La binefarense Teresa Sáez, técnica de Igualdad del Ayuntamiento navarro de Estella, y Cecilia Peris, jurista y feminista, coinciden en afirmar que la Ley del "solo sí es sí" es una normativa muy "potente" y "transformadora", que no se puede reducir a un "error técnico", porque va a ser muy importante en la lucha contra la violencia machista y el hecho de no poner el acento en su trascendencia es otorgarle otra victoria al patriarcado.
´Saez y Peris protagonizaron este lunes una conferencia, presentada por la periodista Ana Rosa Maza, en la que se plantearon si son suficientes las leyes y recursos que hay en el país para proteger a las mujeres de las agresiones que sufren y si se pone en ellas toda la carne en el asador.
El acto se celebró en torno al Día Internacional por la Eliminación de las Violencias machistas, organizado por la Asamblea del 8M de Huesca, en el Salón Azul del Casino. La polémica surgida en torno a la ley del "solo sí es sí" también se abordó en esta sesión. La aplicación de la normativa ha llevado a algunos abogados a reclamar la rebaja de las penas a los agresores sexuales y la petición de dimisión de la ministra Irene Montero, al acusar a los jueces de aplicar criterios machistas para suavizar las condenas.
La nueva ley identifica cualquier delito sexual como agresión sexual, por lo que una violación ya no será declarada en ningún caso abuso sexual con el consiguiente castigo más laxo. Además, se incluyen una serie de agravantes para que las penas sean proporcionales al tipo de agresión. Sin embargo, como algunas se han rebajado, varios jueces han aplicado el principio de la retroactividad de la ley más favorable al condenado, que recoge el Derecho Penal. El Ministerio de Igualdad, según explicaba El HuffPost, argumenta por su parte que esos magistrados no están aplicando los agravantes a la hora de comparar la ley anterior con la que fueron condenados con la actual.
Cecilia Peris, que es también miembro de la Asociación Clara Campoamor de Vitoria, estima que el problema se podría haber solucionado "con una sencilla disposición transitoria en el texto legal". Pero reconoce que el proceso legislativo es muy complejo y que lo que le preocupa no es "de quién es la culpa"·, sino "la inseguridad y recelo" que está generando en los ciudadanos y ciudadanas.
"La ley tiene muchísimas otras cosas que están fenomenal y, si además se aplican, estarán muchísimo mejor todavía", señaló a este periódico. "Es una ley muy potente, que introduce muchos cambios muy necesarios y muchas otras cosas que no son solo los años de prisión que pasan los agresores sexuales", explicó, y agregó que reducir la ley a ese "fallo técnico" no es sino "una victoria del machismo".
"Que me digan que esta ley no nos defiende a las mujeres porque van a salir los violadores a la calle indica que ya han ganado -expuso-, ya tienen a la opinión pública a su favor y creo que eso hace un flaco favor a una ley que introduce aspectos superimportantes, supernovedosos, muy garantistas y muy necesarios para tener una visión integral de la violencia contra las mujeres y, específicamente, de las violencias sexuales".
Por su parte, Teresa Sáez, miembro de Lunes Lilas de Pamplona, coincidió en su preocupación de que "los árboles no nos dejen ver el bosque", ante una cuestión que "hubiera sido muy fácil de solucionar". Sáez propuso hacer las revisiones necesarias, escuchar al Tribunal de Justicia y cambiar lo que haga falta, pero recalcó que esta ley "es muy transformadora en el concepto, en los recursos, en el tipo de violencias que recoge, en que recoge la reparación, y es todo eso que plantea lo que no hay que perder de vista".
"Y mientras nos perdamos discutiendo y no exijamos que se cumpla esa ley íntegramente, conseguiremos al final que no valga para nada", apostilló.
EDUCACIÓN SEXUAL EN EL CURRÍCULUM
En general, ambas apreciaron que existe una serie de déficits que impiden una protección y una atención integral a las víctimas de violencia de género. "Faltan recursos, formación y sensibilización. Da igual lo buena que sea una ley, si las personas que son las encargadas de ponerla en práctica no tienen sensibilidad en materia de violencia de género, no tienen formación o son absolutamente machistas. Al final vivimos en una sociedad machista, con lo cual, todos, más o menos, los somos", señaló Cecilia Piris.
Teresa Sáez estima que España dispone de normativas "bastante buenas" conseguidas con los años, pero que después "no se aplican", porque hace falta personal preparado y recursos "y los planes de acción de estas leyes no los contemplan". Pensar que se tienen unos derechos y encontrar barreras continuamente "crea mucha frustración", a lo que se suma la "lentitud" con la que se aplica la justicia.
"Pero no estamos como hace 20 años, eso no es cierto y me parece un error decirlo -precisó-. Las mujeres tenemos una larga tradición de no haber sido comprendidas por la justicia, de ahí los famosos lemas de 'yo sí te creo'. Hay un tema de fondo, se habla mucho de que la solución es la educación. Es fundamental la educación sexual afectiva, basada en la igualdad y en el feminismo como un sistema de entender el funcionamiento de las relaciones entre las personas, pero nunca se ha apostado por hacerla obligatoria dentro del marco educativo, debería entrar en el currículum. Es la base de la construcción de un mundo mejor, que las personas aprendamos a relacionarnos entre nosotras de una manera igualitaria, desde los buenos tratos, el respeto, el consentimiento, poder explicar los deseos, eso es fundamental. No se ha hecho nunca y, cuando se ha intentado, se ha ido a que no funcione. Nadie le quiere poner el cascabel al gato y es fundamental, porque sino, no construimos cambios de pensamientos".
LOS JÓVENES
Un reciente estudio indicaba que el 20 por ciento de los jóvenes en España niegan la existencia de la violencia de género. "Me lo creo y que piensen que las mujeres denuncian para quedarse con la casa en -manifestó Cecilia Peris-. Ese tipo de falsedades están a la orden del día, son creencias muy arraigadas. Vivimos en una sociedad patriarcal y esto es un problema estructural, por lo que hay que atacarlo desde la base, con educación, formación, información, sensibilización y con rigor en todos estos aspectos".
A Teresa Sáez tampoco le sorprende esta realidad, pero prefiere poner el foco en el 80 por ciento de los jóvenes que sí creen en la existencia de la violencia machista. "Es importante hacer historia también. De entrada, hoy sabemos el nombre de lo que ocurre. El machismo y la violencia hacia la mujer, hacia las niñas y los niños, es cultural, no es genético, y lo cultural se puede transformar. Esto hay que trabajarlo, despacio y no a golpe de campañas que están muy bien para según qué cosas, pero el cambio personal se produce de una manera más lenta".