Ha tenido un simbolismo especial la despedida de la Comunidad de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana tras 132 años ininterrumpidos en Monzón en los que ha dejado su sello educativo y asistencial. El alcalde, Isaac Claver, ha querido que firmara en el mismo despacho de Alcaldía en el libro de oro de la ciudad la directora del colegio, Antonia Loriente.
La hermana ha dejado escrito: "En nombre de todas las Hermanas de la Caridad de Santa Ana que, desde aquel lejano mes de julio de 1892 hasta el día de hoy, han servido a la ciudad de Monzón en la persona de los enfermos, los niños y niñas, los ancianos, los pobres, en una entrega incansable llena de atenciones, cuidado, detalles…
Agradecidas por todo lo que hemos recibido de los montisonenses, por habernos confiado la educación de sus hijas e hijos, por tantos enfermos atendidos, por tantos ancianos que se han acogido a nuestro cuidado, por la escucha y atención que hemos recibido de este Ayuntamiento, porque siempre que ha sido posible, han dado solución a los problemas que hemos planteado. Por la buena relación que existe entre nosotros,
Expresamos nuestro testimonio agradecido en este Libro en el que tenemos el honor de firmar”.
Tras las letras, la imagen, una foto de familia con el alcalde de Monzón, Isaac Claver, los concejales Marta Montaner Durán, Nuria Moreno, Sonia Bastinos, Katia Hernández, Mirella Martínez y Carlos Perella, profesores y trabajadores del centro educativo, compañeros de Salesianos, de la Asociación de Vecinos Joaquín Costa- El Molino- San Juan y de la residencia Riosol.
No había de quedar ahí el reconocimiento a la munífica labor de las Hermanas. Se han desplazado hasta el Colegio Santa Ana para descubrir en la fachada una placa que reza así: “La ciudad de Monzón en agradecimiento a la gran labor desempeñada durante estos años por la Comunidad de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana 1892-2024. Monzón, 5 de octubre de 2024”.
Isaac Claver ha tirado de emoción y gratitud en su alocución: “Hoy despedimos a las hermanas de Santa Ana, una congregación que en estos 132 años han dejado una profunda huella y legado en la ciudad, tanto en su labor educativa como social. Desde hoy, os recordaremos con cariño y valoramos vuestro enorme trabajo y entrega, así como vuestra implicación y sencillez con la que habéis formado parte de nuestra vida, dando ejemplo y contribuyendo a hacer de Monzón un lugar mejor. Os deseo en nombre de la corporación, que allí donde estéis, seáis felices y recordéis que siempre tendréis un sitio aquí, en vuestra ciudad y en vuestro colegio”.
Tras la placa, se ha celebrado una eucaristía en la catedral de Santa María donde han participado, sobre todo, docentes, personal y exalumnos del centro educativo.
“El colegio permanecerá abierto manteniendo el mismo carisma, valores e identidad recibidos de nuestros fundadores María Rafols y Juan Bonal”, han explicado desde la Congregación.
UNA LABOR DISCRETA PERO GRANDE
En el año 2012, la Congregación de las Hermanas de Santa Ana, dentro de sus planes de reorganización interna, tomaba la decisión de retirarse de la residencia de ancianos “Riosol”, en la que estuvieron prestando servicio varias monjas desde la puesta en marcha en 1986.
Las Hermanas de Santa Ana llegaron a Monzón en 1892, así que se cumplen 132 años de actividad sin interrupción en los campos sanitario y educativo. En el primer ámbito, trabajaron en el antiguo Hospital de San Francisco, y cuando este fue clausurado por amenaza de ruina (1977), en la casa de los sindicatos de la calle Galicia, donde se habilitó el centro asistencial de forma provisional. Luego llegó la residencia municipal “Riosol”.
Posteriormente, llegaría el centro educativo que va a continuar su labor, pero sin la presencia de la Orden.
En el año 2017, con motivo de su 125 aniversario, se celebró en Sala Cerbuna una exposición sobre la presencia de las monjas en la ciudad y su trabajo.