La plaza López Allué se ha transformado este viernes en un maravilloso escenario medieval, con puestos que desprenden los más deliciosos olores, llenos de productos apetitoso o de artesanía. Quesos, embutidos, tortas de aceite o de anís, conservas, bizcochos, fruta fresca y hortalizas, rosquillas que se preparan sobre la marcha, bolsitas aromáticas, peluches y muñecos de trapo, caramelos y otras chucherías, diademas de tela, pañuelos, seres mitológicos, muñecas, empanadas, pan de leña y todo tipo de anillos, pulseras y collares. Una oferta que ha teñido también de color este emblemático espacio de la capital oscense y sus calles aledañas.
El XIX Mercado Medieval de Asapme ha arrancado con una extraordinaria presencia de público, en una tarde muy agradable. Vestidos con trajes de época, los comerciantes y artesanos han ofrecido sus productos, y los niños han disfrutado especialmente con unos malabaristas, con la cuentista Sandra Araguás, columpios, barcos de piratas y con el mágico ambiente que se ha creado para grandes y pequeños.
También hay puestos de entidades sociales, como la Asociación Española contra el Cáncer, la Fundación Cruz Blanca y, por supuesto, Asapme Huesca, organizadora del este evento, en el entorno del día de la Salud Mental.
Hay, igualmente, una zona para poder sentarse, beber y comer. El público ha podido contemplar cómo se asaba el ternasco o cómo se iban elaborando otros productos para poder degustarlos recién hechos.
La presidenta de Asapme Huesca, Nuria del Río, ya explicó hace unos días que este mercado medieval, que se desarrollará hasta este domingo, 2 de octubre, reúne medio centenar de puestos, de productores procedentes de diversos puntos de España.