"Nadie es ilegal": La lucha por la dignidad y los derechos de los migrantes en Huesca

Una mesa de experiencias, organizada por Acción Católica, pone en evidencia las barreras, prejuicios y desigualdades

29 de Marzo de 2025
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Rafael Nogués, Fran Pare, Rosine Ouattara, Úrbez Marco, Carolina Méndez, Elena Torralba, Íñigo Aramendi y Marieta Pérez. Foto Myriam Martínez
Rafael Nogués, Fran Pare, Rosine Ouattara, Úrbez Marco, Carolina Méndez, Elena Torralba, Íñigo Aramendi y Marieta Pérez. Foto Myriam Martínez

La migración es un derecho y una realidad que transforma vidas, pero a menudo se enfrenta a barreras, prejuicios y desigualdades. Las personas que se ven obligadas a dejar su país por diversos motivos tienen que lidiar con la discriminación, la precariedad y los obstáculos burocráticos mientras buscan construir una vida digna. Ante esto, la empatía, el respeto y el reconocimiento de sus derechos se presentan como herramientas esenciales para una convivencia más justa e inclusiva.

Estas son algunas de las conclusiones que dejó este viernes, 28 de marzo , una mesa redonda titulada “Migrantes y refugiados, experiencias de acogida”, organizada por el Consejo Diocesano de Acción Católica de Huesca.  En ella participaron Rosine Ouattara y Fran Pare, de Burkina Faso; Carolina Méndez, de Venezuela; Marieta Pérez (Federación Aragonesa de Solidaridad), Íñigo Aramendi (Cáritas Huesca), Elena Torralba (Bienvenidos Refugiados Huesca) y Rafael Nogués (Mesa por la Hospitalidad de la Diócesis de Zaragoza). Úrbez Marco actuó como moderador.

Fran explicó que lleva veinte años viviendo en España, donde también residen sus padres. Su objetivo era buscar una vida mejor y aprovechar las oportunidades que se presentasen. Lleva trabajando ocho años y está satisfecho con su vida en Huesca. “Estoy feliz, a ver qué pasa en el futuro”, comentó.

Su esposa, Rosine, llegó hace un año y nueve meses, para estar con su marido. En su país cursó Medicina y actualmente se encuentra en proceso de homologar sus estudios para poder continuar con su formación

Carolina Méndez, junto con su hija y su hijo, llegó a España en 2018, ya que su madre había emigrado a Madrid, donde se encontraba refugiada. Se encuentra instalada en Huesca desde hace seis años y ha solicitado protección internacional.

Los contertulios coincidieron en muchos puntos de vista sobre la inmigración. Foto Myriam Martínez
Los contertulios coincidieron en muchos puntos de vista sobre la inmigración. Foto Myriam Martínez

Cumplió con la fase inicial del proceso de acogida y la primera fase con una fundación dedicada a la integración. Inicialmente, vivió en Cáceres en un hostal, donde su hija se matriculó en quinto de primaria. En 2019, el Ministerio decidió trasladarla a la capital oscense. Durante este proceso, aunque se denegaban las solicitudes de asilo para personas venezolanas, se les concedía la residencia española con derecho a trabajo. Actualmente, trabaja como cocinera y sus hijos ya han obtenido la nacionalidad española, mientras que ella sigue en trámite para obtenerla.

En Venezuela, Carolina ejerció como abogada durante veintiséis años y formó parte de una ONG que protegía a la oposición de su país. Narró que en una ocasión un agente de la Guardia Civil la abofeteó por un comentario que hizo. Al denunciarlo, pasó de ser víctima a victimaria. Por temor a las represalias, decidió emigrar. Destacó que, aunque ha recibido apoyo del Estado, tanto en Cáceres como en Huesca, ha experimentado discriminación en instituciones educativas: “Había familias que no querían que sus hijas se relacionaran con inmigrantes".

