Circunstancias de los avances de la civilización, los Reyes Magos de Oriente han venido desde hace décadas a cambiar su forma de movilidad y los camellos, en su merecida jubilación tras siglos de soportar el peso de Melchor, Gaspar y Baltasar, han dejado en muchos pueblos y ciudades paso a los rugientes tractores o a otros vehículos de automoción.
Lo que no es tan común es lo que sucede en Tardienta, que, como buen pueblo ferroviario que es, aguarda a los Magos en la estación de tren con la mirada expectante de esas niñas y esos niños cuyos rostros cobran una vida especial, la de la ilusión. En torno a las 18:45 horas, el maquinista del ferrocarril ya hará sonar el chu-chú de su claxon para que los pequeños sean conscientes de que, efectivamente, en Oriente se han montado tres señores con aspecto real a los que acompañaban nueve pajes lustrosamente ataviados, y que además llevan grandes sacos que, presuntamente, pudieran contener regalos.
El caso es que sobre las siete menos cuarto de la tarde serán cientos los seres menudos, con madres, padres y abuelos, que verán descender a los Reyes Magos y lo harán con sones navideños muy especiales, y es que la mejor charanga del mundo mundial, la de Tardienta, amenizará con alborozo este precioso momento.
Tras los preceptivos saludos, cada rey se instalará en su carroza, con los pajes, y acudirá a adorar al niño al magnífico Belén Viviente de Tardienta, y desde allí mismo, desde el balcón del Centro Cívico, los tres saludarán al pueblo y leerán, escogidas al azar, algunas de las cartas que les han escrito con la tinta de la esperanza y la ilusión las niñas y los niños del pueblo.
Será el preludio público de la intimidad del reparto en cada domicilio. De la plaza del Centro Cívico, partirán los Reyes Magos hacia las casas con los regalos que dejarán para todos los pequeños que han enviado las cartas. Fuentes próximas a la comitiva real han confirmado que, igual que el pasado año, en este 2025 no ha venido ninguna carga de carbón para los peques traviesillos. Si acaso, del dulce que toman los Magos para soportar una noche de tanto trabajo. ¡Felices Reyes, Tardienta!