Un total de 21 personas se quitaron la vida en la provincia de Huesca en 2023, un dato terrible que, sin embargo, mejor el de años anteriores. Pero el suicidio, la primera causa de muerte no natural en los jóvenes y la segunda en la población en general, se puede prevenir, mediante un enfoque integral, abordando principalmente los factores de riesgo.
Es fundamental tratar adecuadamente a las personas afectadas y en ese camino es necesaria la colaboración entre servicios sanitarios, educación y sociedad para detectar y apoyar a quienes se encuentran en esas circunstancias. Además, es esencial sensibilizar a la población, eliminar el estigma asociado a las enfermedades mentales y brindar visibilidad al problema
El 10 de agosto se conmemora el Día Mundial de la Prevención del Suicidio y en torno a esta fecha se llevan a cabo diversas acciones divulgativas, de un asunto generalmente silenciado.
El psiquiatra Javier Olivera Pueyo, jefe de Sección de Rehabilitación de Salud Mental y profesor asociado de Psiquiatría de la Universidad de Zaragoza, en la facultad de Ciencias de la Salud y el Deporte del Campus de Huesca, considera que las acciones más eficaces de prevención son intentar actuar sobre los factores de riesgo y el principal son "las enfermedades mentales graves", especialmente "la depresión mayor, pero también otras como las depresiones en trastorno bipolar, psicosis como la esquizofrenia, y otras".
Durante la pandemia, el número de suicidios aumentó, probablemente, debido al confinamiento y a otras causas socioeconómicas. "En 2023, aunque hubo un pequeño descenso en la tasa de suicidios en Aragón (también en España y otros países), 98 personas se quitaron la vida en esta región -"casi una persona cada tres días"-, de las cuales 76 eran hombres y 22 mujeres. De esos 98, 21 se produjeron en la provincia de Huesca, 67 en Zaragoza y 10 en Teruel.
Huesca, con una población envejecida, tiene una tasa de suicidio de más de 10,5 personas que se suicidan cada año por cada 100,000 habitantes, superior a la media nacional, que se sitúa en alrededor de 8,59 por cada 100.000 personas al año.
Esto se debe a que, como explica Olivera, estas acciones son más frecuentes en las personas mayores, mientras que en los jóvenes predominan las autolesiones, que además aumentaron mucho en el periodo de pandemia.
FACTORES DE RIESGO Y SEÑALES DE ALARMA
Los dos factores principales de riesgo de suicidio en la población en general son tener una enfermedad mental grave y haber tenido intentos de suicidio previos, explica el psiquiatra y profesor. "También es importante observar si la persona se retrae, se encierra más, deja de hacer las cosas que antes hacía, o muestra señales de despedida", como regalar sus cosas o pronunciar determinadas frases del estilo "cuando no esté yo".
"Estos signos indirectos a veces nos ponen en alerta, pero no siempre son fáciles de detectar -advierte Olivera-. En general, cuando una persona está en una situación depresiva o muy grave, es difícil entrar en su mundo y que se deje ayudar. Es muy importante estar a su lado, que sienta que puede pedir ayuda si la necesita. Si la situación es de rechazo a la ayuda y creemos que puede estar en una situación grave, lo mejor es comentarlo con un profesional, empezando por los equipos de Atención Primaria. Ellos iniciarán un trámite de colaboración con las Unidades de Salud Mental".
LAS REDES SOCIALES
El psiquiatra también advierte sobre el riesgo que representan las redes sociales, donde no se está controlando adecuadamente el contenido relacionado con el suicidio. "Las redes sociales han sido el gran avance del siglo XX y del siglo XXI, pero requieren cierto ajuste y control. No puede ser que haya páginas donde se explique cómo tomar un determinado fármaco para suicidarse o cómo suicidarse de una manera específica. Esos contenidos deberían estar prohibidos, no hacen ningún beneficio y suponen un prejuicio para personas vulnerables".
