Javier Olivera: "Cuidado, porque a lo mejor estáis viviendo la mejor época de vuestra vida y no lo sabéis"

El psiquiatra oscense reflexiona sobre la felicidad, un complejo estado emocional en el que se puede intervenir

27 de Mayo de 2024
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Javier Olivera: Igual eres más feliz que nunca y no lo sabes

La felicidad es una de las metas más anheladas por la humanidad y su búsqueda ha sido objeto de reflexión tanto en la filosofía como en la psicología. A pesar de la importancia de este objetivo, España parece lejos de conseguirlo, pues, según los parámetros que se establecen, "ocuparía el 30º lugar del mundo".

 "¿Recordáis la época de vuestra vida en la que habéis sido más felices? Esta reflexión nos invita a evocar recuerdos y sentimientos del pasado, a rememorar con quién estábamos y cómo vivíamos aquellos días que resplandecen en nuestra memoria. La felicidad puede ser más presente de lo que creemos. Tal vez, al mirar hacia atrás en unos años seamos conscientes de ello, por eso, tengamos en cuenta que cada día tiene el potencial de ser un momento de felicidad.

El destacado psiquiatra y profesor oscense de la Universidad de Zaragoza, Javier Olivera, ha explorado las diversas facetas de este complejo estado emocional, que expuso recientemente en una charla impartida  en el salón de actos de la Diputación Provincial.

El acto se enmarcó dentro del Ciclo de conferencias ‘1974-2024, 50 aniversario Colegio Universitario de Huesca y contó con la participación del decano  de la Facultad de Ciencias de la Salud y del Deporte, Carlos Plana, y del jefe del servicio de Bioquímica del Hospital Universitario San Jorge, José Puzo.

José Puzo, Carlos Plana y Javier Olivera. Foto Myriam Martínez
José Puzo, Carlos Plana y Javier Olivera. Foto Myriam Martínez

Javier Olivera comenzó su intervención señalando la complejidad inherente a la definición de la felicidad, afirmando que es "aquello de lo que todo el mundo habla y todavía no hemos conseguido definir". Esta afirmación resalta la naturaleza subjetiva y multifacética de la felicidad, un concepto que cada individuo experimenta y entiende de manera personal y única.

La Organización de las Naciones Unidas también ha reconocido la importancia de la felicidad como objetivo fundamental. En este contexto, Olivera recordó que la ONU aboga por "un enfoque más inclusivo, equitativo y equilibrado del crecimiento económico que promueva la felicidad y bienestar de todos los pueblos". Este enfoque sugiere que el bienestar y la felicidad deben ser prioridades en el desarrollo global, más allá de los indicadores puramente económicos.

Durante su charla, Olivera definió la felicidad como "un estado emocional que se produce en la persona cuando cree haber alcanzado una meta deseada y suele ir aparejada a una condición subjetiva de satisfacción y alegría". Esta definición subraya la idea de que la felicidad es una respuesta emocional que surge cuando las expectativas y aspiraciones personales se ven cumplidas, generando un sentimiento profundo de satisfacción y alegría.

Los asistentes reflexionaron sobre el momento más feliz de sus vidas. Foto Myriam Martínez
Los asistentes reflexionaron sobre el momento más feliz de sus vidas. Foto Myriam Martínez

LA ETAPA MÁS FELIZ DE NUESTRA VIDA

"¿Recordáis la época de vuestra vida en la que habéis sido más felices? Javier Olivera invitó al auditorio a recurrir a los recuerdos para evaluar cuál fue ese momento. Después, planteó: "¿Quién ha pensado que la época más feliz de su vida es la actual?  Apenas cuatro personas levantaron la mano.

"Es una pena, pero la felicidad es retrospectiva -descubrió-. Nos damos cuenta de ella por lo que ha pasado y eso es muy importante. Cuidado, porque a lo mejor estáis viviendo la mejor época de vuestra vida y no lo sabéis".

La realidad, dijo, es que mucha gente no se siente completamente feliz en el presente, pero agregó que no hay que preocuparse. Como decía Séneca, "la vida nos pone a prueba" y es importante "mantener la esperanza" mientras avanzamos. 

