La manera de afrontar la violencia de género en la provincia de Huesca necesita más personal, formación y ayudas y menos burocracia. Estas son algunas de las ideas que más se han repetido en la "Charrada feminista" celebrada este lunes en el Salón Azul del Casino de Huesca, organizada por la Asamblea 8M.
El peso de la charla, que ha contado con mucha participación del público, la han llevado Cristina de la Lafuente, trabajadora social de Atención Primaria del Centro de Salud Pirineos y del Centro de Salud de Grañén, Teresa Rey, trabajadora social de la Comarca de la Hoya de Huesca, y Paula Castro, trabajadora social del Instituto Aragonés de la Mujer (IAM), que han explicado cómo es El día a día de la violencia de género en Huesca. La moderación ha corrido a cargo de Carmen Almudévar, participante de la Asamblea 8M.
Según los datos aportados por Paula Castro, en 2022 fueron atendidas presencialmente en la ciudad de Huesca un total de 296 mujeres, de las cuales 260 habían sufrido violencia de género. El año anterior, la cifra fue de 216. "Vamos in crescendo", ha recalcado. De las 296, 174 eran españolas y 122, de origen extranjero. "La gente se equivoca con el perfil, igual atendemos a una alcaldesa, que a una persona sin techo", ha añadido.
Ese mismo año, se atendieron a 2 mujeres de entre 0 y 18 años, a 56, de 19 a 29 años; a 78, de entre 30 a 39; a 74, de 40 a 49 años, a 58, de 50 a 59; y por encima de los 60 años, a 28 mujeres. "Cuanto más mayores son, más difícil les resulta salir de la situación. La dependencia económica se lo impide", ha observado.
El perfil fue de lo más variado: una médica, una guardia civil, mujeres de agricultores y ganaderos con alto poder adquisitivo, profesionales del tercer sector, comerciantes y desempleadas con y sin prestación.
El Instituto Aragonés de la Mujer presta ayuda inmediata a las mujeres, tanto presencial como telefónicamente. Ejerce una labor de acompañamiento en el momento de acudir al centro de salud, realizar el parte de lesiones, presentar la denuncia, o el juicio rápido, y les procura un lugar de alojamiento, cuando es necesario. Sus servicios, gratuitos, incluyen asesoría laboral y jurídica. Tras valorar los casos que le llegan, se realiza un informe y se envía a la comarca correspondiente. También lleva a cabo una labor de seguimiento. Pero para realizar todo este trabajo, tan sólo cuenta con cinco profesionales en los puestos de jefatura de sección, administrativo, psicólogo, trabajador social y educador social.
Como recursos habitacionales, el IAM dispone de un centro de emergencias, donde la mujer puede pasar en torno a 15 días o un mes, o bien puede alojarla en un hotel. Si pasado el tiempo, hay que procurarle cobijo para una larga estancia, el Instituto cuenta con un piso tutelado, pero en este caso deberá hacerse cargo de la manutención por sus propios medios.
En la charrada, se ha observado que las ayudas económicas que se conceden para estas situaciones son "muy escasas". La Renta Activa de Inserción (RAI) es de 480 euros y otras posibilidades complementarias afectan a grupos muy reducidos. Con esa cantidad, se ha subrayado, "parece muy difícil que una mujer pueda reconducir su vida".
En el Caso de la Comarca de la Hoya, las ayudas no son periódicas, se emplean, por ejemplo, para pagar alimentación, ropa o luz, en momentos de emergencia. Pueden facilitar también becas de comedor y material curricular, y tienen prioridad frente a todas personas con los mismos ingresos.
Se han citado entre los recursos disponibles, por otro lado, diversos dispositivos técnicos que también puede llevar la víctima encima para alertar a los cuerpos de seguridad en caso necesario.
Teresa Rey ha explicado que la Comarca de la Hoya atiende una población de 14.000 habitantes repartidos por 40 municipios y 120 pueblos, asentados en un territorio de 2.500 kilómetros cuadrados. Sólo Huesca queda fuera de sus competencias, que recaen en el Ayuntamiento de la capital. La entidad dispone de 5 trabajadores sociales, 2 educadores sociales, un psicólogo, una asesora jurídica, un jefe de servicio y personal administrativo, que atienden, además, problemáticas de otra índole, para hacer frente a un espacio tan amplio y despoblado.
Rey ha indicado que es muy raro que una mujer víctima de esta situación acuda a informarse o a pedir ayuda, y éste es "el objetivo". Desgraciadamente, la mayoría de los casos, les llegan derivados de los centros de salud, tras presentar una denuncia o llamar al teléfono 900 504 405.
A veces, la mujer rechaza la ayuda, porque no siente necesitarla, y también puede suceder que, tras el juicio rápido, finalice el contacto con la víctima, cuando en realidad comienza otra etapa que puede ser larga e importante. "Procuramos establecer un vínculo desde el primer momento -ha indicado Teresa Rey-, si no, seremos una mera máquina expendedora de recursos".
Los datos proporcionados evidencian que existe una sobrecarga de casos por profesional y que la mayor eficacia del servicio depende de la sensibilidad, la "mirada amplia" y la autoformación del propio personal que atiende a las víctimas. En el caso de la Comarca de la Hoya de Huesca, el servicio sólo está planteado para funcionar de lunes a viernes, entre las 8:00 y las 15:00 o 15:30. "El principal recurso de la Comarca son los profesionales", ha destacado
Cristina de la Fuente ha comentado que el centro de salud "es el lugar natural" donde acude la mujer, por distintas situaciones, a lo largo de su vida (embarazo, parto, pediatra, atención a mayores), por lo que debería ser "más fácil" detectar un caso de violencia de género en este espacio, sin embargo, el 80 % de los partes de lesiones se realizan en los Punto de Atención Continuada.
El Centro de Salud activa el protocolo de maltrato, donde se incluye una valoración, información, intervención, seguimiento, detección de situación de riesgo y se establece un plan de seguridad. Además, se derivan las pacientes al Hospital San Jorge, si las lesiones son muy graves y precisan de determinadas pruebas. Si requieren otras atenciones, se pone en contacto con el IAM, Asuntos Sociales o las instancias específicas. El parte de lesiones se remite al juzgado y puede servir como prueba importante en el proceso judicial y a la hora de acometer su protección.
Para la trabajadora social, el tema de la formación es importante y complicado. "Se ha hecho mucha, pero se apunta la gente que tiene esa mirada y se ha autoformado, y no se llega a los que no están interesados". Algunas de las personas asistentes a la "Charrada", han considerado que estos conocimientos deberían impartirse de manera obligatoria e incorporarse a la Universidad, al igual que inculcar los buenos tratos en las relaciones de pareja y la educación sexual desde edades tempranas.
Por último, se ha explicado desde el público, que la falta de una informatización de toda la documentación que hay que manejar hace que se tenga que dedicar demasiado tiempo al papeleo, antes que a la reparación de la mujer que ha sufrido violencia de género o a otras acciones urgentes como la prevención, o sensibilización, por lo que se ha demandado una modernización del sistema.
También se ha expresado la preocupación que existe por la creciente violencia que están experimentando las chicas jóvenes a través de las redes sociales y se ha reclamado la puesta en marcha de programas específicos que les permitan denunciar esta situación y superarla.