LA EUTANASIA
Olivera Pueyo distingue entre el suicidio asistido y la eutanasia, señalando que esta última se da en contextos muy específicos "con personas que tienen un problema funcional grave o una enfermedad terminal con pronóstico de vida limitado", y no debe confundirse con el primero.
UNA RED COMPLETA DE RECURSOS
En Huesca, existe una red completa de recursos de salud mental, incluyendo servicios de urgencias en el Hospital San Jorge, Atención Primaria en los centros de salud y programas específicos implementados por el Gobierno de Aragón. Uno de estos programas está dirigido a la población infantil y juvenil, centrándose en la detección de ideas suicidas en las aulas.
El psiquiatra destaca la importancia de la colaboración entre los servicios de salud mental y el personal educativo en la detección temprana de riesgos suicidas en los jóvenes. Según su experiencia, la detección temprana y la colaboración rápida entre las partes involucradas son claves para el éxito de estos programas, que en su opinión es bueno que tengan continuidad.
A ello hay que sumar una estrategia de prevención en la Comunidad Autónoma de Aragón dirigido por Isabel Irigoyen y actuaciones específicas dirigidas a la tercera edad, otro segmento de población de alto riesgo. "El suicidio es hasta tres veces más frecuente en personas mayores de 70 años", recuerda Olivera.
"El suicidio es una muerte que genera muchísimo dolor"
El suicidio, señala Javier Olivera, "es una muerte que genera muchísimo dolor". La persona que lo comete "suele hacerlo porque tiene un sufrimiento insoportable, generalmente asociado a una depresión muy grave".
"La muerte por suicidio también genera muchísimo dolor y sensaciones de culpa y rabia en la familia, los amigos, la pareja y también en los sanitarios. Uno no puede evitar pensar si podría haber hecho algo más", y extiende este sentimiento a cualquier profesional que haya tenido contacto con esa persona, como psiquiatras, psicólogos, enfermeras, auxiliares, celadores y administrativos.
SIGUE AUMENTANDO
El suicidio no deja de aumentar en todos los países y existen paradojas. Por ejemplo, Finlandia se considera "el país más feliz" de Europa, y uno de los más felices del mundo a nivel global, tiene una tasa de 13,5, muy superior a la media europea y a la media española. Sin embargo, OIivera apunta que las causas reales tienen más que ver con lo individual quue con lo colectivo.
El especialista añade que un Plan Nacional de Prevención de los Suicidios, "que no puede ser exclusivamente sanitario y que debería englobar también lo social y lo educativo", implicaría a toda la población, "para detectar a estas personas que están sufriendo tanto que encuentran en el suicidio su única salida".
LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
El papel de los medios de comunicación a la hora de información sobre estos actos genera a veces cierta polémica. Javier Olivera indica que el "efecto llamada" está documentado, especialmente en el ámbito rural, "donde tras un suicidio en un lugar determinado, a los pocos días ocurre otro".
Sin embargo, recalca que no es el principal factor de riesgo. "En los últimos años, los medios de comunicación han entendido que es bueno hablar del suicidio, especialmente si queremos prevenirlo: cuanto más lo ocultemos, peor".
"Es bueno hablar del suicidio, especialmente si queremos prevenirlo"
"El suicidio indica que esa persona estaba sufriendo muchísimo y que hicimos todo lo posible, pero no pudimos hacer más -añade-. Eso es inevitable, como ocurre con otras enfermedades graves que terminan con el fallecimiento. Las enfermedades mentales también pueden terminar en la muerte por suicidio. Es importante desculpabilizar este tipo de muertes y que la sociedad sepa que esto puede ocurrir".
Olivera recuerda que hay un teléfono para la prevención del suicidio, el 024, disponible las 24 horas, con personas que escuchan y que activan sistemas urgentes para la atención y la prevención.
"Es bueno que hablemos del suicidio -insiste-, porque damos visibilidad a un problema que no debería quedar reducido a algunas familias o casos concretos. Si queremos prevenirlo, es mejor hablarlo y tratarlo con la naturalidad que se merece".