En el entorno de hospital, donde la seriedad y la ciencia predominan, no es raro que de vez en cuando surjan conversaciones que trascienden lo profesional, señaló Olivera. Así fue cuando, en medio de bromas y conversaciones cotidianas, alguien preguntó: "Oye, ¿tú crees en Dios?". Esta cuestión, lanzada de manera casual por Ismael, un residente de psiquiatría, fue respondida por una doctora presente de una manera que resonó profundamente con todos: "Yo quiero creer".

Esta declaración, más que una simple expresión de deseo, reflejaba una profunda necesidad de encontrar algo en lo que tener fe. La doctora no dijo "me gustaría creer", sino "quiero creer", indicando una voluntad firme y consciente.

Javier Olivera explicó que la religión, la espiritualidad y las creencias en general comparten elementos comunes que van más allá de los dogmas específicos. Todas promueven la solidaridad, la conexión y el sentido de pertenencia a un grupo. 

El filósofo del siglo XIX Friedrich Nietzsche señaló la importancia de la esperanza para la felicidad humana. Tener un objetivo, una meta en la que enfocarse, puede generar un estado de felicidad anticipada. Reflexionar sobre esto nos lleva a apreciar cómo la esperanza y la fe, en sus diversas formas, pueden proporcionar un sentido de propósito y satisfacción en la vida.

Olivera aseguró que con nuestras acciones podemos influir en nuestra felicidad en un alto porcentaje. Los asistentes reflexionaron sobre el momento más feliz de sus vidas. Foto Myriam Martínez
Con nuestras acciones podemos influir en nuestra felicidad en un alto porcentaje. Foto Myriam Martínez

QUÉ NOS HACE FELICES

¿Qué nos hace felices? El secreto de una vida satisfactoria radica en las relaciones que establecemos con las personas de nuestro entorno. Cuanto mejores y más fuertes sean, más tiempo y más felices viviremos.

Olivera recalcó que el sentido del humor también juega un papel crucial en nuestra felicidad. Sigmund Freud sostenía que actúa como una defensa psicológica, permitiéndonos presentar situaciones traumáticas desde una perspectiva placentera, irónica e insólita. Este enfoque no solo alivia el estrés, sino que también nos ayuda a encontrar la alegría en momentos difíciles.

Javier Olivera se preguntó si esta era una cuestión de género. Aunque las mujeres reportan ser más felices que los hombres, presentan, sin embargo, una peor salud mental, con mayores niveles de depresión y ansiedad, así como afectos más negativos. Se deprimen el doble que los hombres, aunque estos últimos tienen tasas de suicidio tres veces más altas que ellas.

Olivera planteó que la felicidad podría estar influenciada por diversos factores, y parece ser que entre los 45 y 55 años, las personas se consideran más infelices. Por el contrario, en la infancia y la vejez, la felicidad tiende a aumentar.

La práctica de la inteligencia emocional se presenta como una fórmula eficaz para fomentar nuestra felicidad. El psiquiatra aportó ocho formas de medir la inteligencia emocional: identificar las emociones, tener control de sí mismo, tener empatía, saber enfrentarse a los cambios, no desanimarse ante los fracasos saber priorizar las tareas y enfocar la atención en lo que permite avanzar, saber escuchar y escuchar la voz interior y no asumir que lo que pensamos y sentimos se corresponde con la realidad, ya que nuestra visión del mundo es parcial y subjetiva.

Además, destacó, no es positivo hacer depender nuestro bienestar emocional de causas externas. Los bienes materiales no proporcionan la felicidad, ya que "nuestro deseo es ilimitado" y tendemos a desear lo que desean los demás. Entender que la felicidad no tiene por qué ser permanente y relativizar lo que se está viviendo es crucial; no debemos sufrir antes de lo necesario.

La inteligencia emocional no consiste en contener las emociones, "sino en saber gestionarlas". En suma, implica tener autoconciencia de lo que sentimos, autocontrol de nuestras acciones, y desarrollar empatía y habilidades sociales. No hay que intentar ser amigo de todo el mundo, aunque sí es importante ser amable. Tampoco debemos confundir un sentimiento triste con una vida triste; un mal día no define nuestra existencia.

