El domingo posterior a la festividad de la Asunción de María se celebra la fiesta de la Virgen de Torreciudad. Ese día revive una de sus tradiciones más entrañables, el pesaje y presentación a Nuestra Señora de niños nacidos en los últimos doce meses. Este año han participado familias de las cercanas poblaciones de El Grado, Graus, Barbastro, Barbuñales y Santalecina, y otras que veranean en la zona procedentes de ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia, Pamplona, Sevilla y Zaragoza y países como Bélgica, Alemania y Luxemburgo. En total, han sido ofrecidos por sus padres a la Virgen María 33 bebés, 17 niñas y 16 niños, con edades que empezaban en los 4 días de vida de la madrileña Covadonga.
El obispo de la diócesis de Barbastro-Monzón, Ángel Pérez Pueyo, ha presidido los actos de la jornada. "Nuestro pueblo, sencillo y humilde, pero con un olfato divino extraordinario, siguiendo la Escritura, descubre que la verdadera familia de Dios es la que está compuesta por aquellos que buscan, que peregrinan hasta encontrar la voluntad de Dios en sus vidas. Y María es el ejemplo perfecto", ha subrayado en su homilía. En alusión al posterior pesaje de bebés, ha invitado a cada uno de los presentes a "pesar tu corazón y a canjearlo a los pies de nuestra Madre por bálsamo de Dios con el que regenerar y sanar el corazón herido de tantos hermanos nuestros".
Al término de la eucaristía, las familias han recorrido en procesión el sendero de los Dolores y gozos de San José desde la explanada hasta la ermita. Mientras rezaban el Rosario, han acompañado a la imagen peregrina de la Virgen de Torreciudad, réplica de la original, adornada con flores y colocada sobre unas andas de madera. Al llegar, han cantado los antiguos Gozos a la Virgen de Torreciudad y han ofrecido diversos productos de la tierra.
Después, y según manda la costumbre, los padres han hecho el ofrecimiento de la niña o el niño a la Virgen y han igualado el peso de la criatura poniendo ofrendas de sus lugares de origen en el otro plato de una antigua balanza, forjada en hierro y puesta bajo uno de los arcos del porche para la ocasión.
La báscula ha pesado este año aceite, arroz, sandías, melones, naranjas, vino, flores, embutidos y varios productos de huertas aragonesas, catalanas, valencianas y navarras. Desde hace años, estos alimentos se distribuyen después entre familias necesitadas de la zona en colaboración con Cáritas Diocesana de Barbastro-Monzón.
En los actos han participado el alcalde de Secastilla, José Lorenzo Rabal, junto a los cuatro concejales del municipio, la alcaldesa de El Grado, Mª Carmen Obis, con la concejala Margarita Español, el alcalde de Castejón del Puente, Antonio Comps, y la diputada provincial y concejala de Almudévar, Lola Ibort.
"Vemos Torreciudad como algo propio de El Grado por la cercanía, aunque pertenece a Secastilla -ha señalado Mª Carmen Obis-. Este año he visto más gente, y me alegra que coincidamos y nos llevemos tan bien los de aquí con los veraneantes y visitantes". Lola Ibort ha destacado el fervor que ha observado en los actos y el gran número de familias que han participado en el pesaje de bebés, mientras que Antonio Comps es visitante habitual del santuario.
Entre los vecinos asistentes estaba Patro Durán, que tiene 90 años y ha venido desde Ubiergo, "muy emocionada con los recuerdos vividos aquí". Joaquín Durán, también de Ubiergo, ha explicado que han bajado a pie muy emocionados, igual que David Lafuente, que recuerda la tradición familiar de peregrinar a Torreciudad, y Nuria Durán, acompañada de toda su familia. Mari Carmen Torrecilla es de Barbuñales y ha venido con un nieto para ofrecer a la Virgen, mientras que Jesús Cosculluela, de El Grado, ha contado que lleva treinta años llevando a la Virgen.
José Vicente Blanco, de Secastilla, ha dicho que "es una maravilla, hay que volver de nuevo». Emilio Paul es de La Puebla de Fantova, y como ha comentado, "vengo bastante a Torreciudad, tengo muy buenos recuerdos y fui alumno de la Escuela Familiar Agraria de El Grado». Por su parte, José Ramón Torres, de Capella, ha explicado que ha acudido "como siempre, desde crío, en caballería y descalzo, ha sido un revivir emocionante". Ramón y Elena, trabajadores del santuario, estaban felices con el pesaje de su nieto Martín, y muy contentos con su peregrinación estaban Isabel y José Manuel, de Barbastro, que han ofrecido a su hija Nazareth.
Tras la tradicional foto de grupo de todos los padres con sus bebés, los actos han terminado con el popular reparto de La Caridad, piezas de torta elaborada en el horno de Secastilla, municipio al que pertenece el santuario, y vino elaborado en la pedanía de Ubiergo y servido en porrones, gentileza de Bodegas Obergo.