La abogada y política socialista Paquita Sauquillo (Madrid, 1943) considera que “no se cerrarán las heridas hasta que no haya verdad, justicia y reparación” y sostiene que lo importante de la Ley de Memoria Democrática es que se asienta, precisamente, sobre esos principios.
Sauquillo participa este lunes en el acto Las mujeres en la memoria democrática, organizado por la Agrupación Local del PSOE con motivo del Día Internacional de la Mujer, que tendrá lugar a las 18:45 en el salón de actos de la Diputación Provincial de Huesca. Además de su intervención, se proyectará la película Las cartas perdidas, de Amparo Climent, un estremecedor documental que rescata la memoria de las mujeres durante la guerra civil a través de las misivas de aquellas que fueron exiliadas o encarceladas.
“Todo el mundo tiene derecho a conocer su pasado, el de su familia y el de su país, y esto está siendo reivindicado, incluso, por Naciones Unidas. Todavía está habiendo mucha gente en fosas, que no ha recuperado su imagen ni su memoria. Hay muy pocas calles con nombres de mujeres que lo pasaron muy mal y que fueron fusiladas”, señala.
En su opinión, es un buen trabajo jurídico, que además va a permitir nacionalizarse a muchas personas que tuvieron que exiliarse. Además, frente a la anterior normativa del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, ésta incorpora apoyos económicos.
El único pero que le pone es que "llega tarde”, quizá porque durante la transición se dedicaron los esfuerzos a otros asuntos. “Teníamos muchos problemas, queríamos asentar la democracia y que salieran todos los presos políticos de la cárcel. Prácticamente dos meses antes de morir el dictador fueron asesinadas cinco personas en nuestro país y en los años 76 y 77 es cuando más juicios hubo en el Tribunal de Orden Público. En el año 77 fueron los asesinatos de los abogados de Atocha y en el 81 el intento de golpe de estado de Tejero. Es verdad que era todo complicado, pero creo que no es lógico que hayamos tenido que esperar a nuestros nietos para hacer esta Ley de Memoria, que en otros países la han hecho enseguida. Prácticamente, España es el único país que tiene miles y miles de personas sin saber dónde están”.
Rechaza de inmediato la idea de que esta ley pueda abrir “viejas heridas”, como se recrimina en ocasiones desde algunos sectores. “Los que ganaron la guerra y a los que no les pasó nada después no tienen heridas, pero tienen que ser conscientes de que hay una parte de la población muy importante que aún no saben dónde están enterrados sus familiares. Esos son los que tienen la herida -subraya-. Y hay muchos que saben que los nombres que había en algunas calles de España eran de las personas que habían asesinado a sus familiares. No se cerrarán las heridas hasta que no se produzca la verdad, la justicia y la reparación para esas personas, que son igual de ciudadanos que los otros que sí han tenido entierros dignos y han sido reconocidos”.
Paquita Sauquillo ha sido una gran activista por los derechos de la mujer y ha participado en importantes hitos en la lucha por la igualdad. “El feminismo no es de ahora. Las pioneras son de principio del siglo XX y durante la República hubo un avance muy importante. En la dictadura se produjo un parón, pero yo creo que ha habido muchas mujeres que ahora tienen 50, 60, 70 y 80 años, que hicieron que se cambiaran las leyes en el Código Penal”, defiende.
Cuando comenzó a ejercer de abogada, precisaba la autorización de su esposo hasta para comprarse una lavadora. “El divorcio no existía, hicimos la primera ley en el año 1981 y luego se fue avanzando”, indica la abogada, que también fue ponente en la comisión que trabajó en los tres supuestos en los que la ley contemplaba el aborto, y que, como recuerda, el Partido Popular recurrió ante el Tribunal Constitucional. “Hasta entonces las mujeres abortaban en condiciones infrahumanas. Cuando fui al Parlamento Europeo, las suecas, que eran las pioneras, se quedaron asombradas de lo avanzados que los socialistas éramos en España en ese terreno”.
Agrega que hay que seguir trabajando, porque las desigualdades persisten, por ejemplo, en el campo económico, y además estima que la sociedad no le concede la suficiente importancia a la igualdad.
