Las niñas y los niños pequeños no encuentran a veces el camino para expresar sus sentimientos, sus preocupaciones o sus miedos, en ocasiones porque creen que no van a ser comprendidos o porque temen alguna reprimenda. El Club de los Secretos es un cuento creado por la Policía Nacional y Unicef, que tiene como finalidad proporcionarles esos entornos seguros para que puedan hablar libremente y exteriorizar cualquier situación de violencia que puedan estar sufriendo.
En el marco de la programación del Día Internacional de la Mujer, la Biblioteca Municipal Ramón J. Sender han invitado a la subinspectora y delegada de Participación Ciudadana de la Comisaría Provincial de Huesca, Marisol Almirón, que tiene ya una importante experiencia con el público escolar y empezó a llevar El Club de los Secretos por las aulas ya el año pasado. "Al terminar alguna charla, se han acercado algunos niños que me han dicho: Tengo la sensación de que en mi casa no me quieren, en mi casa molesto -ha explicado a este periódico-. Niños que se sienten tristes o asustados, o que hay algo que les preocupa y no pueden exteriorizarlo, pero abusos o violencia no hemos encontrado".
No obstante, la subinspectora ha precisado que Huesca es una ciudad "bastante segura" y que el índice de este tipo de delitos es bajo.
El Club de los Secretos, dirigido a chicos y chicas de 6 a 8 años, está protagonizado por un perrito. Mientras lo relata, Marisol Almirón anima a su joven público a que le ayude a diferenciar cuáles son los secretos buenos de los malos y les deja claro que, estos últimos, "hay que contarlos siempre". Son aquellos que generan "tristeza, ansiedad, que nos les dejan dormir o les causan dolor de tripa".
Después de reconocer cuándo deben sincerarse con un adulto, la subinspectora les ha animado a que acudan a cuatro entornos que les van a poder ayudar: la familia, los profesores, los pediatras y la Policía. "Cuando les pregunto, es curioso, me dicen que a los primeros que acudirían es a los profesores", antes que a su padre o su madre. Los otros dos grupos quedan más relegados. "Al profesorado le gustan mucho estas charlas, porque les puede ayudar a indagar. Algún director me ha dicho que, al acabar, algún niño le ha contado un problema que tenía en casa".
En la biblioteca se han producido escenas muy divertidas, desde quienes han dicho que les contarían sus secretos a un perro o una ardilla, hasta quienes acudirían directamente a la Cruz Roja. Y como la curiosidad del auditorio era insaciable, también se ha animado un niño a preguntarle si aquello que llevaba en el cinturón eran unas esposas.
"Para que el cuento acabe bien -les ha dicho la subinspectora-, no podéis iros a la cama sin haber contado esos secretos que os molestan". Y una niña ha revelado que una vez se lavó los dientes con jabón.
Marisol Almirón ha finalizado la actividad recibiendo una fuerte ovación, con peticiones para que contara otro cuento y con los niños y niñas preguntándole cuándo iba a pasarse por sus colegios.