La comunicación, tanto verbal como no verbal, es esencial. Las palabras tienen un gran impacto, y como ejemplificó Javier Olivera con lo que llamó las frases "killer": decir "me esperaba otra cosa de ti" puede tener efectos devastadores en la autoestima y el bienestar de una persona.

Según Javier Olivera, "no es que las cosas ocurran por algo, sino que suceden para algo", lo que resalta la importancia de saber adaptarse a cada circunstancia.

"Las cosas no ocurren por algo, sino que suceden para algo"

Un buen antídoto para los momentos difíciles, propuso, es leer novelas. La lectura permite "comprender mejor al ser humano y nos ayuda a convertirnos en mejores personas". Las historias y los personajes de la literatura nos ofrecen perspectivas diversas y profundizan nuestra empatía, mejorando así nuestras habilidades emocionales y sociales.

La música también juega un papel importante en nuestra vida y bienestar. En un ejercicio sorprendente sobre qué tipo de música provoca más actividad cerebral, la respuesta fue inesperada para muchos: el reguetón, superando a otros estilos como la música clásica. 

La conversación sobre la felicidad también tocó temas modernos como la inteligencia artificial. Aunque no siempre lo notemos, ya estamos utilizando la IA desde hace mucho tiempo, por ejemplo, en los navegadores de los coches. La tecnología se ha integrado en nuestras vidas de formas sutiles pero significativas, facilitando tareas cotidianas y mejorando nuestra eficiencia.

Reconociendo que ser feliz puede ser difícil, Olivera subrayó que es nuestro deber intentarlo. La felicidad no es algo que simplemente ocurra; es algo que debemos querer y buscar activamente. La búsqueda de la felicidad implica esforzarse por crear y mantener relaciones significativas, encontrar actividades que nos apasionen y aprender a adaptarnos a las circunstancias cambiantes de la vida.

LA INTELIGENCIA ESPIRITUAL

En los últimos tiempos, la conversación sobre la inteligencia ha evolucionado desde la inteligencia emocional hacia la inteligencia espiritual. Este concepto, que representa un paso más en nuestra evolución cerebral, abarca aspectos como la toma de conciencia de nosotros mismos, la calma interna, la compasión, la empatía, la humildad, la resiliencia y la vocación. 

Aproximadamente el 50% de nuestra personalidad es heredada genéticamente  nuestras circunstancias también juegan un papel en nuestra felicidad. Sin embargo, Javier Olivera afirma que ni el amor ni el dinero ni siquiera la salud garantizan la felicidad a largo plazo.

Por ejemplo, personas que ganan la lotería tienden a regresar a su nivel anterior de felicidad en unos 90 días. Lo que realmente influye en ella es la actividad intencional y el trabajo personal, que representan un 40% de la varianza en los niveles de felicidad. 

El estudio más extenso sobre la felicidad, realizado por la Universidad de Harvard revela que el secreto de una vida satisfactoria son las relaciones que establecemos con las personas de nuestro entorno. Este trabajo, que ha seguido a miles de personas a lo largo de casi 90 años, concluye que aquellos con los vínculos más sólidos y de mayor calidad no solo son más felices, sino que también viven más tiempo.

Además de las relaciones, el sentido del humor también es fundamental. Freud afirmó que el humor permite transformar situaciones traumáticas en experiencias placenteras, irónicas e insólitas. Un ejemplo destacado fue Miguel Gila, quien utilizó su experiencia traumática de ser fusilado durante la guerra para crear humor. Este uso del humor para enfrentar y reinterpretar experiencias difíciles puede ser una herramienta poderosa para el bienestar emocional.

EN EL 30º LUGAR

Javier Olivera manifestó, por otro lado, que según los parámetros que se establecen para medir la felicidad en el mundo, España obtiene una nota de un 6,4 y ocuparía el 30º lugar entre los países de todo el mundo. Para llegar a esta conclusión, los especialistas tienen en cuenta la felicidad colectiva y el bienestar social, que fundamentan en la renta per cápita, el apoyo social, la esperanza de vida, la libertad en la toma de decisiones, la generosidad y la percepción de la corrupción en la empresa y en los gobiernos.

 

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