Respecto a la Ley del Sólo sí es sí, considera que se le ha dado una importancia “innecesaria” en la normativa al consentimiento, “que en realidad ya estaba contemplado” en la normativa anterior. “Se tenía que haber tenido en cuenta la reducción de penas en el Código Penal y eso es algo que hay que corregir y creo que la nueva proposición de ley que ha presentado el Partido Socialista en el Congreso lo puede arreglar, aunque los que han salido, ya han salido. Pero me parece que es una buena ley, que avanza en los derechos de las mujeres”.
Espera, además, que exista un camino de encuentro, ante la división actual del movimiento feminista. “Yo, francamente, le diría a algunas jóvenes que el feminismo no ha empezado con ellas”.
EL MIEDO Y LA LIBERTAD
Paquita Sauquillo también fue una pionera al abrir el primer despacho laboralista en Madrid. Uno de los pasajes más duros de la vida de Paquita Sauquillo, que fue una pionera también al abrir el primer despacho laboralista en Madrid, se produjo en la llamada Semana Trágica.
El 22 de enero de 1977 asistió a una reunión en un barrio madrileño, junto a su hermano Javier y su cuñada, para que se legalizaran las asociaciones de vecinos.
El día 23 y el 24, dos estudiantes fueron abatidos en sendas manifestaciones, en las que Sauquillo también participó.
El 24 por la noche, se reunió un grupo de abogados simpatizantes del PC y de Comisiones Obreras en su despacho de Atocha, para discutir sobre el tema vecinal, pero ella no acudió porque pertenecía en ese momento a la Organización Revolucionaria de Trabajadores (ORT). Terroristas de extrema derecha accedieron al edificio y asesinaron a cinco personas, entre ellas el hermano de Paquita Sauquillo. Su cuñada quedó herida, como otras personas, y con graves secuelas durante mucho tiempo.
Asegura que todas estas circunstancias, todo este terror que le ha acechado en tantas ocasiones no ha podido con sus ideales “Hay ocasiones en las que he tenido miedo, pero por encima de todo yo quería luchar por las libertades, la igualdad y la justicia, y siempre me he sobrepuesto. Evidentemente, tenía cuidado para que no me detuvieran y era consciente de que la policía me podía tratar mal”. En 1976, permaneció casi tres meses en la cárcel de Yeserías, donde coincidió con muchas chicas que había defendido como abogada.
ASOCIACIONISMO
Sauquillo participó en la creación de la primera asociación de vecinos que se formó en España y es una firme defensora de su importancia en la sociedad. “Han jugado un papel histórico en este país en la lucha por la democracia y por el bienestar de los barrios. Se cometió un error al llegar los ayuntamientos democráticos, el 79, porque abandonaron el trabajo en las asociaciones. Al final del siglo XX y la primera década del XXI se volvió a entender que una cosa es la democracia formal de votar cuando toque, que eso es muy importante, y los partidos son clave, pero que hay otra democracia que es la de asociacionismo, bien sea cultural, estudiantil, los sindicatos y otras asociaciones, que hay que mantener. No se puede olvidar porque la democracia no es únicamente votar un día, sino que la democracia es la lucha constante por los derechos de los ciudadanos.
En la trayectoria profesional y personal, a Paquita Sauquillo le marcó en gran medida la defensa de más de 3000 afectados por el envenenamiento con aceite de colza para uso industrial, en el que fue el mayor juicio en la historia de España. “Fue muy doloroso, fue un juicio muy largo, estuvimos más año y medio en la Audiencia Nacional, vi pasar a mucha gente. Murieron más de mil personas y afectó a casi 20.000, la mayoría gente muy pobre que compraba el aceite porque era barato”, recuerda. Su importancia fue enorme, ya que fue el caso de intoxicación alimentaria más importante en Europa.
Sauquillo ha estado también ligada siempre a los movimientos pacifistas y, ante la entrada en la OTAN, defendió la neutralidad de España y se unió al movimiento por una Europa desnuclearizada, END. “Comencé a asistir a reuniones con pacifistas europeos y, cuando entramos en la OTAN, algunos quedaron muy desilusionados, y otros pensamos que teníamos que seguir trabajando por la paz y creamos en 1984 el Movimiento por la Paz, el Desarme y la Libertad (MPDL)”, organización que presidió desde el principio. “Acabo de dejar este cargo porque me parece que no se puede uno morir siendo presidente de algo; tiene que pasar a otros”, considera.
