“Famosa del mundo entero”, dice el dicho popular, pero quizá no se sepa tanto que la sidra francesa se produce, sobre todo, en dos regiones, la Bretaña y la Normandía, donde se elabora el 90%. El resto se hace en el Loira, Saboya y en el País Vasco francés. Así ocurre desde el siglo XIV. Es la bebida nacional en ambas regiones, un acompañante muy especial e imprescindible para cualquier delicia gastronómica francesa, a la que pocos consumidores pueden resistirse. La rivalidad entre las dos regiones francesas viene de muy antiguo. Concretamente, por la pertenencia del mítico enclave estratégico del Mont Saint-Michel, convertido en símbolo de la lucha histórica entre normandos y bretones.
En Francia, se consume en promedio 5,4 litros de sidra por año y por familia. Bretaña produce el 40% de la sidra francesa. El 8 de Julio de 2014, se le reconoció oficialmente la sidra como patrimonio francés.
Aunque todos asociemos Francia con el champagne o el vino, nada como viajar especialmente por las citadas Bretaña y Normandía para darse cuenta de la importancia que tiene la sidra en el país galo. Pocos conocen que Francia es el principal país productor de sidra en Europa. Y, que el 80% de los consumidores escogen la sidra como acompañante preferido para ciertos platos.
Además, Francia cuenta con una denominación de origen (AOC). Ésta regula la producción basada en manzanas frescas, 18 millones de manzanos de 200 variedades distintas.
También tiene el mérito de ser la sidra más conocida internacionalmente, ya que esa gran producción se ve acompañada y potenciada por un gran mercado y marketing interno. Todos sabemos que, en esto de promocionar y vender sus productos, los franceses son auténticos especialistas. Ya se trate de sus vinos, sus quesos y claro está, también su estupenda sidra.
Esta sidra no se escancia, ni se bebe de pie. Se bebe de manera tradicional en un cuenco de cerámica llamado bolée, en la mesa y durante la comida. puede ser seca, semi-seca o dulce, combinándose indistintamente con los creppes salados o dulces. Éstos normalmente se toman en creperías, dos o tres por comida. Por ejemplo, dos saladas y una dulce, de postre.
Tiene diferentes variedades: dulce, ligeramente azucarada y tiene menos de 3 grados de alcohol. Sidra semiseca: tiene entre 3 y 4 grados de alcohol, y la brut, que está más amarga y tiene aproximadamente 4 grados,
La sidra tradicional se caracteriza por tener un sabor más intenso, un ligero turbio residual natural y un grado de alcohol superior a 4 grados.
Bretaña puede enorgullecerse de dar vida a unas sidras excepcionales. La más famosa se elabora en la región de Cornouaille y lleva su nombre: sidra DOP Cornouaille. Es la única sidra de Bretaña que cuenta con una denominación de origen protegida. Otra sidra excepcional que no puedes dejar de conocer: Royal Guillevic, la única sidra Label Rouge de Francia, de la sidrería Nicol. Tiene la particularidad de estar elaborada únicamente con manzanas Guillevic. Por último, el Domaine de Kervéguen, situado en el norte de Bretaña, produce una cuvée procedente de la agricultura ecológica, denominada Prestige Carpe Diem. ¡Esta sidra se sirve en la mesa del presidente en el palacio del Elíseo desde 1997!