"Yo he nacido bailando, lo llevo en las venas". A Andrea Otal le apasiona la danza y lo expresa con gran profundidad. "Cuando bailo, siento libertad, me libero de las preocupaciones, de los problemas y me sirve para desconectar. Es un sentimiento que llevas dentro y lo puedes expresar con los gestos", añade.
Andrea es una de las más de 40 personas que han participado este sábado en un taller de danza inclusiva de la Asociación Down, que se ha desarrollado con gran éxito y ha culminado el curso con una actuación en el Palacio de Congresos de Huesca, que ha tocado los sentimientos del público.
La mañana, se ha destinado a un laboratorio y experimentación del movimiento, para lo que han contado con la participación de las coreógrafas invitadas Laura López Muñoz (Zaragoza) y Yaiza Caro (Alicante), y la pedagoga Nuria Alaña (Santander), además de la dirección de Pablo Pérez Alonso, que junto a Cristina Pérez dirigen el proyecto de música y danza de Down Huesca.
“Bailamos con inclusión” es el epígrafe que ha etiquetado esta jornada de danza inclusiva, organizada por la Asociación y el Ayuntamiento de la ciudad.
Pablo Pérez ha explicado a EL DIARIO DE HUESCA que el objetivo del laboratorio coreográfico era una forma de dar a conocer el proyecto en el mundo de la danza y abrir un espacio a gente, bailarina o no, de la Asociación Down o de otros colectivos, en definitiva, “que haya una libertad de moverse sin ningún prejuicio ni estereotipo”.
Con esta iniciativa también se logra acercar el proceso de creación coreográfica al público para que conozca “de dónde sale” el espectáculo preparado para este sábado.
Cristina Pérez ha explicado que, este año, la sección de danza de Down Huesca propuso llevar a cabo talleres durante todo el curso, sábados y domingos, en lugar de una hora a la semana.
De esta manera, han dado pie a que entre más gente de la calle, además del alumnado propio de la Asociación y de otros colectivos.
“Cada tres meses, más o menos, hacíamos un taller de danza y al final hemos hecho cuatro, lo que ha permitido que vinieran muchos más participantes y colaboradores. Estamos contentos y esto es la guinda del pastel -señala Cristina-. Creo que va a resultar un evento muy interesante e inclusivo”.
“A quienes somos profesionales de la danza nos ilusiona mucho trabajar un proyecto tan inclusivo y con tanta diversidad -explica Pablo Pérez-. Hay un margen de 68 a 6 años y eso nos permite trabajar con cuerpos muy diferentes, a lo que no estamos acostumbrados. En la danza cada vez se rompe más esta barrera pero, desgraciadamente, se crean muchos estereotipos y prejuicios, y poder trabajar en este ambiente, para nosotros, es muy bueno. Cada vez que cuento este proyecto en el mundo de la danza, todo el mundo quiere venir”.
El profesor lamenta, por otro lado, que se ha perdido un poco la perspectiva sobre la importancia de la danza. “Desde el hombre primitivo, el cuerpo tiene necesidad de moverse. Una persona andando por la calle está haciendo danza, la cosa es el sentido que le ponemos detrás. Nosotros hemos tratado de crear ese espacio para que la gente se expresa, porque necesitamos expresarnos mucho más”, ha reflexionado.
Cristina y Pablo están muy satisfechos del desarrollo del curso y del taller matutino de la jornada de este sábado. “No podíamos coger a más gente, ya con eso es importante para nosotros y para la Asociación Down”, y han expresado su deseo de que esta iniciativa pueda continuar, para dar cabida a todas las personas interesadas.
Mientras, el programa de danza inclusiva de Down Huesca seguirá desarrollándose, con pequeñas modificaciones, pero con el mismo formato. “Para Huesca es un lujo que venga gente profesional del mundo de la danza a ofrecer un taller gratuito y poder bailara con ellos. La idea es que puedan venir más y también bailarines y coreógrafos importantes que hay en la ciudad. Hay profesionales que han manifestado su interés en venir y ya estamos trabajando en eso”, concluye Pablo Pérez.