estuvo en el germen. Nos quedamos a semanas de volver a reunirnos. Lo necesitaba, me decía. Quería charlar, después del verano, para desahogarse y compartir sus ideas, siempre de grandeza. Pero esa tristeza elegantemente expresada queda ahora para sus seis hijos que le han sobrevivido, orgullosos de un padre al que la historia le escribirá las páginas que le debe.

En ejemplo de coherencia, había dejado sentenciado que no quería ceremonia religiosa. Y este jueves habrá recepción de la familia en el tanatorio de Jaca. Hasta allí, como sucedió en el funeral de su amigo Fernando Elboj, los habrá que acudirán a cerciorarse de que efectivamente ha partido, pero los más deberán, si quieren ser justos con su honradez intelectual, manifestar la admiración por un hombre cuya obra ha trascendido y ahora disfrutamos. Un ser humano con Magia cuyos sueños tienen la robustez de un palacio provincial. Descansa, amigo Carlos. Y disfruta con esos bailes que te marcabas con Ángela.

CONDOLENCIAS DE LA DIPUTACIÓN

 

El presidente de la Diputación Provincial de Huesca, Isaac Claver, muestra sus condolencias por el fallecimiento de Carlos García Martínez,  y traslada en nombre propio y del resto de miembros de la corporación provincial su pésame por quien fuera, entre los años 1983 y 1987, el segundo presidente de esta institución provincial en la época democrática. Asimismo, la corporación manifiesta sus más sinceras condolencias a su familia y amigos.

Isaac Claver junto a Carlos García en el último pleno de investidura

Recuerda los méritos arriba aludidos y rememora que, por acuerdo plenario de abril de 2004, Carlos García recibió la medalla de oro de esta Diputación, distinción que conjuntamente se entregó a los tres presidentes que habían ejercido estas responsabilidades desde la instauración de los ayuntamientos democráticos.

El presidente de la Diputación, Isaac Claver, ha destacado además la cercanía y buena relación que ha mantenido con Carlos García, quien le aconsejó en varios aspectos relacionados con nuestra provincia tras su toma de posesión como presidente el pasado año.

PÉSAME DEL PSOE DE ARAGÓN

También ha reaccionado ya el PSOE de Aragón que lidera Javier Lambán, que ha expresado sus condolencias a la familia y amigos de Carlos García Martínez, "un innovador en su tiempo e impulsor de proyectos. Que la tierra le sea leve".

 

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