Píldoras contra el estrés: García Campayo, Pelegrín y Olivera hablan del sentido de la vida

Los tres psiquiatras proponen "vivir más despacio" y abordan los retos que tiene al respecto la sociedad actual

18 de Junio de 2024
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Recetas contra el estrés de Javier Olivera, Carmelo Pelegrín y Javier García Campayo

Especialistas en Psiquiatría coinciden en que es urgente abordar el estrés como un grave problema de salud pública e implementar estrategias efectivas y apoyo social para mitigar sus efectos. La educación y la promoción de hábitos saludables se perfilan como pilares fundamentales ante este desafío de la sociedad actual.

Javier García Campayo, catedrático de Psiquiatría y director del Máster de Mindfulness y de la Cátedra de Ciencias Contemplativas de la Universidad de Zaragoza, y Carmelo Pelegrín Valero, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario San Jorge de Huesca abordaron recientemente esta problemática en la Fundación Ibercaja en Huesca, para poner fin a un ciclo sobre bienestar emocionar organizado por Javier Olivera Pueyo, psiquiatra y jefe de sección del mismo hospital, que después entabló un debate con ellos.

Carmelo Pelegrín inició su intervención explicando que "el estrés es una reacción ante los estímulos" y una interacción entre nuestras capacidades y los acontecimientos de la vida. Se trata de una situación compleja en la que intervienen componentes neurológicos cerebrales, sociales y de personalidad. "Algunas personas son más resistentes y resilientes, y salen fortalecidas de las crisis", comentó.

Javier García Campayo, Javier Olivera y Carmelo Pelegrín. Foto Myriam Martínez
Javier García Campayo, Javier Olivera y Carmelo Pelegrín. Foto Myriam Martínez

Pelegrín hizo hincapié en la importancia de cómo nos "enfrentamos a la vida" y afirmó que los aplazamientos en la búsqueda de soluciones pueden agravar los problemas.

Por eso, defendió la necesidad de adoptar una actitud activa frente a los desafíos, en lugar de una pasiva, que solo contribuye a aumentar el estrés. 

Un pilar importante, en este asentido, es el apoyo familiar y de nuestro entorno, así como del ejercicio y las relaciones humanas, pero recordó que vivimos en una sociedad compleja. "Hay un 15% de inmigrantes que sufren otro tipo de estrés y tienen otras necesidades", precisó Pelegrín.

El psiquiatra expresó su preocupación por la hiperprotección de los hijos en las familias modernas, y cuando son jóvenes, se encuentran con muchas dificultades en la vida profesional y aumentan las bajas laborales. Pelegrín añadió como un condicionante importante "la precariedad que hay en algunos trabajos".

El estrés produce un aumento de cortisol en sangre, lo que puede desencadenar una serie de síntomas como "fatiga, olvidos, irritabilidad" y enfermedades, como depresión y problemas cardíacos, entre otros", explicó Pelegrín.

Además, está relacionado con el aparato digestivo y puede causar déficits cognitivos y tensiones musculares. Pelegrín alertó sobre la normalización del consumo de cocaína como una respuesta al estrés en la sociedad, una preocupación creciente.

Javier Olivera Pueyo. Foto Myriam Martínez
Javier Olivera Pueyo. Foto Myriam Martínez

En opinión de Javier García Campayo, un antídoto contra el estrés sería "vivir lento", en referencia a su libro "Parar para vivir mejor", e invitó a la audiencia a reflexionar sobre esta perspectiva y el sentido de la vida.

La pandemia, con su situación excepcional, fue un punto de referencia clave. "Pocas generaciones han tenido que experimentar que todo el planeta se detenga tres meses, es algo realmente inaudito", comentó.

Uno de los fenómenos más notables observados en Estados Unidos fue el cambio masivo de empleo, donde "la mitad de los trabajadores se cambiaron a otro", no necesariamente mejor pagado, pero que les proporcionaba más tiempo libre y coherencia con sus valores personales.

"Mucha gente no quiere parar porque eso le obliga a pensar", explicó, señalando que meditar es "sentarse y sentirse", un proceso que puede revelar verdades incómodas. Esta reflexión se vincula con el concepto de "efecto perspectiva", surgido cuando los primeros astronautas llegaron a la Luna en 1969. Michael Collins, uno de los astronautas, percibió la fragilidad y belleza de la Tierra, lo que transformó su visión del mundo y de sí mismo.

García Campayo extendió esta idea a otros contextos donde se experimenta una perspectiva transformadora, como en situaciones de belleza extrema, deportes de alto riesgo y el ascenso a montañas de gran altitud.

Carmelo Pelegrín. Foto Myriam Martínez
Carmelo Pelegrín. Foto Myriam Martínez

Además, mencionó cómo cambios sociales, como la caída del Muro de Berlín, la alarma climática y la llegada de la meditación a Occidente en los años 90, han facilitado una reevaluación de los valores y el sentido de la vida. La aparición de la psicología positiva también ha influido, alterando el enfoque de los aspectos negativos del malestar al fortalecimiento del bienestar.

