Probablemente porque no estaba programado, eran muchos los que se sorprendían la tarde de este jueves, más cerca de los cuarenta que de los treinta grados, al escuchar unas voces jóvenes con ritmo de góspel en la Plaza de Navarra, en torno a las 20 horas, justo cuando Caja Rural había convocado para el despliegue de su lona de felicitación festiva. Eran los intérpretes miembros de la Iglesia Evangélica de Huesca.
El principio había sido un baile coral con mucha alegría en los movimientos y las voces y con mensajes inspiradores de los evangélicos, mientras algunos de los practicantes entregaban sendos folletos a los viandantes, uno de "Una carta de amor Paternal. Un mensaje íntimo y personal" -suscrita por Dios Padre Omnipresente de cuyo nombre emerge una pluma roja- y el otro "Todo fue por ti", que concluye que, "si con sinceridad le has pedido a Jesús que entre en tu corazón, a partir de este momento eres un hijo de Dios", un texto impregnado de episodios de la Biblia. "Yo soy el primero y el último, y el que vive. Estuve muerto, pero ahora vivo para siempre. Yo tengo las llaves del reino de la muerte".
La Iglesia Evangélica de Huesca, cuya sede está en la calle Zacarías Martínez, ya cuenta en este momento con más de setenta integrantes. A lo largo del año, despliegan varias actuaciones como la muy celebrada de Navidad en la que la canción "Oh, happy day!" suena de maravilla en estas bonitas voces.
Este jueves, las letras también resultaban edificantes, así como los testimonios de los cantantes y los que bailaban. "Perdí mi rumbo, perdí mi hogar. Cuando no había adonde ir, el sol se acercó a mi, me recordó que solo no es sol", "gracias al Padre, gracias a Cristo, gracias Dios".