El IES Ramón y Cajal de Huesca ha organizado una videoconferencia con el IES 25 de Abril de Alfafar, en Valencia, uno de los centros educativos más afectados por la dana. Durante el encuentro, los estudiantes valencianos han compartido su experiencia tras la catástrofe, explicando cómo fueron los primeros días, las dificultades que han enfrentado para retomar la actividad académica y la solidaridad que han recibido de toda España. Los alumnos oscenses, por su parte, han mostrado gran interés y empatía, reflexionando sobre la magnitud del desastre y organizando una iniciativa solidaria en apoyo a sus compañeros de Alfafar.
Después de la catástrofe, pasaron tres meses hasta que el alumnado del IES 25 de Abril pudo volver a clase. “No es lo mismo que estés de vacaciones a no poder ir al instituto por esto”, ha comentado un estudiante. Otro ha añadido: “El primer día fue impactante, porque no sabíamos que estuviese tan mal”
Las instalaciones del centro sufrieron graves daños: algunas salas quedaron sin paredes, el patio del recreo desapareció y varias zonas quedaron inutilizadas. Se espera que las obras de reconstrucción finalicen en septiembre del próximo año.
En la videoconferencia, también se ha abordado el impacto de la tragedia en las mascotas. “No podía sacar a mi perro a la calle porque el barro era peligroso, o le ponía bolsas en las patas. Lo subía, sobre todo, a la terraza”, ha relatado un estudiante. Otro ha comentado que “los gatos sufrieron menos, pero el mío se puso muy nervioso y bufaba". De alguna manera, todos los animales notaron lo que pasaba.

Los estudiantes oscenses también han querido saber si sus compañeros valencianos se han sentido apoyados por el resto del país. La respuesta ha sido afirmativa: han relatado cómo numerosos voluntarios acudieron a limpiar, incluidos jóvenes de 17 y 18 años, y cómo se han organizado comidas para los afectados. También han recordado la llegada de regalos y juguetes para los niños durante la Navidad.
Las preguntas del alumnado del IES Ramón y Cajal han sido numerosas y profundas. Los valencianos han descrito los primeros días tras la tragedia, cuando tenían que llenar botellas, ollas y hasta bañeras de agua ante la escasez de este elemento tan básico. Han explicado las largas horas dedicadas a retirar el barro, que se adhería a la piel porque no podían ducharse, y cómo muchas familias lo perdieron todo. Por supuesto, han puesto el acento en las vidas que segó la dana.
En un principio, no podían cocinar y dependían de alimentos enlatados como cocido madrileño, lentejas o albóndigas. Posteriormente, con el restablecimiento de la electricidad, recibieron bandejas de comida preparada que debían calentar en dos minutos. También existía un punto de distribución donde podían recoger un plato de arroz o macarrones, agua y pan.
LA VUELTA A CLASE
“Cuando volvimos a clase, sentí felicidad al poder ver a mis amigos y también impacto por cómo estaba el instituto”, ha expresado un estudiante. La primera evaluación se ha quedado en blanco, ya que las clases online fueron imposibles por la mala conexión a internet y la falta de dispositivos entre el alumnado. Solo contaban con una página web donde se subían ejercicios.
El regreso a la actividad académica ha sido complicado debido al estado de las instalaciones y al ruido de las obras, que ha supuesto una complicación adicional. Al principio, la tristeza dominaba, pero con el tiempo han recuperado cierta tranquilidad, aunque la normalidad aún no ha vuelto por completo. Echan de menos su campo de fútbol y deben desplazarse a Valencia para entrenar a hockey.

EMPATÍA Y SOLIDARIDAD
El alumnado del IES Ramón y Cajal ha demostrado una gran empatía y solidaridad. Los estudiantes de Alfafar han querido saber cómo se vivió la tragedia fuera de Valencia. “Era un montón de agua, mucha gente que lo perdía todo, una tragedia gigante en nuestro país. Ves la guerra de Ucrania, que ocurre lejos, pero esto era aquí”, han comentado.
Otro estudiante ha reflexionado: “Todo el mundo estaba preocupado. Muchas comunidades fueron a ayudar porque, al final, todos somos el mismo país y nos tenemos que apoyar unos a otros”.
También han preguntado por qué el IES Ramón y Cajal ha elegido ayudar a su instituto en particular con la recaudación de la fiesta solidaria del jueves 10 de abril. La orientadora María Escartín ha explicado que, al conocer la magnitud de las pérdidas, buscaron un centro especialmente afectado. Tras consultar con profesores, amigos y familiares en Valencia, supieron que el IES 25 de Abril había sufrido daños significativos y decidieron centrar sus esfuerzos en apoyarlo.
Escartín también ha agradecido a Esther, profesora de Valencia, por facilitar el contacto y la organización de la comunicación entre ambos centros. Ha destacado que toda la comunidad educativa del IES Ramón y Cajal ha respaldado la iniciativa, ya que las decisiones sobre la fiesta solidaria siempre se consensúan.
Para finalizar, los alumnos oscenses han agradecido a sus compañeros del IES 25 de Abril su generosidad al compartir sus vivencias y les han enviado un mensaje de ánimo y fuerza.

EL ORIGEN DE LA INICIATIVA
La directora del IES Ramón y Cajal, María Costa, ha explicado que la idea de poner en marcha esta iniciativa ha surgido a raíz del grupo de convivencia y de las reuniones semanales que mantiene el equipo directivo con el equipo de orientación.
Costa ha comentado que, como cada año, en el centro se celebra la ya tradicional Jornada Solidaria, en la que se elige una asociación u ONG con la que colaborar económicamente. Este año, surgió la propuesta de ayudar a un instituto de Valencia, una idea que ha sido muy bien acogida por el alumnado.
El IES Ramón y Cajal cuenta con un millar de alumnos y alumnas y en años anteriores lograron recaudar alrededor de 3.000 euros. Durante la jornada, toda la comunidad educativa participa comprando productos elaborados por los estudiantes junto a su profesorado: desde pulseras, pines e imanes hasta comida casera y otras muchas cosas.
María Escartín ha detallado el proceso organizativo. Ha explicado que todo se trabaja a través de las tutorías y que existe una coordinación constante entre jefatura de estudios, el departamento de orientación y los tutores de cada nivel. En esas reuniones, han acordado cómo abordar con cada grupo distintas cuestiones, incluida esta jornada solidaria.

Este año, en lugar de contar con charlas externas, las actividades de sensibilización han sido diseñadas por el propio centro. En las tutorías, han trabajado los temas y los grupos han elaborado más de 100 preguntas, de las cuales se han seleccionado algunas para que los alumnos colaboradores de convivencia las formularan durante la actividad. Posteriormente, el resto se ha sumado a través de una videollamada, de forma que toda la comunidad educativa ha podido seguir la actividad desde sus aulas.
En cuanto al contacto con el instituto de Valencia, han explicado que querían que el alumnado empatizara con personas de su misma edad, de otro instituto, para reforzar el objetivo de la solidaridad. Han buscado varios centros hasta que, a través de conocidos dentro de la red docente, surgió la posibilidad de colaborar con el IES de Alfafar. No descartan realizar más actividades conjuntas en el futuro.
Finalmente, han destacado el nivel de implicación y emoción del alumnado, subrayando que muchos estaban visiblemente afectados. La cercanía de la situación y el hecho de que se tratara de un centro educativo como el suyo han generado una empatía profunda, probablemente mayor que en otras situaciones abordadas.