El equipo de Gobierno y responsables de los templos consideran que las nuevas tarifas para visitar la Catedral de Santa María y la Iglesia de San Pedro el Viejo no son abusivas, afirman que constituyen la primera actualización desde hace prácticamente un cuarto de siglo y que en absoluto van a perjudicar a turistas ni oscenses. Los precios que entrarán en vigor el 1 de mayo han sido durante meses negociados con el Obispado y han coincidido a la hora de estimar que apreciar que no es preciso sino viajar un poco para "desmontar las argumentaciones" de la edil Rosa Gerbás.
Como primera providencia, los populares recuerdan que las visitas a la Catedral y a San Pedro el Viejo se vienen cobrando desde hace un cuarto de siglo, algo que refrendan los profesionales que trabajan en las dos iglesias desde hace tiempo. "Las estructuras de personal son mínimas", aseguran estas últimas, y no se corresponden "con el servicio que se ofrece a la sociedad, a los feligreses y también a los turistas".
"Pensar que los turistas se puedan 'espantar' por esta actualización es tener en muy poca consideración el valor de estos atractivos en Huesca", asegura una representante de una empresa de guías, que de hecho afirman que los servicios que ofrece el consistorio tenían sentido hace años cuando no había compañías dedicadas a esta promoción, pero hoy no deja de ser "una competencia que hasta se podria calificar". Por cierto, en todos los casos se insiste en que las horas de culto son, como es lógico, gratuitas.
La concejal de Turismo, Nuria Mur, rehúsa la afirmación de Gerbás de que hay problemas para llenar el uso turístico. "El año pasado, prácticamente estuvo lleno casi todas las salidas, tiene una gran aceptación".
La edil, que responderá más profundamente en sede municipal, rechaza también la percepción de caída del turismo en Huesca, "no se corresponde con la realidad, hemos hecho esfuerzos y se están recibiendo los frutos. Los visitantes a la ciudad han aumentado por encima de un doce por ciento" y, añade, no se puede tomar como referencia en estos momentos las consultas a la Oficina de Turismo, y es que cada turista lleva en su bolsillo un programa turístico (en Android o Iphone) y un plano (de nombre, Google Maps).
El debate sobre el turismo en la ciudad está servido, pero lo que admite poca discusión, como señalan desde los templos, es la necesidad de hacerlos sostenibles y esa exigencia en otros lares eminentemente turísticos se resuelven inventariando el patrimonio, calculando los costes de mantenimiento y asignando los esfuerzos propios y ajenos. Viajar es lo que tiene.