Elena Torralba, profesora de lengua en un instituto, expresó su indignación por este relato: “Qué triste lo que has dicho”. Explicó que Bienvenidos Refugiados, aunque no es una asociación jurídica, se dedica a sensibilizar sobre la migración y promover una acogida humanitaria.

Sostuvo que “migrar es un derecho” y por eso todos los jueves se lleva a cabo "el círculo del silencio", en la plaza de Navarra, a las 19:00 en invierno y a las 20:00 en horario de verano, para meditar sobre esta cuestión durante cinco minutos.

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Rafael Nogués, Fran Pare y Rosine Ouattara. Foto Myriam Martínez

También abogan por “fronteras abiertas y tránsito seguro" y proclaman que "ninguna persona es ilegal”. Además de la sensibilización, tienen un componente político, porque exigen a las administraciones políticas de acogida dignas y denuncian vulneraciones de derechos.

El grupo también ofrece apoyo logístico a quienes lo necesiten en ámbitos como la salud o los servicios sociales. Los jueves, además, en el espacio Rosa Luxemburgo de Izquierda Unida, se reúnen a las 17:00 para tratar todo tipo de cuestiones que atienden, como asistencia jurídica y económica, ayudar en la búsqueda de vivienda, empleo o recursos básicos. Su objetivo es fomentar el encuentro y la ayuda mutua. Torralba se mostró convencida de que la mayoría de las personas están a favor de la acogida, aunque a veces el miedo obstaculiza la solidaridad.

Marieta Pérez, representante de la Federación Aragonesa de Solidaridad, compartió su experiencia y compromiso con la causa. Explicó que su trabajo le permite estar vinculada a una realidad de la que no quiere vivir al margen. Relató cómo le cambió la mirada una semana que vivió en Melilla. "Acercarme a la realidad de la valla me partió por dentro”, señaló.

Relató que, después de vivir lo que sucede allí, no ha podido darle la espalda a la situación. "Las violaciones en las fronteras afectan sobre todo a mujeres y niños", observó y destacó que la defensa de los derechos humanos es crucial.

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Carolina Méndez, Elena Torralba, Íñigo Aramendi y Marieta Pérez. Foto Myriam Martínez

Decidió formar redes informales para ayudar a quienes llegaban, y durante dos años convirtió su casa en un hogar de acogida, dejando siempre una habitación disponible para quien la necesitara. "Cómo puede ser ilegal que una persona busque vivir con dignidad”, mientras que las empresas del norte explotan recursos y destrozan sus países sin asumir responsabilidades. “Eso sí ilegal”, enfatizó.

Rafael Nogués, de la Mesa por la Hospitalidad, señaló que su labor se fundamenta en los principios cristianos y la doctrina social de la Iglesia, que ponen la dignidad de la persona por encima de todo. Destacó la importancia de la formación y el acompañamiento, y aseguró que nunca juzgan las razones que llevan a alguien a dejar su país.

También enfatizó que cuidan la espiritualidad a través de oraciones y retiros, y anunció la reciente creación de una página web donde se publicarán los materiales con los que trabajan.

NADIE ES ILEGAL

El moderador fue formulando una serie de preguntas a los contertulios, lo que generó nuevas reflexiones. Elena Torralba subrayó que, además de la despersonalización que supone decir que alguien es "ilegal", existe una intención de culpabilizar y criminalizar a las personas migrantes. Recordó que, en una campaña reciente, se recogieron 700.000 firmas para pedir su regularización, evidenciando la existencia de trabajo y la necesidad de personas que lo asuman.

Íñigo Aramendi apuntó que persisten mitos que deben ser desmontados, como la idea de que “quitan el trabajo” o “se llevan a nuestras hijas”. Asimismo, criticó la desinformación en los medios de comunicación y la forma en que se presentan las noticias, sin ser contrastadas y al servicio de grandes empresas, que no hacen sino perpetuar estereotipos y falsear la realidad.

