Pequeños ratones se pasean a sus anchas por el altar de la Iglesia de San Vicente el Real de Huesca

Las cuidadoras voluntarias del templo han expresado su preocupación por el aumento de la presencia de los roedores mientras de la Diócesis han asegurado que sólo hubo uno y se tomaron medidas

25 de Junio de 2024
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Iglesia de San Vicente el Real en Huesca
Iglesia de San Vicente el Real en Huesca

Las cuidadoras de San Vicente el Real se han visto desagradablemente sorprendidas en las últimas fechas por el correteo de pequeños ratones negros en torno al altar, presencia inquietante que ha sido comunicada a las autoridades eclesiásticas a la espera de que decidan tomar alguna medida para atajarla.

Más de una docena de voluntarias se turnan durante toda la semana para abrir las puertas del templo barroco del Coso Alto, cuyo atractivo turístico se suma a la veneración religiosa de los elementos de la Compañía de Jesús. Han llegado a ser veintiuna de manera que a tres turnos por día cubrían los siete días, pero ha habido bajas y actualmente tienen que doblar para que no se pierda la posibilidad de realizar visitas, además de los oficios religiosos.

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El caso es que las voluntarias han padecido ya algunos sobresaltos por la presencia de los roedores, con algunas escenas que, de no ser por la cierta aprensión que muchos tienen a estos animales, serían incluso simpáticas. En una anécdota, mientras oficiaba la liturgia, ese sacerdote que es tan querido como José María Alonso comprobó, no sin sentido del humor, cómo un pequeño ratón se subía sobre su zapato. Menos gracia hizo a una de las cuidadoras la salida en tromba de un ejemplar cuando retiraba un cepillo con las limosnas de una mesa, un susto considerable. Algunas mujeres ya han expresado su preocupación por estos animales que, por el punto en el que se mueven -la alfombra del altar-- podría indicar que el foco está en el jardín de la parte de atrás.

El caso es que se encuentran a la espera de que la Diócesis comunique cuáles van a ser las medidas que van a aplicar para evitar la proliferación de los roedores que, como es conocido, tienen una extrema prolijidad en la reproducción. Y, aunque sean criaturas del Señor, a pocos agradan y en nada contribuyen a la sensación de cuidado de un patrimonio tan importante como es la Compañía.

Fuentes de la DIócesis, por su parte, minimizan la visión de las cuidadoras y aseguran que sólo salió un ratón y tomaron medidas desde el primer momento, "y por ahora no hay más".

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