Pilzán, el pueblo con castillo del que se escribió su conquista por Ramón Berenguer I y Armengol III de Urgel, ha sido este domingo reconquistado por los corazones de los lugareños, una decena con vecindario real y unos cuantos más siempre enlazados desde la diáspora, y por los beneficiarios de la hermosa acción de la Fundación Crisálida de Camporrells de Jacinto Marqués, que ha propiciado la ocupación de artistas de magnanimidad creativa y solidaria. Ha sido una jornada hermosa, humilde, alegre con motivo del Día Internacional de las Personas con Discapacidad. Como explicaba la convocatoria, "nuestra manera de ser personas, nuestra manera de dar gracias".
Ha vestido sus mejores galas este bonito y recoleto rincón ribagorzano de término de Benabarre (cuyo ayuntamiento ha participado en la iniciativa) para, justo cuando sonaban las campanas de mediodía, iniciar un encuentro con el arte con la música de Julia Cruz y Carla Zanuy, la danza de Pau'a'm, la pintura con alma de Kendra Keenan y la artesanía con espíritu de Down de Artecor.
Sin ser San Miguel, sin corresponder al Lunes de Pascua por la Virgen de Terrés, la atmósfera ha sido festiva, alegre. Todo, repentinamente, se ha convertido en sensibilidad, en sutileza. La voz fragatina de Julia Cruz, con Carla Zanuy en el teclado, ha deslizado sus versos: "El mar halla el agua en su paraíso ansiado, y el sudor su horizonte, su fragor, su plumaje. El sudor es un árbol desbordante y salado, un voraz oleaje. Llega desde la edad del mundo más remota a ofrecer a la tierra su copa sacudida, a sustentar la sed y la sal gota a gota, a iluminar la vida". Continúa Miguel Hernández, pero ya con el tono de voz elevado en el terciopelo musical de Julia, mientras Pau'a'm dibuja entre el aire y el suelo poesía en coreografías empoderadas con sus propios mensajes. "Hijo de movimiento, primo del sol, hermano, de la lágrima, deja rodando por las eras, del abril al octubre, del invierno al verano, áureas enredaderas". Miguel Hernández hasta la eternidad.
En Pilzán se ha concentrado la volatilidad contundente de los acrílicos de Kendra Keenan, simbiosis con la naturaleza, espiritual en su conexión con su cosmos personal y con el universo que le rodea. Su mundo de abstractos plenos de ensoñaciones que se hacen corpóreas en una puerta y repentinamente desaparecen en la puesta de sol o en las aves. En el enclave ribagorzano, ha gozado de su amor por las puertas reales y simbólicas. La estadounidense se zambulle con facilidad, por su trabajo pretérito en el aula de su hijo mayor, en el espacio de los niños con discapacidad. Hoy vive en Sitges y su compromiso le conduce a limpiar los mares de plásticos y buscar una vida sostenible.
El sol refulgía pasado ya el ecuador de la jornada. Artecor Monegros hace carpintería artesanal, artística, restauración en Alberuela de Tubo. Con una conexión singular con la Fundación Crisálida, le ha entregado un obsequio de madera con el nombre de Pilzán. De paso, ha dejado el sonido eterno de la poesía en voz de jóvenes con síndrome de Down con un romance explicativo del regalo. Ahí se han lanzado.
"Era una tarde de otoño, me bajé al río a pescar una carpa o un siluro, o un lucio de armas tomar"... Como les gusta curiosear, dieron con un "arcón viejo, nacido para el ajuar de una novia casadera". "Casi siempre era de pino, los más ricos de nogal, ésta era de casa pobre, de pino para no dudar", pero "hubo artesanos, maestros en el tallar"... Un frontal muy bien tallado con geometría y con paz. Entre tablas de guardar, llegaban ellos para reciclar, "que sólo va a la estufa lo que no se puede usar, para dar una segunda vida, o tercera o qué más dar". El resultado, hoy vuelve a resucitar el frontal de aquel arcón nacido para un ajuar. Es una madera singular, los colores son con tierras de Monegros. Han mostrado su obra de arte de Artecor, con letras de madera de sabina. Una preciosidad. La novia casadera estaría encantada.
La fiesta ha seguido fluyendo, con la exhibición de los cuadros de Kendra. Y otra vez Julia, y Carla, y Pau, "yo soy como el chile verde, llorona, picante pero sabroso. Ay, de mi llorona, llorona, llorona, llévame al río"..
Jacinto Marqués, que jugaba en casa aunque su gran obra se proyecta desde Camporrells, ha celebrado entre una emoción embriagadora la generosidad de todos. Ha cumplido quince años desde que aquel verano de 2009 decidió dar un paso definitivo hacia adelante para la integración de personas con discapacidad intelectual, muy capaces en el oficio desde el primigenio alimento del pan que obtienen de su obrador. Siguen las realidades, esa tienda de la gasolinera de Benabarre, la casa rural de Estopiñán. Un modelo que ha recibido premios, pero cuyas vivencias son difícilmente tan entrañables como esta de Pilzán. Un canto a la vida, una oda a la normalización, un elogio del arte.