Rosa Molina: "Reconocer y manejar los microtraumas mejora nuestra salud mental y física"

La psiquiatra participó en Huesca en el ciclo dirigido por su colega Javier Olivera

01 de Junio de 2024
Guardar
Rosa Molina y Javier Olivera, en la Fundación Ibercaja de Huesca. Foto Myriam Martínez
Rosa Molina y Javier Olivera, en la Fundación Ibercaja de Huesca. Foto Myriam Martínez

Los microtraumas afectan nuestro bienestar físico y mental, y cada emoción experimentada se refleja en nuestro cuerpo. La psiquiatra Rosa Molina analizó recientemente en el Centro Fundación Ibercaja cómo influyen estas "heridas silentes" en nuestras relaciones y en nuestra capacidad para afrontar la vida diaria.

Durante su intervención, enmarcada en el ciclo presentado por su colega Javier Olivera, jefe de Sección de Psiquiatría en el Hospital Universitario San Jorge y profesor asociado de la Facultad de Ciencias de la Salud y el Deporte de Huesca, abordó la importancia de reconocer y manejar estos microtraumas para mejorar nuestra salud integral.

Javier Olivera Pueyo. Foto Myriam Martínez
Javier Olivera Pueyo. Foto Myriam Martínez

Con una destacada trayectoria como psiquiatra, divulgadora y autora de libros como "Una Mente con Mucho Cuerpo" y "Tus microtraumas", Molina enfatizó la necesidad de tratamientos individualizados y de entender las complejas interacciones entre nuestros antecedentes biológicos, psicológicos y sociales.

Molina explicó que las sensaciones corporales son una forma de lenguaje que utilizamos para comunicarnos, que refleja nuestras vivencias y experiencias, incluidas las situaciones difíciles o microtraumas.

Estas adversidades cotidianas, aunque a menudo pasen desapercibidas, dejan una huella significativa en nuestro cuerpo y mente. Por ello, subrayó la importancia de "reconocer y manejar estos microtraumas para mejorar nuestra salud mental y física".

Los microtraumas son "ciertas heridas" que no alcanzan la intensidad de los traumas "con T mayúscula", pero que generan un malestar. "Son más silentes, más microscópicas, pero también dejan huella y marcan nuestra vida, cómo nos relacionamos con los demás, con el trabajo, con nosotros mismos".

Rosa Molina, en el Centro Fundación Ibercaja de Huesca. Foto Myriam Martínez
Rosa Molina, en el Centro Fundación Ibercaja de Huesca. Foto Myriam Martínez

La salud mental es un tema complejo y multifacético, que a menudo se aborda desde la perspectiva de la triada biopsicosocial. Esto implica que venimos con una vulnerabilidad previa, influenciada por antecedentes familiares, depresión o trastornos mentales. Estas predisposiciones pueden aumentar nuestra susceptibilidad a experimentar traumas.

La especialista advirtió que eso no significa que determinen de manera absoluta que uno vaya a sufrir una experiencia traumática, pero sí añaden "cierta vulnerabilidad" en un porcentaje significativo. Además de estos factores, cada persona tiene una respuesta individual basada en las estrategias de afrontamiento y capacidades desarrolladas a lo largo de la vida.

El contexto social y cultural también juega un papel crucial, ya que el entorno que nos rodea influye en cómo percibimos y manejamos este tipo de experiencias. En conjunto, un contexto marcado por el aspecto biológico, psicológico y social determina el impacto que una experiencia puede tener en nuestra vida diaria.

En su libro, la autora menciona varios ejemplos de microtraumas. Un caso notable es el acoso escolar, que deja "heridas de rechazo y un sentimiento de no pertenencia al grupo". Estas heridas son especialmente difíciles de manejar durante la adolescencia y pueden dejar marcas profundas, aunque no necesariamente determinantes, en quienes las sufren. En la edad adulta, un equivalente podría ser el acoso laboral.

Además, las experiencias repetidas de abuso verbal en relaciones de pareja también son significativas.  "Las verbalizaciones continuas negativas en torno a nuestra persona, al final llegan a desgastarnos y nos llevan a una situación de indefensión aprendida," señala la autora.

Este estado de indefensión se caracteriza por la sensación de que no hay nada que podamos hacer para cambiar nuestra situación. 

Rosa Molina conversa con Javier Olivera. Foto Myriam Martínez
Rosa Molina conversa con Javier Olivera. Foto Myriam Martínez

SÍNTOMAS DE UN MICROTRAUMA

Para detectar si estamos siendo víctimas de un microtrauma y no simplemente de una experiencia puntual, debemos estar atentos a varios síntomas. Durante la charla se mencionaron diversos indicadores, como las conductas evitativas. Estas pueden manifestarse en el día a día, por ejemplo, eludiendo ciertas situaciones o encuentros, o teniendo dificultades para establecer vínculos cercanos por miedo a ser dañados. 

Otro síntoma significativo es la disociación, que puede incluir fenómenos de despersonalización y desrealización. La experta describe la despersonalización como sentir que uno se ve desde fuera, como si fuera un autómata, mientras que la desrealización se siente como si el entorno estuviera desenfocado o irreal. Estos fenómenos disociativos están a menudo vinculados con experiencias emocionales intensas del pasado.

También son comunes las somatizaciones, que son síntomas físicos sin una explicación orgánica evidente. Aunque pueden aparecer en muchos trastornos, su presencia podría sugerir un microtrauma cuando no hay otra causa aparente.

La disregulación emocional es otro indicativo, que se manifiesta como una dificultad para manejar las emociones, que apareja sentimientos de frustración, baja autoestima, y una sensación de bloqueo. Estas emociones intensas pueden desbordar a la persona y dificultar su capacidad de avanzar.

Rosa Molina y Javier Olivera, en el Centro Fundación Ibercaja. Foto Myriam Martínez
Rosa Molina y Javier Olivera, en el Centro Fundación Ibercaja. Foto Myriam Martínez

La motivación para escribir el libro fue aclarar los conceptos de trauma y microtrauma en el campo de la salud mental, y diferenciarlos de la adversidad diaria. "Por ejemplo, una separación puede ser traumática, pero en la mayoría de los casos, aunque las personas lo pasen mal, no necesariamente generará un trauma", observa.

Añade que podemos tener una vulnerabilidad que nos haga más propensos a experimentar ciertos eventos como traumáticos, que puede ser de origen biológico, psicológico o social, y puede estar influenciada por nuestra red de apoyo.

Rosa Molina insiste en que es fundamental reconocer estos síntomas y, cuando sospechamos que nuestras heridas del pasado nos están afectando intensamente, es crucial consultar con un profesional y recibir un tratamiento personalizado.

Archivado en

Suscríbete a Diario de Huesca
Suscríbete a Diario de Huesca
Apoya el periodismo independiente de tu provincia, suscríbete al Club del amigo militante