Fran compartió su experiencia personal: “Al principio, en el trabajo, compañeros me decían ‘¿qué has venido a hacer aquí? Vete a tu país’”. Expresó el dolor que causa esa hostilidad. "Los migrantes no vienen a quitar nada a nadie, sino a buscar algo mejor. “Me ha tocado a mí, pero mañana te puede tocar a ti”.

Denunció el racismo que ha tenido que soportar: “El puto negro. Eso, a la cara… eso sí que mata”, se lamentó. Además, manifestó que muchas veces se asume que los migrantes no tienen educación, cuando muchos han estudiado y, en realidad, con lo que se encuentran es con enormes dificultades para homologar sus títulos.

"Los migrantes no vienen a quitar nada a nadie, sino a buscar algo mejor"

Rafael Nogués relató que ha conocido jóvenes subsaharianos que trabajan en condiciones precarias en el campo, con empleos "en negro" y sin derechos. "Uno de ellos sufrió un corte en la mano y su capataz se desentendió del problema, negándose a hablar con él".

El joven no quiso denunciar por miedo a perder el empleo. También mencionó la explotación de trabajadoras del hogar, donde muchas veces se regatean sus salarios, a pesar de que realizan labores esenciales para la sociedad. “Queremos que nos cuiden a nuestros mayores, pero no estamos dispuestos a pagarles un salario justo. ¿Quién hará estos trabajos en el futuro?”, planteó.

Marieta Pérez defendió que "los buenos tratos cambian vidas". Explicó que enfrentarse a duelos, procesos administrativos o la preparación de un viaje no es lo mismo cuando te encuentras con personas que te ayudan.

Mencionó que, a menudo, las personas cargan con mochilas muy pesadas que no son perceptibles a simple vista. Para ella, el respeto también implica que la ciudadanía tome partido y se posicione.

Además, consideró importante reconocer que siempre se puede aprender del otro, pero el ego puede ser un obstáculo. Reflexionó sobre cómo ciertas actitudes pueden ser racistas, como cuando alguien cree estar ayudando pero lo hace desde una posición de superioridad. Por ello, apostó por la humildad para reconocer si, en realidad, no se les está tratando bien, desde esa posición de privilegio. 

Carolina Méndez enfatizó que el respeto es un valor que debe inculcarse desde la infancia.  Estimó, asimismo, que la solidaridad es clave y que, si se enseña desde la niñez, se construirá una base sólida para la convivencia.

Carolina Méndez, relatando su experiencia. Foto Myriam Martínez
Carolina Méndez, relatando su experiencia. Foto Myriam Martínez

Relató una experiencia que vivió cuando fue a solicitar una cita con la matrona. Allí fue testigo de cómo una mujer marroquí, que también necesitaba una cita urgente debido a una dolencia, fue tratada con indiferencia.

Le daban en marzo una cita para mayo y tuvo que escuchar respuestas frías y poco empáticas, mientras que a Carolina le fijaron la consulta para el día siguiente. 

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Carolina se sintió afectada por la situación y reflexionó sobre la falta de valores de la funcionaria, para insistir en la idea de que el respeto debe cultivarse desde la infancia.

Elena Torralba añadió su queja sobre el "racismo institucional" y destacó lo complicado que puede ser pedir una cita de asilo.

Cuando úrbez Mrco les preguntó qué le pedirían a la sociedad, las respuestas fueron variadas: Iñigo señaló que es necesario abrir la mente y tomar conciencia de que todos somos hermanos y hermanas. Rafel Vicente subrayó la importancia de la compasión, mientras que Fran defendió la igualdad, recordando que todos somos humanos. Carolina Méndez mencionó el amor como la fuerza que hace fluir y mover el mundo y Marieta Pérez aportó el concepto de "cuidadanía", destacando el papel activo de la ciudadanía en el cuidado mutuo.

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