Tardienta es un pueblo que sabe vivir las fiestas y reivindicar sus tradiciones allá donde haya una oportunidad de juntarse. En una de sus identidades, la estación de tren, decenas y decenas de pequeños y adultos se han concentrado para esperar, cuando la noche ya se había echado, a la comitiva real de la que ha salido del tren en primer lugar Melchor y, a renglón seguido, Gaspar y Baltasar, caras sonrientes en expresión de que la felicidad de las niñas y los niños la hacen suya. Allí se han sentado pasadas las 19 horas en sus Carrozas Reales bien flanqueados por sus pajes, repartiendo caramelos y las certezas de que va a ser una gran noche.
Quizás esas sonrisas escondieran la expectación de que los tardientanos, buenos anfitriones, iban a acompañarles hasta el Belén Viviente con la música además de la Charanga de Tardienta. Y allí han encontrado la razón de ser a su visita al pueblo, la principal -la otra en realidad es cumplir los sueños de la infancia-, que no es otra que adorar al Niño Jesús nacido en Belén en medio de la humildad y la gran misión encomendada por el Padre.
Tras expresar su admiración por la belleza y el ingenio del Belén Viviente, los Magos de Oriente han agradecido a su Estrella que les haya conducido hasta Tardienta, donde en el Centro Cívico han dirigido sus palabras desde el balcón. Palabras de amor y de fe, de esperanza y de ilusión, porque el Niño, el Salvador, ha nacido y ha encontrado muchos otros pequeños, muchas otras pequeñas, que en su inocencia portan la esperanza al mundo.
Todo el pueblo, alborozado, niños, madres, padres y abuelos ha seguido la estela de Melchor, Gaspar y Baltasar, quienes han expresado su compromiso de que, por arte de su magia, por esa manera que tienen de colarse en las casas con un cargamento atraído con el arte de su poder, la mañana del 6 de enero va a ser pletórica en cada hogar de Tardienta. Palabra de los Magos de Oriente.