Monumental de Lagunarrota, el arte belenístico que une los mundos en torno al Nacimiento

Más de 805 figuras con 108 en movimiento en cien metros en los que confluyen el Pirineo y Oriente Medio, la arquitectura y la naturaleza

03 de Enero de 2025
Belén Monumental de Lagunarrota, una obra de arte Sonia Blanco

El Belén Monumental de Lagunarrota esgrime su reputación bien ganada para asegurar que es considerado el mejor de Aragón. Lo cierto es que las obras de arte no necesitan comparaciones para asumir un valor intrínseco que se sustancia en la belleza de su manifestación y en la verdad de su esencia. En este pequeño núcleo del Somontano, en el municipio de Peralta de Alcofea, hace ya una mayoría de edad se pusieron manos a la obra de manera coral y con un director de orquesta, Arturo López Monter, que hace ya años dejó los laureles de la política y de las organizaciones agrarias en las que descolló por su talento, hoy convertidas la una y las otras en más oropel que brillo.

Aquel proyecto asociativo ha ido creciendo sin importarle, siquiera, la pandemia que excitó todavía más su afán de perfección. Efectivamente, en guarismos el de Lagunarrota no es un belén sobresaliente, sino de matrícula de honor, con cien metros cuadrados en los que "desfilan" 805 figuras de las que 108 se mueven gracias al ingenio individual y colectivo en torno a un doble concepto: arte y naturaleza.

Es el belén de las grandes dualidades en su fascinante recorrido. Por un lado, los cascos rurales con sus edificios civiles, sus iglesias, sus santuarios, viviendas particulares, establos, puentes, bodegas o voladores. Por otro, el exuberante medio en el que los apriscos y las construcciones agrestes combinan con la mano del ser humano en viñedos, olivos, frutales, almendros y otros cultivos.

En medio de ese escenario, se unen dos mundos que, igual que el misterio de la Santísima Trinidad es su carácter uno y trino, son a la par dual y único, habitado por personas y otros seres que le dan sentido y razón. En un lado, la provincia de Huesca con la cuna del reino de Aragón: el Monasterio de San Juan de la Peña. Por otro, los Pirineos con Ordesa y Monte Perdido, con sus maravillas patrimonio de la Humanidad como el cilindro de Marboré, la cola de Caballo o el pico de Añisclo.

En remotos destinos y orígenes, Oriente Medio con la Cueva del Nacimiento, con las murallas de Jerusalén y con el Huerto de los Olivos. La preciosa y emblemática ciudad jordana de Petra, el desierto en el que el Cristo fue tentado, ahora con sus jaimas, sus oasis y sus pirámides. Sobre todo el conjunto, 500 estrellas que confluyen en la de Oriente a la que iluminan en su camino de guía a los Magos. Por debajo del ángel, corretean animales del bosque y los ríos desembocan en el lago en el que beben los peces del villancico. En lo alto de la montaña, sarrios, vacas y ovejas que reverdecen las praderas.

Bajo el dueto Arte y Naturaleza, Lagunarrota exhibe su hospitalidad y sonríe mientras los visitantes, que pueden disfrutar del Belén Monumental hasta el día 7 de enero de 11 a 13 y 16 a 20 horas, admiran ojipláticos lo que son capaces de elevar sublimemente decenas de esforzados y talentosos vecinos, con la experiencia de los años como herramienta y la voluntad como ese don que se cincela con el tiempo. Seguramente, ante las preguntas ineludibles sobre el virtuosismo de la monumentalidad, podrán contestar como Miguel Ángel tras concluir la Capilla Sixtina y ser preguntado por el resultado: ¡Dios dirá!

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