Monseñor Ángel Pérez Pueyo ha pronunciado una preciosa homilía dirigida a los cientos de scouts que durante este fin de semana han disfrutado de sus actividades en Barbastro, congregados en la Catedral en la que, con la ternura que le caracteriza, el prelado ha querido reconocer a los pequeños y también a los padres que no preguntan ni recriminal, sino que acogen, perdonan y tienen entrañas de misericordia.
Un apartado especial para los monitores, educadores en valores, reconvertidos de sus orígenes de scouts en "scouters" que dedican lo mejor de su voluntariado para ayudar a cincelar personalidades firmes y afables, creativas y esforzadas, generosas y solidarias.
Monseñor Pérez Pueyo les ha contado el cuento de "La oruga que se convirtió en mariposa" con la Catedral expectante ante todos y cada uno de los mensajes, de los matices:
“¿A dónde vas tan sofocada?”, preguntó el saltamontes a la oruga.
– “A la cima de la “gran montaña”. Anoche tuve un sueño hermoso.”
– “¡Estás loca! Una simple piedra se convertiría para ti en una montaña, un charco en un océano y cualquier tronco en una barrera infranqueable. Ni lo intentes”.
El gusanito, haciendo oídos sordos, siguió caminando. La araña, el topo, la rana, la flor… le aconsejaban igualmente que desistiese.
-“¡No lo conseguirás jamás!”, repetían por activa y por pasiva.
En su interior, sin embargo, sentía un impulso que lo obligaba a continuar. Extenuada, a punto de morir, decidió descansar y construyó un capullo donde pernoctar.
Los animales del valle fueron a visitarla. Con ironía comentaban: aquí yace el animal más loco. Ha cavado su propia tumba como monumento a la insensatez.
Una radiante mañana, los animales del bosque quedaron atónitos al ver cómo de aquel capullo emergía una hermosa mariposa que emprendió vuelo hacia la gran montaña. Aquel sueño inalcanzable se hizo realidad y lo que parecía una advertencia para los más atrevidos se convirtió en el proceso necesario para que se gestase la verdadera metamorfosis y hacer realidad el sueño de Dios en su vida".
Palabras de verdad y vida, inspiradas por Dios, susurradas al oído a ese pastor admirable que es Ángel Pérez Pueyo, y transmitidas a los jóvenes para que, en esta visita de los scouts a Barbastro, entendieran que todo, absolutamente todo, tiene sentido más allá de la diversión y la anécdota. Que, por cierto, también tienen su porqué.