Amenaza lluvia, pero sólo amenaza y tan sólo un ligeros chispear incomodará levemente al centenar largo de personas de toda edad y condición que ocupan la Plaza del Conservatorio de Monzón. En un acto plural y diverso, mujeres de distinta condición acceden al estrado para exponer, junto a reivindicaciones más generales, aquellas otras que afectan más específicamente a sectores tales como viudas, mujeres emigrantes o de etnia gitana.
En el manifiesto que se ha leído durante el acto, se ha destacado que están muy contentas por la respuesta ciudadana a la concentración de hoy. La lectura del manifiesto es coral, participando mujeres viudas, amas de casa, jóvenes estudiantes, cuidadoras profesionales, migrantes, mujeres de diversas procedencias y orígenes, representativas de la población. Y por primera vez participan mujeres gitanas.
Son citadas y expuestas con crudeza cuestiones tales como la invisibilización de la mujer, el compromiso inquebrantable con la igualdad del movimiento feminista, abolición de los vientres de alquiler y tráfico de niños, violencia obstétrica, pornografía y abolición de la prostitución, explotación reproductiva, reparto de cuidados, mercantilización del cuerpo de la mujer, la negación de la violencia machista, la privación de los derechos bajo el gobierno talibán en cualquier lugar bajo conflicto bélico, las tradiciones que violan derechos humanos, el techo de cristal y la brecha laboral, el abandono de mujeres con discapacidad condenadas al estigma… Una muy larga lista de hechos y situaciones que están presentes, una vez más, este 8M.
Este 8M salen a la calle para enfrentar a quienes niegan la violencia machista, para denunciar el genocidio de Palestina, la privación de derechos de las mujeres afganas, de las mujeres sirias. Es la lucha de todas las mujeres del mundo por la cosificación de nuestros cuerpos. Exigen que los derechos humanos prevalezcan sobre tradiciones culturales y religiosas que oprimen a niñas y mujeres.
Denuncian la feminización de la pobreza, la exclusión social y la precariedad laboral, que la maternidad y los cuidados penalizan, la explotación y el abandono de las mujeres con discapacidad, y que se reconozca a las mujeres migrantes como ciudadanas de pleno derecho, así como la aportación económica, social y cultural que hacen en esta sociedad. Exigen un aborto libre y seguro en los hospitales públicos, la abolición de los vientres de alquiler y el mercado de óvulos. Rechazan el sistema prostitucional y la pornografía porque normalizan y promueven la reproducción de las violencias y la explotación que se usa contra mujeres y niñas.
La última oradora finaliza con un grito de compromiso y rebeldía: "Por las que nos precedieron, por nosotras y por las que vendrán, ¡¡Que viva la lucha de las mujeres!!"
Tras la lectura del comunicado, y al igual que sucedió al inicio del acto, Narel (Inés Palacín, cantante montisonense) pone el punto final a la concentración con música, baile y alegría, entonando canciones que ya forman parte de la banda sonora del feminismo, tales como "Mama" y "La puerta violeta".