La religiosa oscense María Teresa Añaños Colón ha compartido con sus amistades la hermosa celebración de la festividad de la Inmaculada Concepción en la Diócesis de Grand-Bassam, en Koumassi donde se congregaron más de 1.600 jóvenes para acompañar con la alegría característica de la humildad de los habitantes de Costa de Marfil los rezos que, con bailes y cantos, profundizan más en lo trascendente.
Sor María Teresa Añaños danza, a sus 87 años, con los niños de una manera entusiasta, mientras todo el escenario de la misión se convierte en un lugar en el que profundizar en la alegría que la salesiana de Huesca define como "el ADN" de las monjas y de los jóvenes. La "abuelita" de la misión, como es reconocida en Koumassi, despliega una energía que es magnética, que contagia y que se fundamenta en su concepción de que la riqueza de la misión son los niños y la educación como la gran herramienta para hacer un mundo mejor. Y es capaz además de mantener los ritmos de los pequeños.
El entusiasmo de la fe le conduce de las celebraciones ordinarias semanales a la extraordinaria, como la que en la villa de Don Bosco tendrá lugar bajo el nombre de "Navidad Choco", en la que se podrían congregar el 21 de diciembre más de dos mil personas.
Ha sido un año muy especial para María Teresa Añaños, que ha recibido la Cruz de Oficial de la Orden de Isabel la Católica firmada por el rey Felipe VI y que le fue entregada por el embajador de España en Costa de Marfil, Rafael Soriano, por su compromiso social y su vida ejemplar en sus 43 años de misiones en África. Todo dentro de una vida religiosa que ya asciende a 60 años, por lo que celebró el 5 de agosto las bodas de diamante. Previamente, había viajado a Italia para unas actividades de formación y pasado por Huesca, donde pronunció una conferencia en su Colegio de Santa Rosa en el que se formó.