Carlos Oyarzabal: “Deberíamos cambiar el concepto de la enseñanza musical

El director musical de Aibeatz aboga por no tener miedo a implementar el uso de inteligencias artificiales a los modelos de trabajo

Periodista
02 de Marzo de 2024
Carlos Oyarzabal en Huomantech.

Carlos Oyarzabal, director musical de Aibeatz, ha abordado en Huomantech la creación de música urbana a través de esta plataforma, que está dirigida a los vocalistas que hacen música como artistas, a los productores y a los creadores de contenidos.

Oyarzabal ha pedido no tener miedo a implementar el uso de inteligencias artificiales, “porque hay que evolucionar y adaptarlas a nuestros modelos de trabajo”, ha indicado. Como ha señalado, “la IA es cooperación” y “lo que hay que hacer es aprender a emplearla como un elemento más”.

Ha añadido que, como todos los cambios tecnológicos, “al final o te sumas o te pasan por encima”. Pero ha destacado la importancia de la regulación, “hasta dónde y qué se puede hacer, pero hay que seguir la tendencia del crecimiento tecnológico y aplicarlo”, ha insistido.

En este sentido, la Inteligencia Artificial también se aplica a la música, y a través de la plataforma de Aibeatz, ha afirmado Oyarzabal, “hemos puesto nuestro grano de arena”, porque opina que “todavía queda mucho por hacer, muchos campos que estudiar y donde poder aplicarla”.  

Un ejemplo es la vertiente educativa. “Deberíamos cambiar el concepto de la enseñanza musical. La asignatura de música se asocia a un niño con una flauta, y ahora la música ha cambiado mucho. La teoría musical, el consumo de música y el cómo aprender y qué aprender ha variado. Creo que ahí también debería adaptarse”. En este sentido, “esta y otras plataformas pueden ayudar a dar esos primeros pasos para aprender todo este mundo de la composición”.

El encargado del desarrollo musical y diseño sonoro de la plataforma Aibeat ha resumido que lo que han desarrollado es “una tecnología que hace música”, en concreto música urbana. “Lo que hemos hecho es entrenar un algoritmo a base de meter datos y clasificarlos uno a uno en detalle, con parámetros que hemos elegido. Han sido tres años trabajando con la Universidad de Zaragoza y escuelas en Aragón haciendo composiciones de música y clasificándolas en función a sus valores, por ejemplo, emocionales. Lo que entrenamos y conseguimos es que ese algoritmo reconozca que es usan diferentes escalas para distintos valores emocionales”, ha explicado. También ha incluido el estudio de los distintos géneros de música, y se ha obtenido música “no tan fría como la que sale de un algoritmo”.

A través de esta plataforma, “cualquier persona se pude registrar y hacer música sin ningún tipo de conocimiento de solfeo o producción musical”.

Se consiguen “resultados nuevos todo el rato, costumizables. Lo que intentamos -ha explicado Oyarzabal- que es puedas tener composiciones nuevas una y otra vez, y que al final tener puedas tener la licencia de uso de ellas”. Como ha añadido profundizando en este punto, “el contenido creado se puede exportar para trabajar de una manera profesional y tener la licencia de uso. Eso es muy importante, porque hoy en día si tu usas contenido del que no la tienes, te van a penalizar. Nosotros lo que hacemos es música con los derechos de uso para el usuario. La autoría intelectual de todo lo que se genera es del usuario. Se trata de la cooperación, eso quiere decir que no es el resultado de un algoritmo lo que tiene la propiedad de esa creación, sino lo que consiguen llegar a ese resultado por lo que la propiedad intelectual y el derecho de uso es de la persona, que en este caso es el usuario”.

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