Fallece José Luis Yzuel, el sariñenense que reinventó la Hostelería para repartir felicidad

El empresario y presidente de los hosteleros de España no ha podido con un cáncer que ha podido con su vida, pero no con su vitalidad hasta el final

10 de Marzo de 2025
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José Luis Yzuel, un gran hostelero, un gran líder, un gran hombre. Ha reinventado Hostelería de España. En la foto, recibiendo el Premio Nacional de Hostelería.
José Luis Yzuel, un gran hostelero, un gran líder, un gran hombre. Ha reinventado Hostelería de España. En la foto, recibiendo el Premio Nacional de Hostelería.

Ha fallecido esta madrugada José Luis Yzuel Sanz, muy joven, 63 años, pero tras una vida que ha fructificado más que cien existencias notables y un millón de anodinas. Donde él ha querido, en su casa en Zaragoza. Como él ha deseado con esa voluntad férrea que le acompañaba: dejando todo bien organizado. Martes y miércoles, tanatorio. Sábado, retorno a sus raíces donde sus cenizas serán oportunamente depositadas en el cementerio de la villa. Con misa funeral. Como Dios manda. Al reencuentro de Marisa y Mariano, sus padres.

José Luis Yzuel no quiso vivir despacio. Tenía una pulsión vital que le empujaba a aprovechar cada minuto, gracias a una cabeza privilegiada que le permitía actuar, concebir el siguiente paso y reflexionar el inmediatamente anterior prácticamente en tiempo real. Desde muy joven, por eso, estimó que necesitaba la mayor parte de su ocupación en obrar, no sin planificar, no sin adelantarse. Estudió lo justo porque le gustaba el Hotel Sariñena tanto como su familia. Esos hermanos, Juan, Marisa, Manolo, Miguel, Quique y Javier, la demostración de que de un germen pueden brotar seres diversos, diferentes, y todos ellos con un punto de genialidad. Líderes, muy líderes, uno en la preservación del Monasterio de Sijena, otro en la Medicina, uno que si inventando el huevo frito congelado,... Y todos, incluido él, con una enorme vocación social de entrega.

Las circunstancias de la vida le hicieron dar el salto a Zaragoza, donde durante veinticinco años la familia regentó la cafetería de la Delegación de Hacienda. Como él decía con su humor blanco, Hacienda no le ha abandonado nunca: siempre al servicio de Hacienda. Posteriormente, quizás el proyecto más fascinante en su existencia hostelera: el Náutico de Zaragoza.

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Su gran ilusión, por cuitas administrativas, fue un quebradero de cabeza. Pero en medio de los litigios, no dejó nunca de crear. Su ser empresarial le apremiaba a aprovechar todas las oportunidades precisas. El gusanillo emprendedor siempre le incitó a buscar más, a crear más, a procurar más empleo y más riqueza.

José Luis ha sido siempre un líder. Lo ha sido en las organizaciones empresariales aragonesas. Y en 2017 era reconocido a nivel nacional con la Presidencia de Hostelería de España, a la que ha dado la vuelta como un calcetín de forma que, como la civilización cristiana, hay un antes y un después de José Luis Yzuel.

No hay hombre realmente grande que no haya sabido desenvolverse en aguas turbulentas. A José Luis, al que fascinaba el mar y la navegación, no se le escapó el timón en la pandemia, donde fue fuerte con los fuertes, enfrentándose con esa manera que tenía de pedir cuando parecía que daba a la ministra de Turismo mientras a la par le regalaba una sonrisa. Cuando Yzuel elevaba la voz cargada de razones, la réplica era imposible. Así fue reconquistando, con sus colaboradores, la consideración de Hostelería de España, a la que reinventó y dio un espacio privilegiado en la opinión pública.

José Luis Yzuel ha sido una voz reputada que ha venido avalada por sus hechos y conducida por su entusiasmo y su fe en el sector. De aquel momento crítico con la campaña 1,7 en alusión al número de empleados en el sector que había que mantener cuando los restaurantes y los bares estaban cerrados por el virus, salió como un conquistador para relanzar y reinventar Hostelería de España, más presente en Madrid Fusión, en Fitur o en cualquier escenario que se precie de nombradía. Allí impartía lecciones desde la universidad de la vida en la que había obtenido matrícula de honor.

Estaba preparando el relevo cuando le sorprendió el cáncer que tensó hasta el extremo su capacidad de resistir. Tantas veces parecía que iba a caer como se levantaba. Recogía los premios y, en vez de pretender misericordia, repartía alegría, sonrisa, humor. La última vez que tuve oportunidad de compartir mesa y mantel con él fue en la clausura de los Talleres de Gastronomía de Huesca en La Era de los Nogales (José Luis estaba emocionado porque en su quiniela ganadora estaba la estrella para Toño). Le dije que parecía que se estaba regenerando, tan bien como le vi, tan enfermo como le había visto en el homenaje que recibió dentro de Los 150+ Influyentes del Turismo en enero en Fitur bajo la hospitalidad de Fernando Garasa (Sergestur). Uno de tantos reconocimientos. Me replicó que daría la batalla, pero no estaba en sus manos. Lo hizo sonriendo, al lado de su inseparable Ana Lumbierres, de cuya unión fructificó Lorenzo (no podía tener otro nombre siendo Ana oscense y José Luis también por vía conyugal y cariño). Es curioso porque yo necesitaba la esperanza de seguir teniéndole como referente y hablar con él, y él estaba en fase de realismo, eso sí, irredento.

Esta mañana del 10 de marzo de 2025 pasa a la historia de Aragón y de España porque es el punto y seguido para perpetuar el orgullo de haber disfrutado de la visión, la franqueza y la bonhomía de José Luis Yzuel, el hombre que transformó la unión de la hostelería en un bastión contra la fatalidad, en un contraataque para conquistar a gente ávida de placer. Quien tanto sirvió alegrías al prójimo. Quien tanta felicidad procuró. Ahora, José Luis, te toca reposar después de haber convertido tu vida en una obra maestra con la artesanía de tu palabra y de tu acción. Descansa en paz.

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