SOS Adolescentes es una iniciativa del Centro de Solidaridad Interdiocesano de Huesca , que nació en septiembre de 2022 y tiene como objetivo principal la prevención del suicidio y proporcionar un espacio seguro donde los jóvenes puedan expresar su malestar sin ser juzgados.
Noel Torrijos y Óscar Nadal son los responsables de este programa Centro de Solidaridad Interdiocesano, que cuenta con ayudas de diferentes comarcas de Huesca, la Diputación Provincial y La Caixa, entre otras entidades.
PREGUNTA: ¿Cómo nació y cuál es el principal objetivo de SOS Adolescentes?
RESPUESTA: El programa nació en septiembre de 2022 como una iniciativa de salud mental orientada a jóvenes de 12 a 29 años. Surgió como respuesta a la necesidad de trabajar en la prevención del suicidio en adolescentes. Desde entonces, hemos atendido a 225 personas, y este año hemos sumado 78 nuevos casos.
P: ¿Cómo valoras estas cifras?
R: No son pequeñas, la verdad, pero lo veo de manera positiva. Es cierto que, cuanto más se habla de salud mental, más se naturaliza el tema. Nosotros trabajamos mucho en ese sentido, en naturalizar el malestar en los jóvenes. Es importante que se pueda hablar de estas cosas porque, muchas veces, las personas que experimentan este malestar se sienten incomprendidas. Nuestro espacio es un lugar sin juicios, donde acompañamos a los jóvenes y buscamos alternativas más sostenibles para afrontar sus problemas.
P: ¿Qué herramientas y técnicas utilizáis para llevar a cabo esta escucha activa y el refuerzo emocional de los jóvenes?
R: Trabajamos principalmente en la gestión emocional y la comunicación con su entorno, ya sea con su grupo de iguales, familias o profesores. También nos enfocamos en ayudarles a encontrar una utilidad en su vida. Hemos observado dos vías principales que se repiten en los casos: una es el malestar que lleva al suicidio o a conductas autodestructivas, y otra es la pérdida de sentido o utilidad en la vida. Trabajamos en ambas vías, ayudando a los jóvenes a encontrar su función y a sentirse útiles dentro de su comunidad.
P: ¿Cuáles son las causas que llevan a los jóvenes a sentirse poco útiles o a experimentar ese malestar emocional que los pone en una situación tan extrema?
R: Las causas son muchas, pero generalmente se sienten incomprendidos o aislados, a pesar de la hiperconectividad actual a través de las redes sociales. Estas comparaciones constantes pueden generar un sentimiento de fracaso si no se cumplen los estándares impuestos por la sociedad. Trabajamos en la aceptación de que no pasa nada por no cumplir con esos estándares y en encontrar otras formas de orientar su existencia.
Cambios de actitud, volverse más reactivo, o aislarse de los amigos son algunas señales de alarma
P: ¿Cuáles serían esos signos preocupantes y cómo se produce la intervención?
R: Podemos observar cambios de actitud, como cuando una persona deja de disfrutar actividades que antes le gustaban, cambios en su estado anímico, o cuando se aísla de sus amigos. También es preocupante si una persona que antes era más tranquila se vuelve más reactiva en clase, por ejemplo. Ante estos signos, lo importante es mostrarse disponible y acompañar, sin intentar entenderlo todo de inmediato.
P: ¿Por qué vías suelen llegar las chicas y los chicos al programa?
Hay mucha variabilidad, pero es una buena señal que muchos llegan por el boca a boca, recomendados por amigos que han pasado por el programa. También trabajamos mucho con centros educativos de Huesca y su provincia, donde orientadores nos derivan casos. Además, colaboramos con centros de acogida, que también nos derivan personas.
P. ¿Cómo se trabaja con los centros educativos?
R: Es un trabajo muy bidireccional. Nos reunimos con los orientadores y nos comunican si hay algún caso que necesite nuestra intervención. A veces vamos nosotros a conocer a la persona, aunque lo más habitual es que nos deriven el caso y nos pongamos en contacto con ellos a través de WhatsApp o por otro medio.
P: ¿Habéis apreciado algún riesgo específico para los jóvenes por el hecho de vivir en Huesca? ¿Es un entorno propicio o juega en contra?
Creo que es un tema más global. Los datos han ido aumentando en los últimos años, aunque en 2023, según lo que se ha observado hasta ahora, parece que ha habido un pequeño descenso en los casos de suicidio a nivel nacional. Esto podría deberse a que se ha normalizado un poco más el poder hablar de salud mental.
P: ¿Habéis llevado a cabo talleres complementarios o algún tipo de actividad además de la escucha activa?
R: Sí, tenemos tres pilares: la parte terapéutica, que incluye trabajo con la persona y, cuando es necesario, con la familia; los talleres de prevención en institutos, donde abordamos temas como la gestión emocional, el autoconocimiento, el uso abusivo del móvil o sustancias, y la toma de decisiones; y la parte comunitaria, donde ayudamos a los jóvenes a reactivarse mediante la búsqueda de formación, empleo o actividades dentro de la comunidad.
"El suicidio es una solución drástica a un problema; frente a la desesperanza hay que buscar apoyos en la sociedad"
P: ¿Cómo evaluarías la eficacia de este programa?
R: Hasta ahora, muy bien. El número de personas atendidas no ha dejado de crecer, lo cual es positivo. Además, no hemos tenido que lamentar ninguna pérdida, lo cual es muy agradecido. La respuesta de la gente, de los centros educativos y de las familias ha sido muy positiva.
P: Se suele asociar el suicidio principalmente a enfermedades mentales. ¿Es este también el caso entre los jóvenes?
R: No necesariamente. Aunque a veces el malestar esté asociado a alguna dificultad de salud mental, no implica que se necesite pasar por un proceso de salud mental para llegar a ese punto. El suicidio es una respuesta a un malestar creciente, una solución drástica a un problema, pero no tiene que estar relacionado directamente con una depresión.
P: Por último, ¿qué mensaje te gustaría dar a los padres y a los adolescentes que puedan estar pasando por una situación parecida?
R:Que contra la desesperanza hay que buscar apoyos en la sociedad, que hay recursos y que no pasa nada por sentirse mal o pasar por una mala racha. Pedir ayuda está bien, no te hace más débil ni menos valiente.