En su análisis, García Campayo subrayó que "si una persona no tiene un gran sentido de la vida, es mucho más difícil que sea feliz". La capacidad de reinterpretar positivamente los sucesos vitales negativos y extraer aprendizajes de ellos es crucial para encontrar sentido y satisfacción en la vida.

La trascendencia es la sensación de que nuestras acciones impactan más allá de nosotros mismos y contribuyen a futuras generaciones, y eso es cada vez más valorado.

El psiquiatra invitó a la sala a realizar una prueba de reflexión-meditación sobre lo que consideran importante al final de sus vidas, después de visibilizar las distintas etapas de nuestra existencia. "Por lo general, el sentido de la vida es la sensación de que nos han querido y de que hemos querido a otras personas, y la sensación de haber ayudado", concluyó. 

García Campayo cerró su intervención destacando la importancia de la paciencia y ser amigo de uno mismo en la gestión de problemas, que se gestionan mucho mejor con la aceptación. "Recordando lo que es importante, evitamos quedarnos atrapados en luchas innecesarias.

Propuso Javier Olivera hablar del sufrimiento, algo "consustancial a la naturaleza humana", como comentó García Campayo, quien destacó, no obstante, la creciente importancia de la búsqueda del bienestar y el surgimiento de la psicología positiva, una corriente que, por primera vez en la historia, promovió la idea de que el ser humano tiene derecho a ser feliz. Asimismo, el psiquiatra defendió que esta felicidad debe buscarse dentro de uno mismo y a través de la conexión personal.

Javier García Campayo. Foto Myriam Martínez
Javier García Campayo. Foto Myriam Martínez

Pelegrín destacó la complejidad del manejo del dolor, especialmente en ausencia de una patología clara, y abogó por un enfoque más cuidadoso y menos dependiente de medicamentos. En este sentido, se mostró contrario al aumento de la prescripción de opiáceos en enfermedades crónicas, "porque tienen muchísimos efectos secundarios y producen tolerancia", es decir, van perdiendo su efecto.

El debate tomó una dirección más interactiva cuando Javier Olivera preguntó a la audiencia quién consideraba que el mundo se encuentra en una "mala" situación. Olivera y Campayo se situaron en el lado optimista, mientras que Pelegrín adoptó una postura más crítica. Pelegrín reconoció que vivir en Occidente es un privilegio, pero comparó esta situación con las tragedias en lugares como Ucrania y Gaza. Comentó que "estamos en unas sociedades mucho más egocéntricas" y criticó la deshumanización, la creciente agresividad y la falta de respeto hacia las mujeres.

Olivera argumentó que "nunca en la historia de la humanidad ha habido una conciencia social tan notable como ahora" en términos de derechos humano, educación, respeto a las minorías y conciencia ecológica. Sin embargo, Pelegrín expresó su desacuerdo, señalando los problemas derivados de las redes sociales y la falta de acción significativa ante crisis globales. Citó como ejemplo la escasa movilización actual ante  "la gravedad de lo que está ocurriendo en Gaza", en comparación con generaciones anteriores ante situaciones de injusticia.

Javier García Campayo destacó la importancia del vínculo en el desarrollo emocional de los niños, afirmando que "el mejor regalo que podemos hacer a los hijos es una sensación de apego seguro", algo crucial para establecer relaciones saludables en el futuro. García Campayo y Olivera coincidieron en que, aunque la demanda emocional de los hijos es ilimitada, es vital encontrar un equilibrio entre proporcionar apoyo y establecer límites.

Carmelo Pelegrín expresó su preocupación por el aumento de trastornos de personalidad relacionados con la falta de apego y el acoso en la infancia. Señaló que "hace unos años solo había dos personas ingresadas en una planta de 30 camas por trastornos límite de la personalidad. Ahora están ocupadas un 25% por este motivo". Este incremento refleja, en su opinión, una pérdida de responsabilidad parental y una desatención hacia las necesidades emocionales de los jóvenes.

Los móviles salió también a colación, y tanto García Campayo como Pelegrín coincidieron en la necesidad de limitar su uso entre los jóvenes, sugiriendo que no se les debería proporcionar hasta los 14 años para evitar problemas asociados. García Campayo afirmó que este es un problema que requiere un enfoque estructurado a nivel social y familiar.

"Basta con ser un padre o una madre suficientemente bueno"

Por otro lado, García Campayo observó que los progenitores intentan ser los mejores, pero tratan de compensar con cosas materiales sus ausencias. "Basta con ser un padre o una madre suficientemente bueno", proclamó, pero destacó la importancia de dedicar tiempo y tiempo de calidad a los hijos.

El debate concluyó con una reflexión sobre qué significa vivir una "vida mejor". Olivera defendió que implica más libertad y la mayor capacidad de elección, aunque reconoció que esto conlleva mayores riesgos vitales.

Una interesante jornada sobre la complejidad de la sociedad moderna, el necesario equilibrio entre el bienestar personal y la responsabilidad, la búsqueda de la felicidad y la salud emocional.

 

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