Esta organización “ha ido cambiando como ha ido cambiando la sociedad. Al principio éramos únicamente un movimiento pacifista, y creímos en la década de los 80, y sobre todo cuando cayó el muro de Berlín, que ya había desaparecido el enfrentamiento de los bloques y que había que luchar por el norte y el sur, contra la pobreza, y comenzamos a hacer programas de cooperación. Posteriormente, cuando a finales de los 90 comienzan a venir inmigrantes a España, nos dimos cuenta de que había que trabajar por quienes llegan en pateras, de hecho, tenemos un montón de pisos en toda España para acogerles”.
A esta labor se unió en la guerra en Yugoslavia el trabajo con los tres frentes en conflicto, Bosnia, Croacia y Serbia, porque “todos son víctimas. Somos -explica- la única organización que se mantuvo 20 años en la zona, y de hecho, cuando nos fuimos dejamos una ONG creada en Serbia”.
Desde esta perspectiva, y ante la guerra de Ucrania, Sauquillo señala que hay que tener claro que hay un agresor y un pueblo agredido, pero que, “evidentemente, hay que buscar la forma de que eso se pare”. El MPDL ha dedicado un número de su revista a analizar la salida, en el que se han puesto sobre la mesa diferentes posturas. “Ninguno va a ser al final triunfador y se deben buscar fórmulas de negociación, y que no haya más muertos, creo que no hay otra salida”, dice y agrega que “es triste que la ONU, que se creó para resolver fundamentalmente los conflictos, no puede jugar ese papel”.
El MPDL está incluida en la Plataforma del Tercer Sector, junto con las organizaciones sociales más importantes y plataformas como la del voluntariado, presidida por Luciano Poyatos, y en la que Sauquillo es vicepresidenta, “y donde juegan un papel muy importante organizaciones de Huesca y en concreto Juan Hidalgo, que es el tesorero de nuestra plataforma”, resalta.
LA MUERTE DE UN HIJO Y FALTA DE VALORES
En el año 1998 llegó el momento más duro en la vida de Paquita Sauquillo por la pérdida de su hijo Javier, “como lo es para cualquier padre o madre que pierde a un hijo”. “Fíjate -dice Sauquillo- que cuando se muere tu compañero o compañera se dice que eres viuda o viudo; cuando los padres, huérfano o huérfana, pero cuando se muere un hijo no hay palabras, porque es tan duro… no piensas nuca que vas a enterrar a tu hijo”.
Recuerda que Javier era un joven “estupendo, listísimo, guapísimo, muy deportista y que empezó a los 16 años con anorexia. Entonces no había casos de anorexia en chicos, ahora hay muchísimos; no sabemos cómo comenzó, ni él lo supo tampoco. Quizá fue porque le salieron muchos granos y el médico le dijo que se quitara las grasas…, y la cabeza humana es muy complicada, si entran obsesiones y nos las controlas, se apoderan de ti”.
Fueron tres años muy malos, pero “creí que salía adelante y hubiera podido hacerlo porque estaba mejor, pero le dio una bajada de glucosa en el metro y le dejaron tirado”, pensando que se trataba de un drogadicto o un borracho. El caso se conoció al haber un juicio y “fue importante porque hubo muchos jóvenes que cuando veían al alguien en la calle en mal estado se acercaban, pero luego me enteré de muchos casos, por ejemplo, diabéticos que tienen una bajada de glucosa y que nadie les ha dado el azúcar que en ese momento necesitan”.
Sauquillo cree que esa falta de valores no ha cambiado. “Diría que ahora estoy viendo una sociedad todavía más preocupada del aspecto físico que de valores. Nos falta en esta sociedad del siglo XXI recuperar valores, el valor de la de la solidaridad, el valor de la verdad. El avance de la tecnología, en vez de usarlo al servicio del hombre, es al revés, y en vez de hacernos más solidarios y mejores, está siendo un sistema que nos está controlando”.
DIVISIÓN EN LA IZQUIERDA
Ante las próximas elecciones, Sauquillo lanza el mensaje de que la izquierda, cuando se ha dividido, ha perdido. “Yo pude entrar en el Ayuntamiento de Madrid en 1979 si hubiéramos ido juntos”, recuerda. “Se ha demostrado que siempre que la izquierda no se ha unido se han perdido las elecciones. Ha habido un momento interesante, pero ahora está la izquierda muy dividida. El mensaje que da el Partido Socialista es que la izquierda tiene que ir unida, si no es en el PSOE, en los que están más a su izquierda, porque la división favorece clarísimamente a la derecha”, concluye.