El obispo de Barbastro-Monzón deja huella en Portugal, allí donde jubilosamente se celebra la Jornada Mundial de la Juventud. Está infiltrado entre los miles y miles de jóvenes como un espíritu vital más, y a ellos ha dirigido sus palabras en catequesis muy vitoreada, como revela José Beltrán, enviado especial a Lisboa de Vida Nueva recogiendo el verbo de Ángel Pérez: "Se puede ser joven, moderno y creer en Dios".
El prelado ha afirmado que hay que confiar en Dios, porque "Él es garantía de éxito". El que ayuda a sobrellevar los reveses juveniles como "cuando te levantan la novia, cuando dudas si estás o no embarazada o cuando la persona que más quieres se muere de repente". Encrucijadas en las que "Dios siempre pone mediaciones", como la Virgen María o Isabel compartiendo la situación de embarazo.
Ángel Pérez Pueyo ha invitado a cambiar el mundo con una "ecología integral" y unos valores diferentes y posibles.
En Cascais, en el Parque Pamela, ante más de mil jóvenes, estima el jerarca que "esa fue la verdadera catequesis, el milagro que están obrano en los jóvenes". Y de distintos puntos de España y el mundo han tomado las referencias de monseñor Pérez Pueyo, su invitación a ser "apóstoles de calle", "preñados de Dios" como una riada de "gracia, de alegría y de Dios".
En una alocución repletea de preguntas para la reflexión, invitó a todos: "Sé tú mismo, porque la contraseña para conectar con Dios es la Cruz". Y porque las personas que Dios pone a nuestro lado "son la oportunidad de descubrir que al acabar el día tenas el corazón lleno de nombres". Activar el corazón, sentenció, "es el mejor bazar para un mundo mejor y nuevo".
Este domingo, celebra en Lisboa con los jóvenes la Transfiguración del Señor y no olvida el prelado enviar una bendición a sus feligreses y a todo el mundo. Un joven de corazón el obispo de Barbastro-Monzón que comparte espacio con decenas y decenas de oscenses y aragoneses, como "apóstoles de calle" en Portugal.
EL DIARIO DE SELMA Y DANIELA
Selma y Daniela, monitoras del Centro Juvenil de Salesianos, prosiguen su diario avatar que explican en video como testimonio-apostolado de lo que están disfrutando y viviendo en la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa. Vigilia sabatina en la que ya andan con miles de chicas y chicos todavía con la alegría de las palabras del obispo de Zaragoza, "muy bonitas y especiales, porque se notaba el acento y ondeaban bandera de Aragón". "Nos hicimos una foto todos los aragoneses y con ellos los salesianos".
Recuerdan que versó la catequesis de monseñor Escribano sobre "la misericordia, fue un momento muy bueno para reflexionar y poder parar a pensar sobre lo que vivimos estos días. Nos gustó a todos mucho, hubo un momento de adoración a la Cruz emocionante".
Se pusieron en grupos a reflexionar para "dar las gracias por estar aquí". "Tenemos ese carisma de hacer momentos de grupo y pararnos a pensar. Agrupar todos los pensamientos que te vienen a la cabeza estos días es importante, y compartirlos en el grupo que, al final, nosotros nos sentimos una familia durante todo el curso. Y es acojonante pararnos a pensar. Estuvimos dos horas y pudimos estar cuatro". Pero tenían que ir a Lisboa. En el Víacrucis, al llegar, las calles estaban repletas y "estábamos a kilómetros del camino de encuentro. Fueron moviendo la cruz y elevándola. Fue muy emocionante, con mensajes juveniles y cercanos a nosotros. Era en diferentes idiomas, pero la emoción se sentía".
Y, por la noche, "revivimos lo que toda España estaba esperando. El increíble concierto de Hakuna, que a los jóvenes españoles cristianos nos emocionaba". "Las letras de las canciones te ayudan a conectarte, ayudan a sentirte dentro de la iglesia. Fue muy emocionante". "Nos representó a todos los jóvenes. Cantaron otros que lo hacían muy bien, pero estaba claro que España dominaba la escena". Hakuna tenía que cantar dos canciones e interpretó seis y el público le obligó a cantar Huracán. "Fue lo más significativo del viernes por ver toda la gente al mismo son y todos emocionados. La letra significa mucho".
Así que la avalancha en el tren fue un problema menor en la vuelta a su lugar de residencia en Cascais, "dieciséis paradas. Cantamos mucho a pesar de estar muy cansadas". A estas alturas de domingo, se preparan para otra experiencia, la más sublime.