Los médicos constituyen uno de los colectivos profesionales más implicados en cooperación y voluntariado internacional. En los 52 Colegios Oficiales que existen actualmente en España, se han creado 28 Oficinas que tienen como objetivo facilitarles esta labor.
La más reciente es la de Huesca, que se va a poner en marcha este miércoles, 29 de marzo, con un acto de presentación que se iniciará a las 18:00 y va a contar con la presencia de la vicesecretaria del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos, Rosa Arroyo Castillo, y la directora técnica de la Fundación, Sonia Agudo.
Tras las palabras de bienvenida del presidente del Colegio oscense, José María Borrel, Sonia Agudo explicará cuál es la labor de la Fundación de los Colegios de Médicos para la Cooperación Internacional, una entidad que depende del Consejo General de Colegios Médicos y se ocupa, principalmente, de dar soporte a aquellos facultativos voluntarios o cooperantes en campañas sanitarias internacionales
Rosa Arroyo, que se referirá a las experiencias internacionales en cooperación, destaca que la Fundación de los Colegios se ocupa un poco más de los voluntarios que precisan más respaldo, puesto que “que salen con ONG pequeñas, hacen campañas de corta duración cada año y necesitan ayuda para que su labor sea eficiente”.
Ella misma, especialista en Oftalmología, tiene una amplia experiencia como voluntaria, la más reciente con Ilumináfrica, y considera la cooperación internacional “nos quita muchas cosas que nos agobian sin ser importantes”.
“La Fundación hace de red o de punto de encuentro de todas las oficinas de cooperación de los 52 colegios provinciales que tenemos y sirve de apoyo también a lo que llamamos el registro de colegiados cooperantes y voluntarios, que es de gran utilidad para proporcionarles esa información sobre las prestaciones, pero también para conocer cuáles son sus necesidades en el mundo del voluntariado y la cooperación".
Tanto Rosa Arroyo como Sonia Agudo darán unas pautas sobre todo lo que necesita saber el cooperante o el voluntario antes del salir al terreno. Lo primero que aclara la primera es que no es lo mismo el voluntariado que la cooperación.
“Los médicos cooperantes tienen una relación laboral con la ONG con la que viajan, mientras que los voluntarios deben ocuparse de su seguro de responsabilidad civil profesional en el terreno, de su seguro si no se lo proporciona la Organización: de evacuación, y enfermedad o accidente en viaje”, señala Arroyo.
No obstante, observa que, desde hace poco tiempo y después de mucho esfuerzo, “se ha conseguido que la Fundación para la Cooperación le proporcione ese seguro a los a los voluntarios que lo quieran solicitar”, por alianzas que ha establecido y compañías colaboradoras.
Antes de emprender viaje, hay que solicitar en el Colegio de Médicos de su correspondiente provincia el certificado de idoneidad profesional, que le identificará como médico y como especialista.
Se trata de un documento que incluye un código de verificación que acredita que estás habilitado para el ejercicio, es decir, que no estás suspendido por una causa judicial o una falta deontológica, y tiene una validez de tres meses.
“Y es muy importante llevar el seguro de responsabilidad civil profesional y el seguro de desplazamiento de accidente o riesgo en viaje -insiste- y, por supuesto, recuerda que hay que llevar siempre la cartilla de vacunación actualizada y conocer las alertas sanitarias del país al que se viaja”.
Agrega que también es “fundamental” darse de alta en el registro del Ministerio de Asuntos Exteriores para que figure la situación de itinerancia. “Eso favorece que si se produce alguna complicación en el terreno donde estés, algún fenómeno natural adverso o como ocurrió con la covid, el Ministerio sepa cuántos expatriados tiene por un motivo de cooperación”, y observa que es también muy recomendable hacerlo en otras circunstancias, por ejemplo cuando se sale fuera de Europa en viaje de placer.
Es necesario, asimismo, consultar las condiciones del terreno. El Ministerio de Asuntos Exteriores proporciona una información actualizada permanentemente de los países en riesgo o en conflicto bélico, muchos de ellos situados en África, y hay que tener en cuenta que la situación es cambiante. “Yo estuve en 2017 en Burkina Faso, pero ahora las condiciones no son favorables y nosotros tenemos una responsabilidad, si desplazas un número de personas a un terreno tiene que ser una campaña eficiente, no puedes producir una serie de trastornos que hagan que sea más caro el haber ido que haber destinado ese dinero a otra acción. Durante la covid, se pidió que se evitaran desplazamientos a lugares donde pudiera ser un problema la asistencia o el traslado a España. Tampoco se recomienda, por ejemplo, entrar en Ucrania, sin embargo, si quieres colaborar, en la página web de la Fundación figuran las buenas prácticas para colaborar con este tipo de situaciones”.
Allí mismo se informa sobre la manera de canalizar las ayudas a Siria y a Turquía, y hay información respecto a otras iniciativas que pertenecen al Ministerio de Asuntos Exteriores, al de Sanidad o a la Agencia Española de Cooperación.
La Fundación también proporciona atención psicológica post campaña, si el voluntario o cooperante ha vivido alguna experiencia sobre el terreno que le lleve a precisarla.
Rosa Arroyo destaca el carácter multidisciplinar de las ONG como Solidariedade Galega, una entidad pequeñita con la que se inició como voluntaria en 2006, subraya también el papel de enfermería, óptica y otros profesionales como los logistas, que lo preparan todo antes de partir. Ha trabajado en Nicaragua, en los campamentos saharauis en Argelia, India y Burkina Faso.
Las últimas campañas las ha vivido con Ilumináfrica y el óptico oscense Enrique Ripoll. “La verdad es que ha sido una experiencia maravillosa en todos los sentidos. Llevan más de 10 años justo al sur de El Chad, el viaje es atroz, y allí se mantienen los microscopios y tienen todo preparado para cuando vamos. Se trabaja muy a gusto porque, realmente, tanto la gente que nos recibe allí como los compañeros que van tienen muy interiorizada eso de la eficiencia, hay que intentar hacer lo más posible, en el menor tiempo posible”.
“La verdad que, excepto el viaje, la experiencia es muy muy gratificante, te da una energía para el resto del año y, sobre todo, es una terapia incluso para el cooperante que nos quita muchas que nos agobian sin ser importantes”.